Redacción (ALN).- Ser puntualmente perezoso no solo no tiene delito, sino que hasta puede ser meritorio. Dejar vagar la mente y no hacer nada implica la activación de una gigantesca red de neuronas del cerebro, la red por defecto, mucho más extensa que la que interviene mientras nos concentramos en una tarea.
Con la ventaja de que esos cruces de información aumentan la creatividad y la imaginación, pero también la capacidad cognitiva, según un estudio publicado en la revista científica PNAS.
Hay quien va aún más lejos y asegura que la pereza es un claro signo de inteligencia. A principios de 2017, investigadores estadounidenses demostraron que las personas con un cociente intelectual alto apenas se aburren, porque pasan más tiempo ensimismados e inmersos en sus propios pensamientos.
Escáner cerebral en mano, los británicos demostraron que cuando se les propone a distintas personas que hagan un esfuerzo físico para conseguir una recompensa, en el encéfalo de los individuos vagos se genera más actividad.
Una cosa es ser perezoso y otra muy distinta dejarse llevar por la apatía extrema. Neurocientíficos de la Universidad de Oxford (Reino Unido), descubrieron que no es solo cuestión de actitud, sino de biología.
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