Mariveni Rodríguez (ALN).- El veganismo, como forma de vida. Como una manera comprometida de estar en el mundo. Una postura ética, que no postureo. La joven emprendedora mexicana Andrea Núñez concibe así su nueva vida en este ámbito y su marca Sambar. Una firma de bolsos veganos de lujo, cuya esencia inspirada en el diseño latinoamericano, viene a competir con la marroquinería de grandes marcas que se han subido a este carro del veganismo.
Andrea Núñez se deja la piel, literalmente, por la protección de los animales. Su transformación al vegetarianismo comenzó hace seis años y desde hace tres arropa el veganismo en toda su extensión. “En España están muy casados con el cuero y la piel de animal porque es el sello de calidad de los españoles, así como el jamón o la tortilla. Están muy orgullosos de su marroquinería”, comenta esta emprendedora mientras aboga por los materiales sustentables.
Andrea Núñez es diseñadora de moda. Creó una marca pequeña de bolsos en México. Era un momento en que el veganismo no actuaba sobre este sector, por lo que ella se anticipó. Vio que sus creaciones tenían una buena respuesta en el mercado y decidió viajar a España para estudiar un máster en Administración en el Instituto de Empresas (2018). “Pero me enamoré de Madrid. Y aunque la idea era regresar a México, me quedé. Pensé en traerme la marca, pero teniendo la fábrica en México, no tenía el control de calidad deseado y decidí crear una nueva marca para el mercado español y europeo”.
Relata que no es fácil la competencia. Que en Europa existe un trabajo de marroquinería muy importante y que detrás hay marcas muy posicionadas (Loewe, Louis Vuitton, Dior). “Todas tienen aquí un producto en cuero relevante donde la calidad es muy exigente”.
“Decidí salir y competir con una marca de bolsos de lujo y vegana. Con una gran diferencia: mis raíces latinas. El lanzamiento tuvo que ser virtual por la pandemia. Recuerdo que enviamos el desayuno a casa a los periodistas, con unos llaveros para que pudieran tocar el material y un catálogo”.
Prendas elaboradas con plástico recuperado del mar Mediterráneo
La esencia de Sambar es trabajar con cualquier material sintético, sostenible, que no sea animal. “Trabajamos el plástico recuperado del Mediterráneo. Una vez procesado, se hace un hilo y la base de la tela con un porcentaje de algodón orgánico. Así, este producto prescinde del cuero animal y nos permite grabar encima cualquier diseño: un reptil, un leopardo, una serpiente que emula perfectamente el acabado de una piel de animal, pero no matamos a ninguno”.
El logo de Sambar es un ciervo… “Pero en realidad es una, dos ramas de un árbol que, juntándolas y contraponiendo una a otra, construyen la figura del cuerno de un ciervo”, describe emocionada.
“Hacer algo en el veganismo sin experimentar la frustración es muy importante. Gracias a Dios hay competencia en la cultura sostenible y vegana. Cuando empecé en México no había productos ni marcas. Ahora hay más de 20 firmas competitivas. Sambar es, además, un producto de luxe y en esto soy de las primeras. El veganismo estaba muy casado con la cultura hippie y peleado con el lujo. Ahora conquistamos el mundo de otra forma, como cuando te pones un Rolex; todo cambia”.
Andrea cuenta que tuvo que viajar a Ubrique, Andalucía, para conocer las fábricas de marroquinería, ver los productos, hacer pruebas con los nuevos materiales y convencer a los españoles de que era posible producir este material.
“Llevé varias muestras. Todos los responsables de las fábricas me decían que no era posible lograrlo, que no trabajaban con esto porque este material es diferente a las pieles: el hilo, el corte, la presión de las máquinas, lo sintético tiene una elasticidad distinta, como el algodón orgánico. Hicimos muchas pruebas, un año de ensayo y error. Es el camino de todo emprendimiento”, confiesa Andrea al explicar que, de momento, tiene un solo diseño de pieza exclusiva y en varios colores pero que la idea es producir más modelos. “Según vaya viendo la respuesta que vaya obteniendo el producto, escaladamente”.
Madrid, una ciudad escondida, como el veganismo
Ella considera que España, como Inglaterra, Italia y Francia, estará entre los mercados europeos donde el veganismo ya no es una moda. “Madrid tiene una belleza escondida, es preciosa, su oferta de museos, su mezcla de cultura. Es una ciudad donde no te sientes extranjero, pero sí emigrante. También es una ciudad que te hace sentir como en casa. Aspiro para esta ciudad que cada día sea más sostenible”, concluye.
Sin dudar, Andrea Núñez ha tomado consciencia de esta tendencia de vestir cruelty free. Ella representa a esta nueva generación de jóvenes que vive como piensa y piensa como vive. Su máxima: que nadie salga perjudicado, ningún animal, ni el planeta. Porque vender que sólo los productos de calidad son buenos porque están hechos con el cuero de un animal es un mito. Para ella el veganismo es una ética que cuida todo lo que consumimos, desde la gastronomía hasta el vestir. Y esto sí que no es una leyenda, es una tendencia que ya es parte de nuestra mochila. “Mi mochila, bueno, mi bolso, parece de piel de cocodrilo, pero es de material orgánico certificado, hecho a mano”.