Reinaldo Iturbe (ALN).- Elecciones parlamentarias y presidenciales libres. Eso pide Estados Unidos para Venezuela a cambio de levantar las sanciones. “Lo hemos dicho siempre”, reiteró el jueves el embajador James Story.
Los puentes no están rotos. Pese a la fractura en varios toletes de la oposición venezolana y la consolidación de Nicolás Maduro en el poder, todavía existe una ruta posible. Viable. Sin costos en vidas humanas y sin fusiles: elecciones verificables, justas y libres. Ese ha sido el único objetivo de las sanciones de Washington contra Caracas, y no el de la fantasía de la intervención militar que buena parte de la oposición alimentó por acción en algunos casos y por omisión en otros.
Pero las sanciones han sido abiertamente ineficaces para destronar a Maduro, y la economía ha pagado los costos de las sanciones, particularmente Petróleos de Venezuela (PDVSA). La aguda crisis de recesión no empezó con las sanciones, pero se agravó con ellas. Insistir en lo contrario sería absurdo, así como también es un desatino decir que las sanciones provocaron todo el cuadro de recesión e hiperinflación de Venezuela.
El último estudio de Anova, llevado a cabo bajo un Diseño de Regresión Discontinua, evidencia que “aun cuando la estrategia de sanciones contra PDVSA es responsable -sólo parcial- de la caída observada en la producción petrolera y, con ello, de los ingresos fiscales y externos de la economía venezolana, no existe evidencia de que las sanciones hayan tenido un efecto negativo sobre la disponibilidad de insumos humanitarios básicos”.
Pero más adelante, el estudio concluye que “las sanciones financieras sobre PDVSA de agosto de 2017 tuvieron un impacto sobre la capacidad de producción petrolera. Sin embargo, la caída acumulada en los 28 meses posteriores a agosto de 2017 puede ser atribuida sólo parcialmente al efecto de las sanciones. Este reporte estima que el impacto inmediato sobre la producción petrolera fue una caída de 6,2%, mientras que el cambio de tendencia que puede atribuirse a las sanciones fue responsable del 45,2% de la caída total acumulada” entre 2017 y 2019.
A propósito del impacto de las sanciones, el embajador de Estados Unidos para Venezuela, James Story, dijo este jueves en su cuenta de Twitter que “las sanciones están para obligar a un cambio de actitud del régimen (de Maduro) contra su propio pueblo. Siempre hemos dicho que estamos dispuestos a levantarlas si hay un camino de elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas”.
La oferta de Story no es gratuita. El diplomático está reforzando un discurso. Una estrategia compartida con la Unión Europea y el resto de la comunidad internacional. Oposición y gobierno deben sentarse a negociar seriamente las condiciones de futuros procesos electorales. Así -y sólo así- Washington se dispone a aliviar su paquete de sanciones. ¿Quién le pone el cascabel al gato?