Daniel Gómez (ALN).- El Fondo Monetario Internacional ya se imagina un mundo con robots al servicio de las personas. Para que así sea, el organismo dice que los gobiernos y las instituciones, incluido el propio FMI, tienen que comprender las tecnologías que han provocado estos cambios. “Los datos generados aún no son totalmente comprendidos ni se han incorporado en los métodos que se emplean para evaluar el estado de la economía”, subraya Brian McNeill, del FMI.
Pronto habrá montacargas que carguen y descarguen palés sin necesidad de ser dirigidos. Sin necesidad siquiera de ser maniobrados de forma remota. Serán vehículos inteligentes, con capacidad de aprender esas acciones que hoy tiene que realizar un humano.
Este escenario, aterrador para muchos, no forma parte de ningún libro o novela de ciencia ficción. Está descrito en la última publicación del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el blog de temas económicos de América Latina.
“Los cambios y la innovación se producen a una velocidad vertiginosa, y por eso lo que los gobiernos y las autoridades deben plantearse es cómo aprovechar las ventajas de la inteligencia artificial, pero evitando una distópica invasión de las máquinas”, recomienda Brian McNeill, responsable de Macrodatos y Análisis del departamento de Tecnología de la Información del FMI.
El propulsor de todos estos cambios ha sido el big data. El análisis de datos a gran escala permitió que las máquinas puedan “pensar” y que incluso, tomen decisiones de manera ambigua. Lo que ocurre es que esta tecnología está sobrepasando el entendimiento de gobiernos e instituciones, por lo que así es difícil que se pueda poner a los robots al servicio de las personas, que es lo deseable por el FMI.
“Los datos generados por el comercio electrónico, el Internet de las cosas, satélites o cadenas de abastecimiento y sistemas logísticos aún no son totalmente comprendidos ni se han incorporado en los métodos que se emplean para evaluar el estado de la economía de los países. El FMI y los países tendrán que desarrollar conocimientos especializados para poder aprovechar datos a un nivel tan detallado”, señala McNeill.
Impuestos a las máquinas
Hay quienes relacionan la inteligencia artificial con el fin del trabajo. El FMI está preocupado por ello y de ahí las reuniones que mantuvo la directora gerente, Christine Lagarde, con actores como Martin Fleming, ejecutivo principal de Ciencias Analíticas de IBM; el ingeniero Andrew McAfee; y Martin Ford, autor de Auge de los robots: La tecnología y la amenaza de un futuro sin trabajo.
“Será necesario modificar las estructuras tributarias para mantener los ingresos públicos en los niveles actuales”
Por el momento, el FMI tiene claro que el perfil de los mercados cambiará. “Habrá menos trabajos de mediana calificación, como procesamiento de reclamos de seguros, o trabajos que se realizan en espacio físico reducido, como operadores de montacargas o expedidores de pedidos”.
De momento, este tipo de cambios se resisten. Pero a medida que los robots desarrollen una mayor capacidad para tomar decisiones en situaciones ambiguas, este fenómeno puede dar pie a la eliminación de muchos puestos de trabajo. Un fenómeno que afectaría cuestiones como la educación, la jubilación y los programas de asistencia social.
“Muchos países ya se enfrentan a un rápido envejecimiento demográfico. Si grandes números de trabajadores abandonan el mercado laboral de forma prematura, a los gobiernos les resultará aún más difícil financiar las prestaciones de asistencia social y jubilación”, subraya McNeill.
La propuesta del FMI es implementar nuevos esquemas de recaudación a través de impuestos. “Si la mano de obra se va convirtiendo en un componente más reducido de las economías desarrolladas, será necesario modificar las estructuras tributarias para mantener los ingresos públicos en los niveles actuales, y para no crear nuevos factores que desincentiven la creación de empleo. Por ejemplo, el fundador de Microsoft, Bill Gates, ha sugerido la idea de gravar un impuesto a los robots”.