María Rodríguez (ALN).- Paulo Alvarado, profesor e investigador en el Departamento de Humanidades de la Universidad de Monterrey (México), explica en esta entrevista con ALnavío que “el anclaje de realismo y novela histórica” característico de la narrativa mexicana favoreció el desarrollo de la narcoliteratura. “Muchos de nuestros escritores, a la par que la novela, han cultivado la crónica, la historiografía y el periodismo”, subraya.
La apuesta por el realismo y la novela histórica, característica de la narrativa mexicana, favoreció el desarrollo de la narcoliteratura. Lo dice en esta entrevista con el diario ALnavío Paulo Alvarado, profesor e investigador en el Departamento de Humanidades de la Universidad de Monterrey (México) y estudioso de la llamada Narrativa Mexicana del Norte, muy vinculada a temas de violencia, narcotráfico, frontera y migración.
¿En qué otros elementos se basa la narcoliteratura como corriente narrativa? ¿Pudo contagiar América Latina a España el gusto por las obras sobre narcos? Alvarado lo analiza en esta entrevista junto a otras cuestiones.
La narrativa mexicana ha alejado las formas experimentales y ha preferido los temas históricos
– ¿Por qué está en auge la narcoliteratura, ya sea en México, Colombia… y ahora también en España?
– Una de las recurrencias que han favorecido el auge de esta corriente es el anclaje de realismo y novela histórica con que cuenta nuestra narrativa mexicana. Por siglos, la narrativa de nuestro territorio ha alejado las formas experimentales y ha preferido los temas históricos. Baste como ejemplo el hecho de que muchos de nuestros escritores, a la par que la novela, han cultivado la crónica, la historiografía y el periodismo. De ahí que, con la inercia de los tópicos que llenan los periódicos, la narcoliteratura sea tradicionalmente compuesta por estos mismos que se exponen en la narrativa, cuento y novela.
– ¿Cuáles son las características de esta corriente narrativa?
– Puedo describir una lista no exhaustiva que recurrentemente conforma la narcoliteratura. Contiene elementos del film noir, como el ambiente de detectives. Es decir, el lector ignora toda la información y la va conociendo conforme avanza la investigación judicial del caso. También un personaje común va tornándose narco o una víctima va sucumbiendo a la red de poder que se le presenta sofocante, muchas veces, hasta la muerte. El caos puede ser uno de los componentes que la narcoliteratura toma de la posmodernidad. Por ejemplo, la resolución de un expediente narco puede caer en la desinformación: los personajes detectives, víctimas, autoridades y ciudadanos tienen sólo fragmentos del acontecimiento tan dispares y desligados que el lector puede encontrarlos incluso contradictorios entre sí. La extrapolación de las argumentaciones sobre el caso puede evidenciar la figura de un individuo en zozobra en un ambiente de poder casi absoluto. La presencia de sitios, personas y acontecimientos históricos es fundamental. A pesar de un posible cambio en los nombres, estos componentes refieren a la realidad del lector. Esta forma estética revela para la narcoliteratura un compromiso social de denuncia: sea por la reprobación a los actos de narcos, sea por la permisividad de los poderes legales, o la laxitud (cobardía o consumo de enervantes, entre otras conductas) del resto de los ciudadanos.
– ¿Cree que ha podido contagiar América Latina a España el gusto por la narcoliteratura?
– Pienso en una literatura comparada entre la narcoliteratura y la novela de la Revolución mexicana [iniciada en 1910 y prolongada hasta los años 20] que, por cierto, guardan muchas similitudes de contenido y forma. Sin embargo, México no “contagió” a España el gusto por producir novelas de la Revolución. Por las fechas, España tuvo su propio conflicto [Guerra Civil de 1936 a 1939) que narró en la literatura. Desconozco si el gusto de la narcoliteratura se ha contagiado de México a España. Habría que recurrir a estudios de audiencias para tal caso. Sin embargo, quien piensa informarse de la realidad mexicana por su narcoliteratura, sea español o mexicano, está lejos de su objetivo, pues recordemos que cualquier narración se halla filtrada por un sujeto narrador. Lo que a nosotros –lectores- nos llega en la narcoliteratura no es el acontecimiento, sino el relato del acontecimiento. Así sea historiográfica o de ficción, la narración es un sentido configurado por un narrador histórico.
“Quien piensa informarse de la realidad mexicana por su narcoliteratura está lejos de su objetivo”
– ¿Considera que la narcoliteratura es más que un movimiento literario?
– Sí. Es un fenómeno complejo, en el sentido de que su estudio está compuesto por diversas disciplinas: mercadotecnia, literaria, periodística, historiográfica y social, por mencionar algunas. Sus vías de expresión, incluso, no se reducen a la literatura. En términos de artes, ha abarcado la música, las series de televisión y el cine (documentales, largometrajes, guiones, fotografía). El diálogo, pues, entre ciencias y artes sigue siendo amplio.
– ¿La narcoliteratura tendrá fecha de caducidad?
– Sí. Como todo movimiento histórico, la narcoliteratura se halla limitada por la temporalidad. Sin embargo, fenómenos similares (nuevamente pienso en la novela de la Revolución mexicana) nos han enseñado que, a pesar de que se agote su producción, los estudios al respecto podrán continuar.