Juan Carlos Zapata (ALN).- Hay personajes que soñaban vivir en Estados Unidos. Que vivían ya en Nueva York, en Washington, en Miami. Esos personajes transitaban por unos tiempos felices, hasta que se metieron en problemas, y tuvieron que enfrentar al sistema judicial. Jueces y fiscales. Despachos de abogados. De pronto, en eso se les transformó el mundo. Declaraciones. Uno y varios expedientes. Pactos y pagos de dinero. Mucho dinero. Entonces, esos personajes que apostaban y ponían en el cielo el modo de vida americano, comenzaron a despotricar de él. Y a pesar de que algunos salieron bien librados del asunto que les ocupaba, ahora no quieren saber nada de los Estados Unidos.
No es lo mismo. Pero aquello viene al caso por lo que este viernes afirmó Carlos Ghosn del sistema judicial de Japón. El expresidente de Nissan, como es conocido, huyó de Japón después de pasar 130 días en prisión acusado de un supuesto delito fiscal. Lo que cuenta Ghosn desde Beirut, Líbano, sobre la justicia japonesa pone los pelos de punta. En la entrevista que concedió a El País de Madrid casi que describe una cárcel madurista donde penan los presos políticos. La Tumba o el Helicoide. Qué más da. Carlos Ghosn cuenta que:
No entendió las acusaciones. (Los presos políticos o los empresarios o los funcionarios tampoco las entienden en Venezuela).
Que perdió 10 kilos de peso en dos semanas. (El diputado Edgar Zambrano puede contar una historia similar).
Que era objeto de un complot, por una parte los fiscales y por otra el jefe que le sucedió en Nissan. (En el madurismo, todo el poder se complota contra el perseguido).
Que dormía en el suelo. (Es lo que ocurre en el Sebin y hasta en la celda de Fuerte Tiuna, a pesar de ser un espacio militar, en la que tenían al diputado Zambrano).
Que no había ventanas en las celdas. (En Venezuela, los presos políticos del madurismo no ven la luz del sol sino cada cierto tiempo).
Que la luz eléctrica estaba encendida de día y de noche. (Esto ocurre, por ejemplo, en La Tumba, una cárcel emblemática de la dictadura madurista).
Que le confiscaron los medicamentos. (En Venezuela no hay medicinas y a los presos políticos se les niega atención médica: por eso se murió el expresidente de PDVSA, Nelson Martínez).
Que “si quería más comida tenía que comprarla dentro de la cárcel”. (Esto que se lo pregunten al boliburgués Diego Salazar o a cualquier personaje con o sin dinero detenido).
Que los interrogatorios “duraban ocho horas diarias”. (En el madurismo, esto se llama tortura).
No parece cuento. Ghosn señala que es una trampa. Es decir, que nadie sospecha que así es como funciona el sistema judicial en Japón. Aquí está la diferencia con el régimen de Maduro, del que se sabe que así es como opera y funciona e inclusive condenado está por violar los derechos humanos. Ghosn señala: “La justicia japonesa es un punto negro en el país”. ¿Y qué es con el madurismo? Un abismo. Un agujero negro. Un sistema de tortura. ¿Un punto de no retorno? Ghosn revela que en Japón el 99,4% de los fiscales ganan los casos. En el madurismo, ganan el 100%.