Moris Beracha (ALN).- No pretendemos hablar de una religión legendaria como el budismo, sino señalar los orígenes que sustentan el mindfulness, que en ningún momento pretende ocultarlos sino tomar esas enseñanzas e incorporarles otras nuevas, acordes a la evolución y avance del tiempo.
Hemos comentado en varios artículos cómo es traducida al español la palabra mindfulness: atención plena; aunque como ocurre con muchas actividades la denominación en inglés termina asumiéndose como el término en cualquier idioma, quizás porque define mejor lo que representa.
Pero en este caso quiero ir a la traducción en español para referirme al origen del mindfulness, o quizás mejor a una de las raíces de donde proviene. Estamos hablando del Satipattana Sutta, que es uno de los textos fundamentales del budismo, donde se entiende como los fundamentos de la atención, y de allí la terminología en inglés y su consecuente traducción al español.
Esa atención plena parte de la contemplación que propiciaban los antiguos monjes budistas, desde la importancia de la respiración -estamos hablando de saber respirar- hasta la forma como se asume la posición del cuerpo: sea de pie, caminando, sentado o acostado; a eso siguen las actitudes que se asumen sobre cada acción que se emprende.
La atención plena parte de la contemplación que propiciaban los antiguos monjes budistas, desde la importancia de la respiración -estamos hablando de saber respirar- hasta la forma como se asume la posición del cuerpo
Incluso la propia palabra Satipattana, en sus dos primera sílabas -sati- nos señala una traducción que por sí misma está asociada al mindfulness porque dentro del budismo es asumida como la “atención plena” que debe alcanzar cada persona. En algunos libros lo vemos reseñado como la conciencia de pensamientos, acciones y motivaciones que cada uno debe alcanzar; y con una frase más resumida cuando alguien dice “tengo claridad de la mente”.
Un punto importante es que cuando una persona alcanza o se encuentra en estado “sati” es porque logró superar el “pali”, o lo que en el budismo se conoce como los comportamientos del egoísmo, codicia, engaño u odio, que perfectamente se corresponden a una parte de lo que en el cristianismo son los pecados capitales.
Vale aclarar que el “pali” no es visto como un elemento negativo sino como aspectos propios de la sabiduría, donde resulta humano que surjan esos comportamientos, pero justamente está en el individuo lograr cada día esa atención plena o “sati” que le dé tranquilidad.
No pretendemos hablar de una religión legendaria como el budismo, sino señalar los orígenes que sustentan el mindfulness, que en ningún momento pretende ocultarlos sino tomar esas enseñanzas e incorporarles otras nuevas, acordes a la evolución y avance del tiempo.