Daniel Gómez (ALN).- Nicolás Maduro llegó a decir que Washington elaboró el informe sobre Venezuela que firmó la oficina de Michelle Bachelet, alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU. De haber sido así Naciones Unidas lo hubiera llamado expresidente del antiguo régimen de Venezuela. Bachelet no llega tan lejos, pero coincide en lo básico: el régimen de Maduro persigue, reprime, tortura y mata.
Para Estados Unidos, Nicolás Maduro no es el presidente ilegítimo de un gobierno ilegítimo. Es directamente “el expresidente del antiguo régimen de Venezuela”.
El informe sobre los derechos humanos en el país que publicó este miércoles el Departamento de Estado de EEUU, sitúa a Juan Guaidó como el mandatario legítimo del país -así lo dicta la Constitución y así lo reconocen más de 55 países- y a Maduro como el hombre que le niega a Guaidó su cargo y que se mantiene en el poder “con el respaldo de cientos de miembros de las fuerzas de seguridad cubanas”.
Esta es la gran diferencia con respecto al informe sobre Venezuela que firma la oficina de Michelle Bachelet, alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, la cual todavía reconoce al gobierno de Maduro, y nombra a Guaidó como el líder de la oposición. Pero más allá de este punto, el informe de Estados Unidos y el de las Naciones Unidas coinciden en que el régimen no respeta los derechos humanos:
– Ambos denuncian detenciones ilegales y arbitrarias.
– Ambos reportan ejecuciones extrajudiciales por parte de las fuerzas de seguridad.
– Ambos ponen el foco en los colectivos.
– En las desapariciones forzadas.
– En las torturas.
– En el pésimo estado de las cárceles.
– En la violencia contra los grupos indígenas.
– En la existencia de presos políticos.
– En la falta de independencia judicial.
– En los problemas de libertad de prensa.
– En la represión política.
– En los bloqueos a diputados y a la Asamblea Nacional.
– En la presencia de grupos armados en el país.
– En los discursos de odio por parte de funcionarios del régimen contra la oposición.
– En las herramientas partidistas del PSUV.
Tanto EEUU como la ONU coinciden en lo básico: en que el régimen de Maduro persigue, reprime, tortura y mata. Existen, no obstante, diferencias en la terminología y en la redacción. También en la procedencia de los datos. Mientras Washington toma como fuente los reportes de ONGs (Observatorio Venezolano de Conflictos Sociales, Foro Penal, A Window to Liberty, Solidarity Acción, Provea…), la ONU también incluye trabajos de campo. Cabe recordar que desde 2019 el régimen de Maduro está bajo vigilancia de la oficina de Bachelet.
Otra diferencia está en la extensión. El documento de EEUU es más extenso que el de Naciones Unidas. Supera las 16.600 palabras mientras que el de la ONU se queda en 10.300. Esto en parte se explica por la cantidad de detalles aportados. EEUU, a diferencia de Naciones Unidas, señala a los funcionarios por su nombre y no los identifica sólo por el cargo. Es el caso de Diosdado Cabello.
“Los medios de comunicación progubernamentales difunden ampliamente una retórica que estigmatiza a la oposición”, se lee en el informe Bachelet. “Por ejemplo, a través del programa televisivo semanal Con el mazo dando presentado por el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC)”. Esta obviamente fue una referencia a Cabello, número dos del chavismo y presidente de la ANC. Pero no tan clara como la que se incluye en el informe de EEUU por este mismo asunto, estigmatizar a opositores:
“El presidente de la ANC, Diosdado Cabello, continuó usando su programa de televisión semanal para denunciar a periodistas individuales y medios de comunicación”. En otro apartado se lee que: “En su programa semanal de televisión, el presidente de la ANC Cabello acusó a Díaz [el periodista Luis Carlos Díaz] de estar involucrado en una conspiración para sabotear el sistema eléctrico del país”. O que: “Diosdado Cabello usó su programa de entrevistas semanal para intimidar al personal de las ONGs Espacio Público, Provea y Foro Penal”.
Además, EEUU usa como base el informe Bachelet para algunas de sus denuncias:
“El antiguo régimen de Maduro fue generalmente hostil hacia los organismos internacionales de derechos humanos y siguió negándose a permitir la visita de la CIDH [Comisión Interamericana de Derechos Humanos], que visitó el país por última vez en 2002. El ACNUDH [Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU] realizó una visita en junio para investigar la situación de los derechos humanos, presidida por la alta comisionada Michelle Bachelet, quien se reunió con miembros de la oposición y del antiguo régimen. En septiembre, el régimen y el ACNUDH firmaron un memorando de entendimiento que prevé la presencia de dos oficiales de derechos humanos de la ONU por un año. El 27 de septiembre, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU adoptó una resolución para establecer inmediatamente una misión de investigación de un año para investigar ‘ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, arrestos arbitrarios, tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes cometidos en Venezuela desde 2014’”.