David Placer (ALN).- Hace tres años, el venezolano Alfonso La Cruz pasaba los veranos en España con trabajos precarios como camarero o albañil. Ahora, abre los conciertos multitudinarios de Operación Triunfo, un concurso de cantantes de la televisión pública en el que nunca había participado ningún venezolano y que lo ha lanzado al estrellato.
Alfonso La Cruz lanzó el viernes 26 de julio su primera canción. O single, como se conoce en la industria. En apenas cinco días, el video de “Nadie te va a querer” cuenta con más de 500.000 reproducciones en YouTube, todo un logro en una industria musical saturada e hipercompetida.
Alfonso decidió abandonar Venezuela con apenas 19 años, después de que fue secuestrado en su casa de la playa por un grupo de delincuentes para robarlo. Apenas cursaba el cuarto semestre de Comunicación Social en la Universidad Santa María, en Caracas, cuando decidió dejarlo todo para probar suerte en España. Se había dado cuenta de que estaba preso en un país donde no podía hacer con libertad lo que aspira cualquier joven de su edad: estudiar, salir, disfrutar, viajar a la playa o ir de discotecas.
Alfonso llegó a España a buscar trabajo como cualquier otro inmigrante venezolano de su edad: camarero, vendedor de inmuebles o albañil. Ahora, abre los multitudinarios conciertos de Operación Triunfo en España
Cualquiera de esas actividades ponía en riesgo su vida, así que en diciembre de 2015, decidió comunicarle a su madre que abandonaba el país rumbo a España. La noticia cayó por sorpresa en su familia, que intentó disuadirlo, pero Alfonso, un muchacho decidido, ya había montado su plan y comprado el pasaje.
Alfonso llegó a España a buscar trabajo como cualquier otro inmigrante venezolano de su edad: camarero, vendedor de inmuebles, albañil, vendedor de alimentos en un supermercado. Lo probó casi todo porque necesitaba un ingreso constante. Pero, mientras trabajaba para pagar las facturas, asistía a todos los castings de la televisión.
“Iba a las discográficas, pero mi trabajo no interesaba. Me entrevisté con algunos cargos de Universal (una de las mayores casas discográficas internacionales), pero todas las puertas estaban cerradas. Fui a los castings de los programas de televisión La Voz y Factor X, pero nunca tenía suerte. Apenas pudo llegar a la segunda fase. Y eso no era un gran logro cuando hay hasta siete fases antes de ser el elegido para cantar en televisión”, explica Alfonso La Cruz, actualmente residenciado en Madrid.
Pero con el casting de Operación Triunfo, tuvo un destino distinto. La vida de Alfonso se transformó por completo cuando entró en uno de los platós de una productora de Televisión Española.
Rodeado de pantallas circulares, debía leer el veredicto final de los jueces en voz alta. En ese momento, había llegado mucho más lejos que en cualquier otra ocasión. Estaba entre los 25 cantantes jóvenes seleccionados entre más de 16.000 participantes. Y a un paso de cantar en televisión, su gran sueño.
“Viniste a España hace tres años y no se puede decir que lo hayas tenido muy fácil este tiempo. Dejaste atrás la familia, los estudios y te costó mucho encontrar trabajo”, leía el joven Alfonso, con su camiseta blanca y sus jeanes, frente a las cámaras de televisión que transmitirían la escena a toda España y a todo el mundo a través del canal internacional de Televisión Española.
“Al final, tus clientes te quieren por tu alegría y tu perro Lolo también. Pero sentimos ponerte triste, porque no vas a poder pasear a Lolo. Felicidades. Eres uno de los 18 finalistas”, leyó Alfonso en el estudio de televisión.
En ese momento, el joven venezolano se quebró. Sus piernas dejaron de sostenerlo y comenzó a llorar frente a las cámaras. El momento emotivo, las lágrimas de un inmigrante venezolano que lograba colarse en la televisión española en un programa de máxima audiencia, fueron el inicio de su carrera.
