Leticia Núñez (ALN).- El PRI quedará “deshecho”, el PAN “muy debilitado” y el PRD “hecho polvo”. Así lo advierte el mexicano Hernán Gómez Bruera, investigador del Instituto Mora, en esta entrevista con ALnavío. Parece que no hay vuelta atrás. México quiere un cambio. Y ese cambio se llama Andrés Manuel López Obrador.
Dice Hernán Gómez Bruera, investigador del Instituto Mora en el campo de la historia y las ciencias sociales, que Méxicovivirá el domingo las elecciones más históricas. Da por segura la victoria de Andrés Manuel López Obrador. “Si uno pondera el resultado de todas las encuestas la posibilidad de que gane es de 99%”, asegura en esta entrevista con ALnavío. A Ricardo Anaya, candidato del Partido Acción Nacional (PAN), y a José Antonio Meade, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), no les concede “absolutamente ninguna opción”.
De cumplirse tal pronóstico, los partidos tradicionales serán barridos. El mapa político mexicano saltaría por los aires. Pero en opinión de Gómez Bruera, dicho escenario ya “se está rehaciendo dramáticamente”. Sostiene que “las identidades partidarias se están alterando muchísimo” y que el sistema de partidos “se está reconfigurando a pasos veloces”.
Tras las elecciones presidenciales del 1 de julio Gómez Bruera considera que lo más probable es que el PRI, que mantuvo el poder de manera hegemónica entre 1929 y 1989, “quede deshecho, con una fracción muy pequeña en la Cámara de Diputados”.
Al PAN tampoco le augura tiempos mejores. Según el investigador, “va a quedar muy debilitado y muy dividido”. Recuerda que el partido se dividió en esta elección “porque Ricardo Anaya impuso su candidatura y dejó muchos liderazgos lastimados”.
“Con una diferencia de casi 30 puntos es imposible que otro candidato gane a menos que hubiera un fraude masivo”
Después está el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el gran partido de la izquierda desde los años 90. “Prácticamente va a quedar hecho polvo”, sentencia Gómez Bruera. Al respecto señala que hace unos días una fracción entera de la formación se pasó a la campaña de López Obrador. “Fue un partido muy relevante que llegó a tener varios gobiernos estatales e incluso gobernó en Ciudad de México, pero va a quedar un cascarón muy pequeño”.
A todo ello se suma que la izquierda gobernaría en México por primera vez en la historia. “De alguna manera, eso también permite completar nuestra transición democrática porque la izquierda nunca ha sido electa democráticamente para gobernar”, señala Gómez Bruera. En su opinión, “mucha gente está harta de los partidos que nos han gobernado y quiere probar una cosa distinta”.
Preguntado por si México está preparado para tener un presidente de izquierda, el investigador mexicano responde seguro: “Sí”. Dice que gobernará una izquierda moderada porque López Obrador “ha ido corriéndose hacia el centro y hay alianzas con cuadros políticos y partidos de todo el espectro político”.
Parece que no hay vuelta atrás. “Hay un clamor de cambio entre la población muy fuerte”.
– ¿Está México ante las elecciones más históricas?
– Sí, sin duda. Probablemente el domingo se votará al presidente que más apoyos haya recibido en la historia de México y que además es uno de los principales líderes sociales y políticos que ha tenido el país en los últimos 50 años.
– ¿Se puede dar por segura la victoria de López Obrador?
– Sí. Si uno pondera el resultado de todas las encuestas la posibilidad de que López Obrador gane es de 99%. Los últimos sondeos, por ejemplo el del periódico El Financiero, le da un crecimiento del mes pasado a este de cuatro puntos. Ningún candidato a la Presidencia había crecido tanto en México en las encuestas en los últimos 20 años. Prácticamente en el proceso electoral la intención de voto por López Obrador creció cerca de 15 puntos.
– En un artículo publicado en el periódico El País, Jesús Silva-Herzog Márquez, analista y profesor del Instituto Tecnológico de Monterrey, define a López Obrador como “el político más raro y más talentoso que ha conocido México en muchas décadas”. ¿Está de acuerdo?
