Alonso Moleiro (ALN).- La cuenta de Ernesto Samper, ex presidente de Colombia, es una plácida laguna signada por la corrección política y la pertinencia diplomática. Son las graderías, incontrolables, ubicadas en el sector “menciones”, las que agitan sus asientos y le hacen señalamientos. Tendríamos que reconocer que la cuenta de Twitter del ex presidente colombiano Ernesto Samper discurre, a primera vista, dentro de una fluida dinámica de pronunciamientos signados por el cálculo y la equidistancia. Y a diferencia de lo que sucede con otros notables, esta bodega, la de Samper en la red, sí parece ser atendida por su propio dueño.
El actual presidente de Unasur coloca sus tuits con la periodicidad requerida, si se quiere atender a la pertinencia, y sus contenidos vienen envueltos en la indiscutible asepsia que exige la ponderación diplomática. Son pronunciamientos acertados. Las cosas parecen caminar de acuerdo con una cierta rutina planificada. Colocar un tuit se parece mucho a una visita al gimnasio. La cuenta de Ernesto Samper no transpira arrebatos. Parece un pan integral con mantequilla descremada.
Tenemos la buena noticia q x consenso aprobamos al ex Presidente Pepe Mujica como Representante Especial de esta Misión.
— Ernesto Samper P. (@ernestosamperp) 18 de enero de 2017
Los poco más de 10 mil tuits colocados por Samper, junto a la ración de 200 mil seguidores que tiene consigo, hablan de un usuario que está activo. El ex presidente Samper no habla de más, pero, sin dudas, le confiere a la red su importancia estratégica: es una ventana natural y una prolongación de su vida pública.
Durante esta semana, la crisis venezolana es la que ha ocupado más centimetraje dentro del rango de pronunciamientos del salomónico Samper. El 20 de enero, por ejemplo, pudimos verlo desembarcando en el Palacio de Miraflores en Caracas para conversar con Nicolás Maduro. Daba cuenta a sus seguidores “de la propuesta de relanzamiento del diálogo que mañana discutiremos con la MUD”. El día 21, equilibró las cargas y envió otro breve reporte: junto al resto de los acompañantes de la mediación internacional en Venezuela, discutía sobre “el relanzamiento” del diálogo con Julio Borges y otros líderes de la oposición.
Allí se aglomeran, sin permiso, los que le recriminan su tibieza y su comunidad de intereses con el gobierno chavista
El 19 de enero, Samper colgó el nuevo comunicado oficial de Unasur y los acompañantes al Diálogo sobre la crisis venezolana. En el enlace, sin necesidad del “click”, puede leerse sobre “La firme voluntad de seguir acompañando las gestiones necesarias para lograr la pacífica convivencia…”. Poco antes de Reyes, el día 5, Samper saludaba a la nueva directiva de la Asamblea Nacional como si se tratara de una rotacion de cargos en la Unión Europea: “El cambio de autoridades en los poderes públicos en Venezuela abre un espacio para el reencuentro institucional a través de diálogo”. El día 4, citaba un pronunciamiento del periodista venezolano Leocenis García, preso político del régimen de Maduro, quién alertaba sobre la necesidad de no abandonar las conversaciones.
El lado B: las tormentas del público
En las redes Samper también atiende otros asuntos regionales, y los etiqueta con sus pronunciamientos, que tienden a adornarlo y a perfumar las consecuencias de sus ejecutorias. El 9 de enero, Samper lamentó la muerte del ex premier portugués Mario Soares y le dio la bienvenida a Francois Hollande a las zonas de verificación en Colombia. El 15, saludaba a Ecuador por asumir la presidencia rotativa del G-77. El 18, ponderaba como positivos los acercamientos entre el ELN y el gobierno de Colombia. El 16, felicitaba a Rafael Correa por sus “diez años de buen gobierno”. Las gestiones con los ecuatorianos para concretar el acompañamiento electoral de Unasur, fechadas en su cuenta en un tuit el 18 de enero, son anunciadas en un ambiente abierto, festivo y de cordialidad.
La placidez de la cuenta personal de Ernesto Samper se extingue cuando su cuenta de Twitter es mirada por el reverso. Por el capítulo que comprende las “menciones”, acaso las únicas que, en realidad, él jamás podría controlar. Las que colocan las barras: el inapelable dictamen del soberano; traducido en “público” en las salas de teatro.
Abrazos a @MashiRafael por sus 10 años de buen gobierno en favor de todos los ecuatorianos.
— Ernesto Samper P. (@ernestosamperp) 16 de enero de 2017
Los reclamos a Samper no provienen de las autoridades ecuatorianas o los parientes de Pepe Mujica. El epicentro de las tormentas, habitualmente, proviene de la crisis en Venezuela. Allí se aglomeran, sin permiso, los que le recriminan su tibieza y su comunidad de intereses con el gobierno chavista; los que aún le enrostran el desborde de escándalos de sus años de presidente; los que le piden ayuda, para interceder con sus oficios ante el gobierno de Maduro, con el objeto de lograr una medida de gracia: medicinas, divisas o presos políticos regresando a casa.
Aquellos que, como Henrique Capriles Radonski, líder opositor venezolano, consideran que toda la gestión de Samper en Venezuela forma parte de una maniobra. De una operación política del chavismo en la región. Un show orquestado para tranquilizarle la digestión al presidente venezolano, para regalarle tiempo y perspectiva. Para imponer la agenda plácida de Unasur -cuya presidencia, para muchos, es una realidad gracias a las gestiones liderizadas por Venezuela-, en lugar de darle curso al expediente acusador de la OEA.
El respaldo de #CELAC al proceso de diálogo que promueve la SG nos compromete a seguir buscando la paz en democracia en #Venezuela.
— UNASUR (@unasur) 25 de enero de 2017