Leopoldo Martínez (ALN).- La presidenta del Congreso de EEUU, la demócrata Nancy Pelosi, maestra de la operación política y parlamentaria, ha dicho que es más fácil derrotar a Donald Trump electoralmente enfocándose en avanzar con una agenda legislativa de impacto popular, que obsequiarle una victoria en el Senado, a pesar de la culpabilidad revelada por el informe Mueller. Para ello ha encontrado una fórmula brillante.
El fiscal Bob Mueller rompió el silencio la semana pasada. Y de qué manera puso fin a las evasivas del secretario de Justicia, William Barr.
Luego de recordar las decenas de cargos y admisiones de culpabilidad de quienes ya se encuentran presos, dos cosas destacan en su lacónica pero contundente rueda de prensa:
En una línea Mueller dijo que Donald Trump podría haber sido parte de una conspiración desde el gobierno para obstruir las investigaciones, pero que la determinación de continuar con la investigación y formularle cargos, en el fondo, dependería de una acusación y allanamiento (“impeachment”) por parte del Congreso de los EEUU.
1) Sí hubo interferencia rusa en las elecciones presidenciales del 2016 para perjudicar exclusivamente la candidatura de Hillary Clinton.
2) Con respecto a la obstrucción de justicia, no se continuó ni cerró la investigación a pesar de los elementos existentes porque es política del Departamento de Justicia no formular cargos a un presidente en ejercicio. Y en esa línea lo más fuerte: Si hubiésemos concluido que el presidente no estaba incurso en dicho delito, lo habríamos dicho expresamente en el informe.
En una línea Mueller dijo que Donald Trump podría haber sido parte de una conspiración desde el gobierno para obstruir las investigaciones, pero que la determinación de continuar con la investigación y formularle cargos, en el fondo, dependería de una acusación y allanamiento (“impeachment”) por parte del Congreso de los EEUU.
El asunto ha desatado por supuesto las presiones entre legisladores demócratas para proceder con el “impeachment” de Trump, incluso con resonancia en la opinión pública. Casi 60 legisladores de la Cámara de Representantes de afiliación demócrata se han comprometido públicamente (y presionan diariamente) para iniciar el procedimiento de “impeachment” en la Cámara, y votar a favor del enjuiciamiento a Trump por parte del Senado para removerlo de la Presidencia. El número de legisladores del Partido Demócrata (que hace mayoría en la Cámara de Representantes) podría crecer, y es lógico, además, por la contundencia y justicia del asunto. Para muchos demócratas elegidos en distritos con densa población afiliada al partido es difícil no tomar esa posición, sus electores se la exigen. Y de no asumirla podrían confrontar en lo inmediato a un oponente del partido en las primarias que se monte exclusivamente en el discurso del “impeachment” para derrotarlo.
Las más recientes encuestas en promedio revelan que aun cuando la aprobación o popularidad de Trump es baja, un 42%, el país se encuentra dividido en partes iguales cuando se les pregunta sobre la idea de remover al presidente por la vía del “impeachment”. Por otro lado, hay algo muy claro, y lo ha reiterado el senador Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado: no van siquiera a discutir tal posibilidad. Se necesitan las dos terceras partes de los senadores para remover al presidente en el enjuiciamiento a partir del procedimiento de “impeachment”. Eso está más que lejos, políticamente hablando. Incluso, hay una escuela de pensamiento jurídico que advierte que si este procedimiento de enjuiciamiento en el Senado no prosperara, podría cerrarse la posibilidad de formularle cargos a Trump cuando readquiera la condición de ciudadano común por los presuntos delitos que le hayan sido imputados.
Qué dice el informe Mueller y qué puede pasar ahora con Donald Trump
La fórmula de Pelosi
Nancy Pelosi, maestra de la operación política y parlamentaria, ha dicho que es más fácil derrotar a Trump electoralmente enfocándose en avanzar con una agenda legislativa de impacto político y popular, que obsequiarle una victoria política (y de impacto jurídico) en el Senado, a pesar de su culpabilidad. Para ello ha encontrado una fórmula brillante: continuar con una investigación para decidir sobre el “impeachment”, no abrir el procedimiento como tal (“impeachment investigation” en lugar de “impeachment proceedings”).
Pelosi no propone engavetar este asunto sino convertirlo en una pesadilla aleccionadora para Trump y el país, dejando más allá de duda razonable las pruebas de que se cometieron delitos, y al menos claramente el de obstrucción de justicia, lo cual conlleva a la pregunta que se hace la presidenta de la Cámara de Representantes: ¿Qué esconde o a quién protege Donald Trump?
Lo que propone Pelosi es sencillamente contundente, porque sin salir de la Cámara y sus comités donde los demócratas tienen el control, se partiría de lo contenido en el informe Mueller y se investigaría tomando el testimonio de decenas de personas, hasta las últimas consecuencias. Las audiencias, que serían públicas o abiertas a la prensa, tendrían un impacto si se quiere educativo en toda la población. Los números que hoy polarizan a la opinión pública podrían cambiar en el curso de un año de investigaciones; el impacto político sería, sin duda, una terrible pesadilla para Trump.
En pocas palabras. Pelosi no propone engavetar este asunto sino convertirlo en una pesadilla aleccionadora para Trump y el país, dejando más allá de duda razonable las pruebas de que se cometieron delitos, y al menos claramente el de obstrucción de justicia, lo cual conlleva a la pregunta que se hace la presidenta de la Cámara de Representantes: ¿Qué esconde o a quién protege Donald Trump?