– Es un buen texto. Silva-Herzog ha sido bastante crítico con López Obrador y que él lo califique de esa manera implica que es un político, sin duda alguna, con mucho talento que ha hecho una campaña extraordinariamente buena, en el sentido de que ha sabido hablarle a la gente e interpretar lo que la gente siente. Ha sido una campaña de tierra. Ha visitado el país y lo conoce como nadie, mientras que sus rivales no estuvieron ni cerca de visitar la mitad de los municipios que visitó López Obrador.
– Teniendo en cuenta que es la tercera vez que López Obrador se presenta a las elecciones, ¿podría decirse que es un hombre que no admite el fracaso?
– Es un político perseverante, comparable a Lula da Silva en este sentido. Lula fue candidato cuatro veces. López Obrador va a ganar a la tercera. Son figuras a las que les mueve un impulso y una pasión muy fuerte. Hay mucho de obstinación, sin ser un rasgo negativo de su carácter. Los mexicanos hemos visto a tantos políticos ir y venir. Desde hace 20 años López Obrador viene siendo candidato, ya ni siquiera le llaman López Obrador, le dicen ‘ya sabes quién’. Ellos mismos hicieron una campaña que recordaba cómo terminó siendo el gobierno de Enrique Peña Nieto, el de Felipe Calderón, el de Vicente Fox… y al final decían ‘estaríamos mejor con ya sabes quién’. Era un poco un chiste, pero pegó mucho y a partir de ese anuncio todo el mundo se refiere a él como ‘ya sabes quién’.
“Si uno pondera el resultado de todas las encuestas la posibilidad de que López Obrador gane es de 99%”
– En caso de que gane López Obrador, ¿cómo se va a rehacer el mapa político de México?
– El mapa político se está rehaciendo dramáticamente. Las identidades partidarias se están alterando muchísimo. Hay un gran oportunismo político. El sistema de partidos se está reconfigurando a pasos veloces. Todavía no hemos logrado entender bien qué es lo que está pasando y cómo va a terminar esta historia, pero lo más probable es que el PRI quede deshecho con una fracción muy pequeña en la Cámara de Diputados. El PRI que desde la transición a la democracia en el 2000 siguió siendo el partido con más presencia en todo el país. Luego, el PAN también va a quedar debilitado y muy dividido. Se dividió mucho en esta elección porque el candidato Ricardo Anaya impuso su candidatura y dejó a muchos liderazgos lastimados. Y el PRD, que fue el gran partido de la izquierda desde los 90, prácticamente va a quedar hecho polvo. Hace unos días una fracción entera del partido se pasó a la campaña de López Obrador. Del PRD va a quedar un cascarón muy pequeño. Fue un partido muy relevante que llegó a tener varios gobiernos estatales e incluso gobernó en Ciudad de México, pero lo va a perder.
– Por tanto, ¿no ve a Anaya y Meade con ninguna opción de ganar las elecciones?
– Ninguna, absolutamente ninguna. Lo que veo es que están disputándose el segundo lugar. Durante toda la campaña Anaya aparecía claramente posicionado en el segundo lugar, pero en el último mes Meade ha recuperado terreno. Lograron desprestigiar mucho a Anaya, a quien le salieron muchos casos de corrupción. Y ahora un poco el gran misterio de esta elección va a ser ver quién queda segundo. El PRI practica mucho la compra de votos y puede ser que esto le sirva para ser segundo.
– ¿La emoción entonces está en la competición por el segundo puesto?
– Sí, totalmente. Con una diferencia de casi 30 puntos es imposible que otro candidato gane a menos que hubiera un fraude masivo que tendría un costo enorme. No creo que se atreverían a hacerlo.
– Decía que en ciertos aspectos la perseverancia de López Obrador le recuerda a Lula da Silva. Hay quienes han intentado comparar al político mexicano con Hugo Chávez. ¿Ve alguna similitud?
