Leticia Núñez (ALN).- Fernando García Casas, secretario de Estado español de Cooperación, subraya la importancia de buscar “políticas integradoras y la unión entre países vecinos” en Latinoamérica. “Nadie se puede enfrentar solo a los retos, hay que hacerlo con quienes comparten una visión del mundo”, agrega. Ya decía Pablo Neruda que “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. Tampoco las relaciones entre España e Iberoamérica son las mismas que en los últimos 25 años. Un cuarto de siglo en el que la democracia llegó a ambos lados del Atlántico, se realizaron las grandes reformas macroeconómicas y se redujo la pobreza. En América Latina había terminado la llamada década perdida. Mientras, España celebró unos Juegos Olímpicos e inauguró su primer tren de alta velocidad. La pregunta es inevitable: ¿ha sido todo bueno en estos años? “Ciertamente no, queda mucho por hacer”. Son declaraciones de Fernando García Casas, secretario de Estado español de Cooperación Internacional y para Iberoamérica. Entre los retos pendientes, dice, se encuentra el de controlar la evasión de capitales, mejorar la calidad de la educación, la seguridad ciudadana, y “más y mejor innovación”, entre otros. Para conseguirlo, la receta que propone es clara: una mayor integración.
Es un tiempo para afianzarse con los que son próximos y reflexionar”, aseguró García Casas
“Nadie se puede enfrentar solo a los desafíos globales. Hay que hacerlo con quienes comparten una visión del mundo e intentar influir en las grandes corrientes políticas internacionales”, aseguró García Casas en una conferencia en la que analizó los últimos 25 años de relaciones entre España e Iberoamérica, con motivo del 25º aniversario de la Casa de América de Madrid.
Tras instar a los países de Latinoamérica a “evitar el aislacionismo”, subrayó la importancia de buscar “políticas integradoras y la unión entre naciones vecinas”. Ante esta situación, el diplomático español abogó por “el integracionismo”. No obstante, lamentó que este fenómeno “está sometido a ciertas críticas y tensiones” como consecuencia del Brexit, el auge de los populismos y “el dilema ético, jurídico y económico de qué hacer con las oleadas de emigrantes y refugiados”.
En su opinión, “es un tiempo en el que se ponen en cuestión muchas certezas construidas”. Después de advertir que “lo ganado (en materia de integración) se puede perder”, García Casas aseguró que son varias las evidencias que quedan y se pueden proyectar del ejercicio iberoamericano en los últimos 25 años. “Empecemos por lo negativo: no somos una comunidad económica, ni una unión aduanera, pero los flujos de comercio e inversión son crecientes”.
García Casas aboga por un “mayor integracionismo” en América Latina Twitter: EspacioOEI
Y continuó: “No somos una comunidad al estilo de la Commonwealth, donde hay un solo jefe de Estado, pero sí somos un ejercicio de multilateralismo igualitario, cooperativo y democrático, y que ha ido construyendo acuerdos y firmando tratados”.
“Nunca pretendimos ser iguales”
Asimismo, destacó los valores e intereses compartidos entre España e Iberoamérica y la ausencia de fracturas religiosas o culturales “tan dramáticas como las que estamos viendo en otras regiones”. “Somos diferentes, nunca pretendimos ser iguales. Hemos ido construyendo nuestra institucionalidad de forma gradual, viendo dónde había suficiente agua para navegar y dónde no”. Y a pesar de las discrepancias, dijo, “no hay conflictos”. De hecho, el último, en Colombia, “está felizmente superado” tras la firma del acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC.
Pero no solo eso. Para García Casas también “es un tiempo para afianzarse con los que son próximos y reflexionar”, puesto que “estamos ante un futuro muy abierto”. Según el secretario de Estado de Cooperación Internacional, las principales fortalezas con las que cuenta la región son la posibilidad de tener un diálogo político, tanto bilateral como regional o subregional, así como de aprovechar las oportunidades económicas que ofrece la globalización.
Somos un ejercicio de multilateralismo igualitario, cooperativo y democrático”
Más fortalezas: los flujos migratorios. “Siempre hemos sido países de recibir y enviar emigrantes”, dijo, para poco después vaticinar: “El mundo se va a parecer mucho a lo que hoy es América Latina”. Tampoco se olvidó García Casas de la cultura. “Como decía Enrique Iglesias (exsecretario general iberoamericano), en eso no somos pobres. Las industrias culturales aportan del 6% al 10% del PIB”. La sociedad, la cooperación y las cumbres Unión Europea-Latinoamérica completaron su lista.
¿Qué imagina para los próximos 25 años?
Para García Casas, el futuro de Iberoamérica debe pasar por la creación de un programa de movilidad académica entre profesores y alumnos. Es decir, “un gigantesco programa Erasmus”. También por una mayor adquisición de dobles nacionalidades (de bolivianos en Chile o de nicaragüenses en Costa Rica, por ejemplo) y por aunar fuerzas entre todos los actores. “Debemos esforzarnos por no dejar a nadie atrás: ni a las minorías, ni a los pobres, ni a los discapacitados ni a las poblaciones originarias”, añadió.
Y es que ahora, concluyó, “nos necesitamos los unos a los otros. Ya saben que existimos. Se trata de que nos tengan más en cuenta”.