Zenaida Amador (ALN).- Aun bajo el fuerte peso de las sanciones internacionales en su contra, el régimen de Nicolás Maduro mantiene unos menguados despachos petroleros a Cuba. Se trata de un intento por garantizarle un piso mínimo de sostenimiento al castrismo, severamente afectado por la merma de la petrochequera venezolana de los últimos años. A Cuba le toca resistir el colapso del chavismo en medio de una crisis económica y de escasez que hace recordar los peores momentos del período especial en los años 90, cuando colapsó la Unión Soviética, su gran aliado de entonces.
Recientemente la ministra de Comercio Interior de Cuba, Betsy Díaz Velázquez, tuvo que admitir que el régimen cubano no tenía capacidad para garantizar la oferta mínima de productos básicos requerida por los habitantes de la isla. Con dificultades se está dotando lo que llaman la “canasta familiar normada”, que es totalmente importada, lo que implica un gasto difícil de asumir por las autoridades.
“Esa canasta que puede parecer poca e insuficiente, y que sabemos que no alcanza, es una canasta que le cuesta al país más de 1.000 millones de dólares”, argumentó la funcionaria al exponer el costo de las importaciones. Es decir, que el régimen cubano carece de capacidad para dotar rubros básicos, como frijoles, café y azúcar, desde la producción local, lo que habla del fracaso de su modelo económico.
La decisión de la administración de Miguel Díaz-Canel ha sido a favor de “mantener la alimentación estable”, como señaló Díaz Velázquez, lo que implica sacrificar algunas cosas como, por ejemplo, los productos de aseo personal. “Con varias medidas que se están adoptando a partir del mes de abril podemos ir estabilizando la oferta de aseo a la población”, prometió.
A la par de esto, hay un severo racionamiento de gas licuado de uso doméstico debido a que “los inventarios que actualmente existen en el país no cubren el consumo”, como advirtió a mediados de enero la Unión Cubapetróleo (Cupet).
Venezuela es la trampa en la que se metió Cuba
Venezuela ha sido una tabla de salvación para Cuba y hoy, en medio de la precariedad, lo sigue siendo. Sin embargo, el impacto de las sanciones de parte de Washington se siente con fuerza tanto en el seno del régimen chavista como en el castrista. Según la administración de Donald Trump, Maduro ha sido un títere de la dictadura cubana y el régimen castrista ha buscado vías para darle sostenimiento a Maduro con abierto desprecio hacia los derechos humanos de los venezolanos, ante lo cual ha adoptado medidas restrictivas para ambos.
Aun cuando en ocasiones privilegia la atención de sus aliados cubanos y deja a Venezuela padeciendo una severa escasez de combustibles, los despachos petroleros que garantiza Maduro no son suficientes para atender las necesidades de la isla. Cuba ha intentado encontrar suministros en otros mercados, como Argelia, pero las sanciones le juegan en contra.
Esta semana el ministro de Transporte de Cuba, Eduardo Rodríguez, admitió que tuvieron que “comprar un barco”, que se encontraba cercano a las costas cubanas para garantizar la carga de combustibles que transportaba, pues el armador se había negado a atracar en su territorio. “El barco no ha querido atracar y hemos tenido que comprar el barco, con dinero que hemos tenido que sacar de los limitados recursos financieros que dispone el país para poder acceder a ese combustible”, señaló.
De acuerdo con un despacho de Reuters, la crisis de los combustibles en Cuba incluso comienza a afectar al sector turístico, al que se le suele preservar de las limitaciones que aquejan a la isla. Así, les comenzaron a limitar a los turistas el alquiler de autos con una cuota de combustible para únicamente desplazarse por La Habana.
Hasta Díaz-Canel ha calificado como “un verdadero milagro” que no se hayan producido apagones de gran magnitud dada la falta de combustibles que limita la generación eléctrica.