Daniel Gómez (ALN).- Desde que es presidente de México, a Andrés Manuel López Obrador siempre lo han querido reflejar en el espejo del fallecido Hugo Chávez, exmandatario de Venezuela. Aunque haya ciertos paralelismos entre estos dos gobernantes, López Obrador, a diferencia de Chávez, no quiere anclarse en el poder por “un asunto de principios”.
Mientras en Venezuela Hugo Chávez aspiraba al poder eterno, en México el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ya piensa en su jubilación. Será en 2024, cuando acabe su primer y único mandato. Eso dice.
“Yo me jubilo por completo y entonces sí, ya me voy a ir a Palenque, Chiapas, a finales del 24”, confirmó este domingo en un acto público.
Desde que fue electo, López Obrador siempre ha sido comparado con el expresidente de Venezuela, cosa que le molesta.
El diario The Wall Street Journal publicó en enero de 2021 una columna en la que comparaba la conferencia matutina del mandatario de México con el Aló Presidente de Chávez, un programa de televisión que usaba “para vincularse con el hombre de la calle en contra del stablishment venezolano”.
López Obrador estaría haciendo lo mismo pero dirigido al pueblo y los poderes de México.
En un artículo de The New York Times de junio de 2020, comparan a estos mandatarios por su forma de polarizar. “Chávez utilizó conscientemente la polarización para comunicar y consolidar la certeza de que él era el único eje del país”, mientras que López Obrador estaría haciendo lo mismo.
En The New York Times recuerdan la denuncia hecha por el mandatario mexicano en plena pandemia, advirtiendo que la oposición tenía un plan para sacarlo del poder en 2022. “Una acusación anónima, bastante inocua, pero que logra de inmediato su único objetivo: se convierte en noticia, pone a los medios y a la sociedad a girar alrededor de una ficción inverosímil, cuyo único eje finalmente es el propio AMLO”.
Pero en lo que López Obrador y Chávez nunca se parecerán es en el afán de eternizarse en el poder.
En 2009, cuando Chávez impulsó la reforma constitucional que le permitía presentarse a la reelección cuantas veces quisiera, dio un discurso en el que se vendió como un líder eterno, imprescindible, casi santificado, de ahí que parafraseara al apóstol San Pablo: “Me consumo y me consumiré gustosamente al servicio del hombre sufriente, de la mujer sufriente, del pueblo sufriente. Me consagro íntegramente al pleno servicio del pueblo. Todo lo que me queda de vida. Así lo juro, delante del pueblo, de mis hijas, de mis nietos. A menos que el pueblo decida lo contrario, este soldado será el candidato a las elecciones de 2012 para dirigir al país entre 2013 y 2019”.
Chávez nunca cumplió su aspiración porque murió el 5 de marzo de 2013. Y López Obardor nunca se eternizará en el poder porque por principios no optará a la reelección.
“Yo voy a estar hasta el 2024, no hay reelección. Y, además, no sólo no hay reelección, que es un asunto de principios, de mis convicciones, soy maderista, es ‘sufragio efectivo, no reelección’, yo considero haber contribuido, voy a seguir contribuyendo al desarrollo de nuestro país y ya vendrán otros, tiene que haber relevo generacional”, dijo López Obrador este domingo.