Daniel Gómez (ALN).- Lo dice el presidente Donald Trump. Lo dice su enviado especial para Venezuela, Elliott Abrams. Lo dice su asesor de Seguridad Nacional, John Bolton. La crisis de Venezuela sólo tiene una solución. La salida del poder de Nicolás Maduro. Y de Diosdado Cabello. Y de Tareck El Aissami. Si eso no ocurre, continuará el bloqueo, las sanciones, y vendrán otras nuevas.
Hace dos meses, en una entrevista con Telemundo, Donald Trump reconoció que no ha sido “lo suficientemente severo” con Nicolás Maduro. A partir de entonces aumentó la presión. Y a partir de entonces todos los factores que tienen que ver con la estrategia contra Maduro, se alinearon en un mismo discurso y en una misma posición. Ahora más evidente que nunca, frente a las contradicciones que había en la propia Casa Blanca hace unos meses, con Trump, según reveló The New York Times en mayo, molesto con sus asesores por las falsas expectativas creadas en torno a la rápida salida de Maduro y ciertas posturas “injerencistas” de esos asesores. Entonces se refería a la fallida megaconspiración contra Maduro del 30 de abril.
En la lucha de Guaidó la oposición está dividida y la Casa Blanca también
Resueltas las discrepancias, llegó la Orden Ejecutiva que sanciona en Estados Unidos a países y empresas que hacen negocios con el régimen. Luego la promesa de que o se va Maduro del poder, o vendrán más sanciones. Incluso estudia un bloqueo naval a Venezuela, que el almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur, no descartó. “Estamos preparados para hacer lo que sea preciso”.
Mientras, Trump se vale de sus asesores para desconcertar y debilitar a Maduro con acciones que, aunque parezcan contradictorias, persiguen un mismo objetivo. Así es la técnica del policía bueno y el policía malo.
Por un lado, el presidente de EEUU cuenta con Elliott Abrams. En enero lo nombró enviado especial para Venezuela. En este tiempo Abrams, haciendo valer sus refinadas formas y experiencia como diplomático, siempre dice: Maduro tiene que salir del poder. No hay otra opción posible para Venezuela. Lo repitió de nuevo este miércoles en entrevista con The New York Times. Incluso se dirigió directamente a Maduro para dejarle claro que, si quiere una salida digna, sin que le persigan ni le procesen, tiene que abandonar el Palacio de Miraflores.
Por otro lado, está el asesor de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton. El implacable Bolton, tal como demostró a principios de agosto en Lima, en la Conferencia Internacional por la Democracia de Venezuela. “La única negociación con Maduro es la de saber qué avión va a tomar”, dijo en el evento. “En cuanto los cubanos se marchen, Maduro no llega a la medianoche”, agregó. “Tiene los días contados”.
Abrams hace de policía bueno. Bolton de policía malo. En las formas discrepan, pero coinciden en el objetivo. Y coinciden también con su jefe, Donald Trump. Y, además, coinciden con el equipo de Juan Guaidó. Y coinciden con el almirante Faller.
Abrams hace de policía bueno. Bolton de policía malo. En las formas discrepan, pero coinciden en el objetivo. Y coinciden también con su jefe, Donald Trump. Y, además, coinciden con el equipo de Juan Guaidó. Y coinciden con el almirante Faller.
El objetivo no es otro que lograr el fin de la usurpación. Y si para eso hay que ofrecerle a Maduro una amnistía, se le ofrece, aseguró Abrams a The New York Times. Y Bolton, a quien no le gusta la idea de la impunidad, de la amnistía, dijo en Lima que si tiene que tragarse una medida de este tipo se la tragará. La diferencia es que en esa ocasión Bolton se refería a una amnistía a los militares. No a Maduro como tal. Pero si Bolton tiene que hacer de tripas corazón, lo hará.
Otra línea roja de Washington son las sanciones. “No retiraremos las sanciones hasta que Maduro esté fuera del gobierno”, dijo Abrams, quien una semana antes, en conversación con el Miami Herald, aclaró que el fin de la usurpación de Maduro conlleva también el fin de Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, y el fin de Tareck El Aissami, ministro de Industria de Maduro.
“Es difícil ver cómo un gobierno de transición, un gobierno de unidad nacional, pueda incluir gente de ese tipo”. Tanto Cabello como El Aissami están sancionados por el Departamento del Tesoro de EEUU por supuestos vínculos con el narcotráfico.
El anuncio del Departamento de Estado de EEUU de este miércoles es otra muestra de coherencia y unidad por parte de la Casa Blanca.
We resolutely support a return to democracy in Venezuela & are part of the region’s support of vulnerable Venezuelans. The newly formed Venezuela Affairs Unit continues our work with @JGuaido, the democratically elected @AsambleaVE & the Venezuelan people. https://t.co/nLWlqTzUdq
— Secretary Pompeo (@SecPompeo) August 28, 2019
El secretario de Estado, Mike Pompeo, anunció la creación de una Oficina de Asuntos Venezolanos (VAU, por su siglas en inglés) dentro de su Embajada en Colombia para «continuar trabajando por la restauración de la democracia y el orden constitucional”.
La oficina estará dirigida por el encargado de negocios James Story, quien estuvo al frente de la legación estadounidense en Venezuela antes de su cierre el pasado mes de marzo.
«La VAU continuará el trabajo por la restauración de la democracia y el orden constitucional en el país, y la seguridad y bienestar del pueblo de Venezuela”, indicó Pompeo.
Otro nombre clave en todo este asunto es el de Rick Scott, senador por Florida. Es uno de los artífeces, junto a Bolton, de esta estrategia.