Antonio José Chinchetru (ALN).- Más allá del destino de los restos mortales del dictador Francisco Franco, en la sociedad española no existe nada parecido a un consenso sobre qué hacer con el Valle de los Caídos. Tampoco hay acuerdo entre los partidos políticos. Las propuestas van desde transformarlo en un “cementerio nacional” hasta la demolición de todo el conjunto.
Un encuesta publicada por el diario La Razón la semana pasada reflejaba que 50,5% de los españoles son partidarios de que el Valle de los Caídos permanezca como en la actualidad, con independencia de si los restos de Francisco Franco siguen allí o son trasladados (Ver más: Dónde mueren y dónde entierran a los dictadores de Iberoamérica y el Caribe). La otra mitad de la población se reparte a partes casi iguales entre dos opciones contradictorias entre sí. 23,6% se muestra partidario de que se convierta en un memorial de la Guerra Civil, mientras que 21,6% defiende que hay que demolerlo. La división de opiniones entre los partidos políticos es todavía mayor.
No hay acuerdo ni entre las filas socialistas, cuyo líder ha cambiado de opinión de un día para otro. La postura oficial del PSOE se fijó en diciembre del año pasado, cuando presentó una propuesta de reforma de la Ley de Memoria Histórica que afectaría directamente al Valle de los Caídos. La idea era transformarlo en “un lugar de información, conocimiento, identificación, dignificación y homenaje de aquellos cuyos restos se encuentran allí inhumados”. En total, hay 33.000 fallecidos en la Guerra Civil, de los dos bandos, enterrados en el lugar.
Los socialistas han insistido mucho tiempo en “resignificar el lugar”
Los socialistas han insistido mucho tiempo en “resignificar el lugar”. En una entrevista publicada por Europa Press el pasado 21 de agosto, el ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, dijo: “Si asumimos que ya existe este lugar y asumimos, como ha ocurrido con los campos de concentración nazis, que se han mantenido para que la gente no olvide el horror o no olvide determinadas cosas, desde ese punto de vista, entiendo que sí puede ser un lugar donde se intente dar otra visión de lo que fue el final de la Guerra Civil y la posguerra”.
El pasado martes, sin embargo, se produjo un giro de 180 grados. El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, cambió de opinión tras visitar Chile. Dijo a los periodistas que le acompañaban en la gira latinoamericana que no es posible “resignificar” el lugar. Se mostró partidario de convertirlo en un cementerio civil y respetar la Basílica Benedictina que hay allí. Este sábado tuvo que aclarar que no contempla demoler la cruz de 150 metros de altura que corona toda la estructura y se ve desde varios kilómetros de distancia.
Propuestas de demolición total o parcial
El principal socio parlamentario de los socialistas, Unidos Podemos, no comparte la última idea de Sánchez. El pasado 13 de julio presentó una proposición de ley “de memoria democrática” que contradice este plan. Plantea dejar sin efecto el convenio que cedió la gestión de las instalaciones de la Basílica a los monjes benedictinos y además realizar “posteriormente las acciones necesarias para desacralizar este espacio monumental”. El objetivo es la “resignificación” del lugar para convertirlo en un “lugar de memoria donde se expliquen los crímenes del franquismo”.
No sólo quieren que la basílica deje de ser un lugar de culto. También proponen que desaparezca la cruz, símbolo cristiano al que el texto presentado por la formación de Pablo Iglesias considera incompatible con la democracia.
En concreto, la proposición de ley dice: “Se procederá al desmantelamiento o demolición de aquellos elementos incompatibles con un Estado democrático, entre los que cabe destacar la monumental cruz-espada cuyo mantenimiento haría imposible el citado proceso de resignificación”.
Tanto ERC como el PNV se han mostrado partidarios de la demolición de la totalidad del conjunto
Tanto Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) como el Partido Nacionalista Vasco (PNV) se han mostrado partidarios de la demolición de la totalidad del conjunto. Gabriel Rufián, portavoz adjunto de ERC en el Congreso de los Diputados y conocido por sus formas provocadoras, dijo la semana pasada: “Por nosotros lo dinamitaríamos o lo cederíamos al PP y Ciudadanos, que seguramente lo quieren como sede para sus partidos”, según informó Servimedia. El portavoz parlamentario del PNV, Aitor Esteban, dijo: “Fue un edificio construido con trabajo forzado de prisioneros. Yo lo que haría es demolerlo”.
Una postura muy diferente es la de Ciudadanos. A lo largo de este verano, Albert Rivera y otros dirigentes de la formación naranja han insistido en una propuesta distinta. Su idea es trasformar el Valle de los Caídos en una suerte de “cementerio nacional” similar al de Arlington en EEUU. Este camposanto militar está reservado a quienes murieron en diferentes guerras o prestaron valiosos servicios al país en distintos conflictos. Además de las tumbas, en sus instalaciones se levantan diferentes memoriales.
Uno de ellos, precisamente, está levantado en memoria de los fallecidos del bando confederado en la Guerra de Secesión. Aunque en un principio Arlington no acogió los restos de soldados sureños, en 1901 fueron trasladados al lugar los cuerpos de 482 militares de la Confederación muertos en el conflicto civil estadunidense.