Redacción (ALN).- No existe la píldora ni la dieta mágica para combatir la obsecidad. Pero una reciente investigación llevada a cabo en la prestigiosa Clínica Mayo, en Estados Unidos, y dirigida por un especialista de origen ecuatoriano, determinó unas categorías específicas de obesidad con miras a establecer tratamientos más enfocados y personalizados para combatir la enfermedad.
Así, los expertos identificaron cuatro fenotipos de obesidad y, en base a ello, llevaron a cabo estudios aleatorios durante seis años para establecer a qué tratamientos responde mejor cada cuál.
1. El cerebro hambriento
Son las personas obesas que no sienten saciedad. Siguen comiendo y repitiendo raciones y por ende ingieren muchas calorías en cada comida.
El cerebro y el sistema digestivo están conectados, y este último envía la señal de saciedad al primero.
2. El «intestino hambriento»
Las personas que ingieren raciones normales, pero que en una o dos horas vuelven a sentir hambre, lo que está relacionado con los mensajes que el intestino debe enviar al cerebro, concretamente: «Acabo de comer. Necesito tiempo para digerir la comida y sentirme saciado».
Sin embargo, cuando el intestino no funciona de manera adecuada, estas señales se pierden y la sensación de hambre vuelve rápidamente.
3. La «comida emocional»
Estos son los que comen para lidiar con situaciones emocionales, tanto alegres como tristes, en momentos de estrés o ansiedad, pertenecen a este fenotipo.
4. La combustión lenta
Son los que no queman las calorías que corresponden por su peso, talla, edad y género.
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