Redacción (ALN).- Los cientos de migrantes que llegan cada día a la región de Iquique, en el norte de Chile, enfrentan duras condiciones que ponen en peligro sus vidas, han constatado organizaciones sociales y agencias de la ONU.
Para atender el masivo flujo de personas que huyeron de la acuciante crisis de Venezuela, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha instalado varios puestos en Iquique, donde los venezolanos reciben ayudas para cosas tan básicas como alimentarse.
Esta migración irregular ha puesto una enorme presión sobre la región de Iquique, donde un grupo de pobladores marchó el pasado domingo para exigir el fin de la criminalidad, de la que muchos ciudadanos locales responsabilizan a los migrantes.
Esas manifestaciones, así como otra ocurrida en septiembre de 2021, acabaron con hechos de violencia contra los campamentos de los migrantes ilegales, muchos de ellos venezolanos.
«Profunda preocupación»
Con este panorama, el representante Especial Conjunto de ACNUR y OIM para los refugiados y migrantes de Venezuela, Eduardo Stein, expresó el miércoles su «profunda preocupación» ante los «actos de violencia» contra los migrantes en la frontera norte de Chile, al tiempo que pidió condenar estas prácticas «categóricamente».
Asimismo, Stein exhortó a las migrantes de Venezuela a «respetar las leyes y reglamentos de los países en que se encuentran», pues aunque son «hechos aislados -que no representan a la comunidad- no deben ser utilizados para incitar a la discriminación ni a la violencia».
Chile, un país receptor de migrantes
En el último año, esta zona ha experimentado varias olas masivas de ingresos clandestinos de extranjeros, que provocaron el colapso de pequeñas localidades fronterizas, con poca infraestructura y recursos y donde se han asentado miles de personas en campamentos.
En Chile hay 1,4 millones de migrantes, lo que equivale a más del 7 % de la población, y los venezolanos son los más numerosos, seguidos de peruanos, haitianos y colombianos.