– Ninguna. Recomiendo el texto que escribí para The New York Times que se llama ‘AMLO, cerca de Lula y lejos de Chávez’. En él se dice: “Aunque López Obrador fue caricaturizado como el gemelo mexicano de Chávez es difícil sostener esos argumentos. Chávez fue un militar que gobernó con una parte importante del poder castrense, mientras que López Obrador está en las antípodas del militarismo. AMLO no tiene un programa de nacionalizaciones ni expropiaciones, tampoco un discurso antiimperialista o anticapitalista. Cuando López Obrador gobernó Ciudad de México de 2000 a 2005 se comportó como un jefe de gobierno moderno y liberal en lo económico: fomentó el capital privado a través de ambiciosos proyectos de inversión pública y privada, tanto nacional como extranjera; promovió desarrollos inmobiliarios, industrias y centros comerciales. Algunos empresarios que trataron con él dijeron que lo recuerdan como un político honesto y un administrador eficiente”.
“El PRI practica mucho la compra de votos y puede ser que esto le sirva para ser segundo”
– Las encuestas también reflejan que mucha gente no está a favor de López Obrador pero sí a favor del cambio…
– Claro, fue lo mismo que pasó con Vicente Fox en el 2000. Mucha gente no se consideraba votante de derecha y votaron por él porque representaba el cambio. Lo mismo va a pasar con López Obrador. Mucha gente no se considera votante de izquierda ni de centro-izquierda pero lo ven como una opción de cambio. Mucha gente está harta de los partidos que nos han gobernado y quiere probar una cosa distinta. Unos lo hacen con dudas, es cierto, pero también quieren darle esa oportunidad. De alguna manera, eso también permite completar nuestra transición democrática. En México hubo una transición democrática por la derecha, pero la izquierda nunca ha gobernado. Nunca ha sido electa democráticamente para gobernar. Cuando López Obrador lo intentó en 2005 el propio régimen le puso una serie de trabas para sacarlo de la jugada. Ahora ha llegado el momento.
– ¿Está preparado México para tener por primera vez un presidente de izquierda?
– Sí, creo que sí porque además es una izquierda moderada. Ha ido corriéndose hacia el centro. Hay alianzas con cuadros políticos y partidos de todo el espectro político, entonces al final de cuentas será una coalición de centro-izquierda.
– ¿Qué país recibirá López Obrador?
– Un México anegado por la violencia. Desde que Calderón declaró la guerra contra el narco ha habido cerca de 170.000 muertes. El crimen organizado es un problema serio. Un país que además está renegociando el TLCAN con Estados Unidos en circunstancias muy difíciles. Con una herencia de corrupción enquistada en el sistema y que va a ser difícil acabar con ella de la noche a la mañana. El sistema es corrupto por naturaleza. López Obrador cree que con su ejemplo de honestidad va a contagiar al resto de la clase política del país pero eso no es verdad. Es una arenga político-electoral. Es uno de los grandes problemas del país. Más los cerca de 50 millones de personas en la pobreza.
– Combatir la corrupción es una de sus promesas estrella. ¿Confía en que pueda conseguirlo?
– Ahí es donde más hay que definir el cómo. Es uno de los grandes retos, pero no tengo duda de que el tema va a ser prioritario y que con voluntad política sí se puede hacer bastante.
– ¿Ve a López Obrador con voluntad política?
– Totalmente, su trayectoria lo avala en ese sentido. No es alguien que esté en la política para robar. Si fuera así, ya lo habrían apartado, no le hubieran dejado ni siquiera ser candidato.
– Donde ha generado bastante desconfianza es en el ámbito empresarial…
– Sí, en un sector de los grandes empresarios que han hecho negocios al amparo del régimen. No es que haya una opinión generalizada de que el empresariado del país esté en contra de López Obrador. Algunos le apoyan. El que va a ser jefe de gabinete es un empresario, Alfonso Romo. No es como en 2006. Entonces sí que hubo un rechazo más generalizado por parte de los empresarios. López Obrador hizo un trabajo interesante de acercamiento. Ha hablado con inversionistas extranjeros para tranquilizarlos, dice que la economía se va a manejar con responsabilidad, que el país no se va a endeudar excesivamente, que se va a respetar la autonomía del Banco Central… Hay más tranquilidad incluso entre los inversionistas de fuera que en los de dentro, que suelen estar más contaminados con prejuicios ideológicos. Ha habido más gobiernos de izquierda en América Latina y saben que no es el fin del mundo, salvo casos excepcionales como Venezuela y Nicaragua.
