ALN / KonZapata.- El país, que ya transitaba hacia su cuarto año consecutivo de contracción económica, enfrenta el riesgo de experimentar un recrudecimiento de la crisis con severas secuelas para los venezolanos, como mayor precarización del empleo y la profundización de la escasez. La mezcla explosiva de las políticas económicas del Gobierno de Venezuela con la debilidad de los ingresos de la nación, la inestabilidad política y la conflictividad social, más la oleada de saqueos y actos vandálicos en áreas comerciales e industriales clave, perfila un panorama desalentador.
El primer trimestre terminó con un mal desempeño económico que ya hacía pensar que 2017 distará mucho de ser el año de la recuperación económica que prometía el gobierno de Nicolás Maduro. Uno de los indicadores que ayudan a medir esta situación es la caída de las importaciones que, según la consultora Ecoanalítica, fue de alrededor de 17% interanual, cuando ya 2016 había sido un año de desplome histórico en las compras en el exterior.
2017 distará mucho de ser el año de la recuperación económica que prometía Maduro
Lo grave es que 58% de las importaciones del país son insumos para la producción interna; de allí que su disminución sostenida termine incidiendo en la contracción de la actividad productiva nacional, tal como a diario lo alertan gremios industriales y empresariales como Conindustria y Fedecámaras.
Estos primeros indicios ya apuntaban a que el país experimentaría un brote mayor de desabastecimiento, contenido en los primeros tres meses de 2017 por el bajo consumo a causa de la pérdida en la capacidad de compra de la población. Según Ecoanalítica, al inicio del segundo semestre se estarán sintiendo los coletazos de escasez generados por las bajas importaciones del primer trimestre.
Pero este cuadro crítico ahora se intensifica con el ataque vandálico que se viene produciendo en varias zonas comerciales e industriales del país. En el último mes los saqueos han florecido de manera paralela a las manifestaciones y protestas populares de calle, con la diferencia de que las segundas han sido cercadas y reprimidas con violencia por parte de los cuerpos de seguridad del Estado, mientras que los primeros han ocurrido prácticamente sin restricciones o control por parte de las autoridades.
Las protestas se reprimen, los saqueos no / Flickr
El presidente de la patronal Fedecámaras, Francisco Martínez, estima que solo en Valencia (estado Carabobo) cerca de 30% de los comercios han sufrido daños y afectaciones por este fenómeno en los últimos días. “Además de Valencia, tenemos casos en Bolívar (estado Bolívar) y en Cumaná (estado Sucre), donde hemos visto que el hampa se apodera de las ciudades saqueando y destruyendo, aprovechándose de que hay un ambiente donde la seguridad de las personas y los bienes no está garantizada”, comentó mientras clamaba a las autoridades que frenaran esta ola de destrucción.
“Hacemos un llamado muy enérgico a los organismos de seguridad para que salgan a defender a las personas y también los establecimientos, porque cada negocio que está siendo saqueado por el hampa en este momento es un negocio que mañana va a estar afectando a nuestros ciudadanos, pues probablemente no podrán abrir nuevamente o tendrán que hacer más esfuerzos, tanto el Gobierno como los empresarios, para ponerlos a disposición de los consumidores venezolanos”.
Asedio criminal
Sin embargo, Francisco Ameliach, gobernador del estado Carabobo, se ha limitado a enaltecer la labor de los cuerpos de seguridad en su entidad y a deslastrarse de responsabilidades sobre los hechos. “Dueños de los comercios asaltados en Carabobo, deben saber que su pérdida es culpa de los dirigentes de la MUD (la opositora Mesa de la Unidad Democrática) que facilitan el vandalismo”.
Carabobo, cuya capital es Valencia, es uno de los principales polos industriales del país, que ya había experimentado un desmantelamiento por el efecto del modelo económico del Gobierno y el cerco oficial sobre el sector privado. De hecho, estimaciones sectoriales apuntaladas en datos del Instituto Nacional de Estadística muestran que entre 1998 y 2005, antes de que el gobierno de Hugo Chávez decidiera arreciar en su plan socialista, el parque industrial de Carabobo sufrió una pérdida de 757 de sus establecimientos operativos.
Diez años más tarde la radiografía mostró daños mayores. Estimaciones de Fedecámaras Carabobo señalan que entre 2006 y 2014 se habían perdido alrededor de 4.000 empresas en la entidad, algo grave para un estado que concentra 70% de las ensambladoras de autos del país y 60% del procesamiento de alimentos.
Se han generado daños aún no calculados en instalaciones y equipos de producción
Ese mismo estado lleva la última semana bajo el asedio criminal de bandas que no solo han saqueado mercancías en pequeños y medianos comercios, sino que además han generado daños aún no calculados en instalaciones y equipos de producción, arrasando parte de la zona industrial de Valencia que antes de estos hechos ya operaba a menos del 40% de su capacidad.
No se conoce en detalle la lista de empresas afectadas en Carabobo, pero el ataque tocó a compañías de distintos sectores y de diversos tamaños, como Molinos Carabobo y la agencia La Guacamaya del Grupo Polar.
La merma en los ingresos de la nación y el deterioro progresivo del sector privado venezolano apuntan a que estos hechos, que se suceden bajo la aquiescencia oficial, no podrán ser compensados en lo inmediato, por lo que sus secuelas no solo amenazan con agudizar los problemas económicos y sociales en lo que resta de año sino que comprometen severamente la evolución del país de cara al 2018.