(EFE).- Lograr mesa en el legendario bar del hotel Ritz de París es casi imposible, pero al periodista Philippe Collin lo conocen allí por su nombre de pila. En su barra pasó innumerables domingos documentándose sobre uno de los bármanes más famosos del mundo, el misterioso Frank Meier, protagonista de su primera novela.
«Es un personaje que existió y, a la vez, totalmente inventado», explica Collin sobre la figura central de ‘El barman del Ritz’ (Galaxia Gutenberg), que llegará a las librerías de España el próximo miércoles, en un encuentro con periodistas en la coctelería del lujoso hotel de la exclusiva Plaza Vendôme.
El exclusivo bar tiene solo medio centenar de plazas y ahora lleva el nombre de uno de sus clientes más célebres, el también periodista y escritor Ernest Hemingway, cuyas fotos inundan las paredes.
Antiguamente se llamaba Petit Bar y es un rincón histórico cuyo origen aparece mencionada en la novela de Philippe Collin porque, a instancias precisamente de Frank Meier, en 1934 se convirtió en el primer lugar de lujo donde las mujeres podían beber en público, toda una revolución para la época que aún se marca adornando las bebidas de las clientas con una rosa.
Las sospechas sobre el barman
La auténtica trama de ‘El barman del Ritz’ -libro del que, solo en Francia, se han vendido ya unas 320.000 copias- empieza, sin embargo, unos años más adelante, en 1940, con el comienzo de la ocupación nazi de París.
Ese hotel, domicilio habitual de personajes como la diseñadora Coco Chanel, fue el único de lujo en funcionamiento durante toda la guerra, con el pretexto de la neutralidad de Suiza, el país de origen de sus dueños. A la vez fue el cuartel general de la Lutwaffe en Francia y, como tal, la residencia de Hermann Göring durante sus visitas a París.
Al otro lado de la barra de su bar, que tenía entonces una configuración distinta a la actual, Meier servía sus bebidas a la comandancia nazi de manera impecable, aunque hay fuertes sospechas de que el célebre barman, que era austriaco de origen pero había hecho carrera en Estados Unidos, era en realidad judío.
Fascinación por el Ritz
Los secretos de Frank Meier De esas sospechas se vale Collin (Brest, 1975) para satisfacer un antiguo deseo: escribir sobre la Segunda Guerra Mundial desde un punto de vista subjetivo, saliendo del corsé que le impone normalmente su profesión, el periodismo, y sus estudios de historia.
«Lo que significa que Frank Meier, realmente, soy yo», confiesa entre risas el también guionista de cómics y presentador radiofónico, mientras apura uno de los cócteles sin alcohol de la carta del Hemingway, donde los precios de las bebidas llegan hasta 3.000 euros.
La primera vez que Collin oyó el nombre del barman fue precisamente en su barra, de labios de un legendario sucesor de Meier, el coctelero Colin Field, aunque la génesis de la novela precisó también de la ayuda de la artista japonesa Yoko Ono.
Llegado de Bretaña a París para trabajar, Collin había adquirido de joven cierta fascinación por el Ritz, contagiada de los libros de Hemingway. Pero, por su posición social modesta, no osó entrar hasta 2002, cuando una entrevista a la viuda de John Lennon le abrió sus puertas.
«Es un héroe a la vez simpático y patético»
Aprovechó la ocasión para visitar el legendario bar del hotel y, con su presupuesto limitado, pidió una módica cerveza por 15 euros en la barra.
«Comencé a hablar con Colin Field y, al cabo de una hora, ya me había hablado de Frank Meier», rememora el autor francés sobre aquella primera visita.
Comenzó así una tradición de acudir los domingos por la noche a escuchar las historias del Ritz y de Meier, un personaje misterioso cuyos secretos Collin se permitió rellenar en la novela con una mezcla de documentación e imaginación.
«Es un héroe a la vez simpático y patético, al final no es muy valiente (…) Es muy humano de hecho», opina sobre el protagonista, que al igual que otros empleados del Ritz se adaptó a servir con buena cara a los nuevos amos de París y a escuchar sus confidencias, que en el libro utiliza para proteger a su entorno.
Zona gris
Es una «zona gris» moral, define el autor, menos contada en la literatura que las hazañas de la Resistencia.
Además, Collin, que va a publicar esta ópera prima en 31 idiomas y tiene también vendidos los derechos para llevarla al cine en Estados Unidos, estima que quizás no hay tanta diferencia entre lo que sentían los vecinos de París en 1938 y 1939 y la incertidumbre que provoca actualmente el panorama internacional.
«Vemos que lo que llega es grave, no sabemos bien dónde vamos y no sabemos qué hacer. Pero la vida sigue», resume el autor, como probablemente tantos otros pensaron en el bar del Ritz en los años treinta.
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