– ¿El nombramiento de Alfonso Romo es una apuesta por la moderación?
– Tiene que ver con hacer una coalición amplia que le permita gobernar. Creo que López Obrador no pretende ni le conviene gobernar con los empresarios en contra porque en el fondo a cualquier mandatario le interesa que la economía crezca, que haya inversión privada y pública… Fue una apuesta electoral exitosa porque le permitió mostrar un perfil más moderado. Y, por otro lado, es parte de una estrategia para asegurar la gobernabilidad.
– Otro de los temas calientes es el Aeropuerto de Ciudad de México. ¿Qué puede pasar?
– Había una discusión sobre la viabilidad de construirlo en una zona de suelo que se está hundiendo. López Obrador y su equipo decían que esas condiciones hacían muy caro que se construyera ahí. Dijo que revisarían los contratos y decidirían si se hacía o no, porque además había muchas sospechas de corrupción. Él propuso la opción de construirlo en Santa Lucía, donde se ahorrarían recursos, y mantener el actual aeropuerto en funciones. Al final, hubo mucho rechazo de los empresarios y la cosa quedó en que el aeropuerto se iba a concesionar a un privado. Creo que esa es la solución que finalmente va a terminar materializándose.
– ¿Será la economía uno de los grandes retos para López Obrador?
– Lo que hará de entrada es reducir el gasto superfluo, reducir la corrupción en todas las áreas de gobierno, bajar los sueldos que ganan los funcionarios de alto nivel, recortar personal de donde no se necesite y así ahorrar unos 500.000 millones de pesos. De ahí saldría dinero para muchos proyectos de inversión, infraestructuras… Otro reto es conseguir que México sea relativamente autosuficiente en la producción de alimentos y de gasolina. Impulsar la pequeña agricultura es otro tema.
– De todos los desafíos, ¿cuáles son los más urgentes?
– El combate a la violencia. Después, dominar el aparato público porque mucha gente que va a entrar no tiene experiencia de gobierno previa. La curva de aprendizaje va a demorar un cierto tiempo. Va a haber muchas expectativas en lo social y necesitará dar resultados relativamente pronto porque donde más se le va a exigir a López Obrador es en el combate de la pobreza y la desigualdad por ser alguien que viene de la izquierda.
– ¿Qué balance hace del gobierno de Enrique Peña Nieto?
– No es positivo. Es un mandatario que no llega a 20% de aprobación. No logró que la economía mexicana aumentara, a pesar de que se vendió como un gobierno que gracias a las reformas en el ámbito energético, tributario y de las telecomunicaciones iba a hacer que el país creciera. Seguimos creciendo a tasas muy mediocres y no hemos logrado un crecimiento alto. Por otro lado, hubo una corrupción galopante que fue evidente desde pronto. En el segundo año de su gobierno ya sabíamos que era un presidente corrupto cuando vimos que la casa que se había comprado en Las Lomas (Ciudad de México) no estaba a su nombre sino al de un contratista que había sido la empresa consentida de Enrique Peña Nieto cuando fue gobernador del estado de México. El otro acontecimiento que le afectó mucho fue la matanza de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Conmovió a la opinión pública. Nunca se supo bien qué había pasado, intentaron vender la idea de que los cuerpos habían sido calcinados por el narcotráfico, pero hay serias sospechas de que el Ejército estuvo involucrado. Esto le hizo perder a Peña Nieto toda la credibilidad. Nunca supimos la verdad de lo ocurrido.
– Con todos estos elementos, ¿el cambio es más que necesario?
– Sí, hay un clamor de cambio entre la población muy fuerte. No se había dado desde hace mucho tiempo. La gente quiere cambio.