Alfonso estaba rompiendo hitos. Nunca ningún venezolano había entrado en ese programa. Apenas dos latinoamericanos (una peruana en 2009 y un dominicano en 2011) lograron participar en Operación Triunfo, programa por excelencia de la canción en España.
Los inmigrantes latinoamericanos, que son más del 10% de la población, están infrarrepresentados en este tipo de concursos televisivos. Sus voces no convencen. Tampoco sus estilos musicales en un concurso que intenta explotar al máximo la audiencia joven, casi adolescente.
Lo que no tenía muy claro Alfonso La Cruz, hoy con 23 años, es que no entraba en un concurso de cantantes, sino en un reality show. Sería grabado las 24 horas. Mientras comía, dormía la siesta, componía, interpretaba canciones o se peleaba con algún compañero por la limpieza en la cocina o en las habitaciones.
Entonces, el momento dulce, los 15 días exponiendo su vida ante toda España, tuvieron un final abrupto. Alfonso fue el primer expulsado del programa. Los productores y los jueces lo nominaron. Y el público decidió echarlo.
Fue la primera caída de Alfonso en una industria que catapulta a la fama a actores, actrices o cantantes con la misma rapidez que los devora. Pero, lejos de lo que podía llegar a imaginar, Alfonso tuvo suerte con su rápida expulsión.
Tras su salida del programa, firmó un contrato con la discográfica Universal, la misma con la que había probado suerte cuando sólo era un inmigrante anónimo. Fue la compañía que le lanzó el single y le produjo el video musical que está disparado en las listas de reproducciones y que ya empieza a cantar en los conciertos con los que recorre toda España.
Y su buena suerte ahora está marcada en el lugar que ocupa en cada concierto. Por haber sido el primer expulsado de los 16 cantantes, el venezolano Alfonso abre los conciertos multitudinarios que han agrupado a más de 15.000 espectadores en Madrid y Barcelona. Es el primer cantante que, en solitario, se enfrenta a la masa de fans, antes que el resto de los cantantes que se presentan en el mismo orden en el que fueron expulsados.
Alfonso compuso su primera canción, “Nadie te va a querer”, que comienza con salsa pero que luego sorprende con un género urbano con fusión.
“Hice un estudio de mercado para ver mis posibilidades. Y por eso decidí lanzar una canción con tres estilos musicales diferentes. Después de estudiar los estilos y las ofertas, creo que tengo claro qué puede funcionar y qué no. Y por ahora, está yendo muy bien”, explica el cantante.
En su último concierto multitudinario, en Gijón, algunos de los asistentes ya conocían la letra a pesar de que el video oficial todavía no había sido lanzado. Fue el día más emocionante de su carrera. Ahora, disfruta todo lo que soñaba desde que estudiaba en la universidad en Caracas: que el público conociese su música, que su trabajo alcanzase repercusión.
Fue el primer expulsado del programa, pero se siente afortunado. Ahora, espera repetir los pasos de la primera expulsada de la edición anterior. Lola Índigo, una participante por la que nadie apostó, logró un doble disco de platino en diciembre del año pasado con su primera canción pegadiza, similar a la de Alfonso: “Yo ya no quiero ná”.
Así, con letra de venganza tras los desamores, con ritmos latinos (trap, reguetón y salsa), los primeros expulsados de Operación Triunfo, programa revelación donde surgió David Bisbal o, más recientemente, la joven Aitana, demuestran que perdiendo también se puede ganar.
Y desde esa posición y con su triunfo inesperado, Alfonso La Cruz, aquel joven que trabajaba como camarero y albañil, derriba mitos. Fue el primer venezolano en llegar al concurso, fue persistente mientras le cerraban puertas en los castings y ahora disfruta de una gira con más de una decena de conciertos y de su contrato con la discográfica Universal. Desde ese trampolín, está convencido de que no hay marcha atrás. Seguirá haciendo música y también componiendo para otros cantantes. De eso quiere vivir, para siempre.