Oscar Medina (ALN).- Tras muchos años distribuyendo cigarros Premium de Centroamérica y República Dominicana, un emprendedor venezolano decidió crear sus propios tabacos para ocupar un segmento de mercado desasistido debido a la crisis económica. Se llaman Black Rhino y llegan a Venezuela desde fábricas nicaragüenses.
Germán Núñez se aficionó a los tabacos en 1990, cuando, recién graduado de la universidad, comenzó a trabajar como abogado en la industria petrolera. Y como muchos en la Venezuela de entonces fumaba lo que se conseguía en el mercado: tabacos cubanos. Originales y también, por supuesto, falsificaciones mientras educaba el paladar.
Calcula que habrá pasado alrededor de 15 años como consumidor habitual de Habanos hasta que un día decidió “divorciarse” de los puros de la isla. En su opinión, ya no le resultaban satisfactorios. Asuntos de calidad, dice hoy. Problemas de manufactura. Curiosidad por buscar otras opciones de sabores.
Las pocas propuestas de tabaco venezolano no le parecieron atractivas, así que aprovechando algunos viajes a Estados Unidos decidió experimentar en la vasta oferta de tabacos no cubanos. Es decir, dominicanos, hondureños, nicaragüenses. Y ahí sí encontró lo que buscaba. Tanto que decidió emprender un negocio.
Aunque en estos tiempos parece una apuesta arriesgada los primeros resultados han sido positivos: los Black Rhino gustan
En 2008 fundó Panatrading, una empresa importadora de tabacos de Centroamérica y República Dominicana que rápidamente se propuso operar bajo un esquema de representación exclusiva. Hoy Panatrading, en efecto, es el distribuidor exclusivo para Venezuela de 15 marcas de Nicaragua, Honduras y República Dominicana, entre ellas algunas de la importancia de Arturo Fuente, AJ Fernández, Toraño, Alec Bradley, Rocky Patel y La Flor Dominicana.
El asunto es que el foco de su negocio es también una pasión. Y la crisis económica de Venezuela le abrió la puerta a la materialización de algo que hasta ahora sólo se planteaba como una aspiración: tener su propia marca de tabacos.
Ya lo hizo: se llama Black Rhino y está en el mercado desde febrero de este año.
De Estelí a Caracas
“Es la primera marca de tabacos venezolana cuyos productos se hacen en Nicaragua, con materia prima 100% nicaragüense y totalmente a mano”, advierte Núñez. ¿Y cómo se logra algo así?
En el mundo de los tabacos no cubanos existen dos maneras básicas de operar: están las casas con larga o mediana tradición que son dueñas de plantaciones y de fábricas y desarrollan sus propias líneas. Y están las marcas que nacen por iniciativa de inversionistas que tienen una idea de lo que quieren y encargan a una fábrica en particular la manufactura del tabaco.
Gracias a sus conexiones como distribuidor exclusivo de tantas marcas, Núñez tocó la puerta de la fábrica El Galán, de Nicaragua. Y expuso su proyecto a Félix Mesa, el maestro ligador y propietario de El Galán. Y así, tras probar algunas ligas (liga se refiere a la “receta”, a la mezcla de hojas) que viajaban desde la zona tabacalera de Estelí a Caracas, quedó definida la primera línea de los tabacos Black Rhino.
Que el nombre de Félix Mesa esté involucrado en esto es un acierto: es una figura respetada en su condición de conocedor y maestro del tabaco, tanto que en paralelo al manejo de El Galán desde hace algunos meses acordó con Arturo Fuente encargarse de la fábrica con la que esta marca que tradicionalmente ha operado en Dominicana ahora regresa a Nicaragua, la “nueva” tierra prometida del tabaco.
Y no sólo es un asunto de prestigio. El trabajo con Mesa hizo posible que Black Rhino lograra la combinación que buscaba Núñez: un tabaco de excelente calidad en cuanto a construcción y sabor pero que al mismo tiempo pudiera ser una opción relativamente económica para el fumador venezolano (en torno al equivalente de tres dólares).
“Black Rhino es un tabaco de fortaleza media, con una liga que se adapta al paladar venezolano y que está pensado como un tabaco que se puede fumar a diario”, explica Núñez.
En este momento se comercializan tres líneas diferentes del Black Rhino, la hecha por Mesa y dos más que también constituyen un respaldo importante al proyecto de Núñez: la marca estadounidense Alec Bradley desarrolló el otro par de ligas y se encargará de otras dos que llegarán a Venezuela este mismo año.
Que el nombre de Félix Mesa esté involucrado en esto es un acierto: es una figura respetada en su condición de conocedor y maestro del tabaco
“Alec Bradley es una marca muy conocida en Estados Unidos. No tiene fábrica propia pero sus tabacos los hacen en fábricas de Nicaragua y Honduras”, precisa Núñez.
En Caracas no sólo se gestó la idea. El concepto gráfico inicial de Black Rhino parte de una ilustración hecha por Fabiola, la hija de Núñez. Y la imagen definitiva de las anillas –de distintas combinaciones de colores- es obra del artista cinético Rodrigo Machado Iturbe con asesoría del exfotógrafo de moda Blas Pifano, quien ha acompañado a Núñez en todo el proceso. El empaque también es local: son cajas de cedro –de 10 y 20 unidades- con un diseño utilitario (también funcionan como cenicero) fabricadas por 20 20 Humidors, una firma venezolana especializada en humidores y accesorios de madera para fumadores de tabacos.
Aunque en estos tiempos parece una apuesta arriesgada los primeros resultados han sido positivos: los Black Rhino gustan. Y están ocupando un espacio interesante en un mercado en el que ya no hay un distribuidor de Habanos legítimos y en el que los tabacos venezolanos aumentan los precios sin incrementar –en líneas generales- la calidad.
¿Black Rhino se quedará sólo en Venezuela? No: “Ya hice algunas exploraciones en Aruba y Curazao y hay interés allí”. Pero ese, claro, es el próximo paso.