Elizabeth Fuentes (ALN).- El Public Hotel, recién inaugurado en Nueva York, utiliza alta tecnología para reemplazar algunos servicios “humanos”: no hay recepción ni room service, los huéspedes se registran por su cuenta usando una tableta y activan la llave de la habitación en el iPad. El propietario, Ian Schrager, busca competir con Airbnb ofreciendo hasta el lujo de un restaurante manejado por Jean-Georges Vongerichten.
Está ubicado en el Lower East Side de Nueva York, tiene poco más de un mes en funcionamiento y la oferta principal son los precios: el Public Hotel abre para competir con Airbnb -la exitosa iniciativa de alquiler de apartamentos para temporadas vacacionales-, que ha amenazado seriamente al sector hotelero tradicional, precisamente por sus bajos precios.
Pero el Public Hotel consiguió una fórmula que buscará repetir dentro de poco en otras grandes ciudades: operar con menos personal y utilizar la tecnología para reemplazar algunos servicios. No hay front desk ni room service porque la llave de la habitación se activa en el iPad y los pedidos de alimentos y bebidas de los huéspedes son colocados en el piso principal para ser recogidos en apenas cinco minutos por los interesados. Al llegar, algunos “asesores” -jóvenes vestidos de negro-, animan a los invitados a registrarse con un iPad y sólo muestran la habitación si el huésped lo solicita.
Si se necesita hielo o toallas adicionales, hay una máquina de hielo en el pasillo y un armario en cada piso
Si se necesita hielo o toallas adicionales, hay una máquina de hielo en el pasillo y un armario en cada piso. Pero nada de esto excluye el lujo, al contrario: creado por Ian Schrager, cofundador del legendario Studio 54 (la discoteca “reina” en la década de los 70), la intención ha sido reducir el componente laboral y los gastos, así como usar la tecnología para facilitar y abaratar los precios, tarifas que comienzan en 150 dólares la noche y pueden aumentar hasta 485 dólares si lo que se busca es un amplio loft a todo lujo que contiene todas las comodidades posibles -cama King, sofá, comedor, TV pantalla plana, etc.-, más una vista impresionante de la ciudad que nunca duerme.
Todas las habitaciones incluyen altavoces Bosé, Bluetooth inalámbrico y el wifi gratis más rápido de la ciudad. Y los huéspedes pueden disfrutar de varios bares y restaurantes, entre ellos el Public Kitchen, que lleva la firma del chef Jean-Georges Vongerichten, uno de los mejores del mundo, así como el bar The Roof, en la azotea del hotel, que ofrece una de las mejores vistas del centro de la City.
Cambiar para que todo cambie
Para Ian Schrager, el éxito de Airbnb se transformó en un reto. Quien fuera uno de los padrinos de los llamados hoteles boutiques, insiste en que los hoteles “deben ser un microcosmos de lo mejor que la ciudad tiene para ofrecer. Necesitamos proporcionar a los huéspedes esas cosas que Airbnb no puede proporcionar… más que un cambio de juego, es hacer que el lujo esté disponible para todos… Con suerte, es algo que cambiará la industria”.
Todas las habitaciones incluyen altavoces Bosé, Bluetooth inalámbrico y el wifi gratis más rápido de la ciudad
El hotel fue diseñado por Herzog & de Meuron. La puerta de entrada es un jardín inspirado en Las Tullerías, con las paredes cubiertas de hiedra inglesa y detrás de la puerta giratoria hay dos escaleras mecánicas con iluminación de neón, pero no hay recepción ni botones.
Las 367 habitaciones tienen ventanas de piso a techo, lo que ha generado más de una crítica porque algunas parejas se han dejado ver en todo su esplendor. Pero el éxito se deja sentir cuando alguien busca habitación y, en general, el ordenador le responde que cambie de fecha. Y vale la pena porque conseguir semejante oferta suena casi a ganarse la lotería.