María Rodríguez (ALN).- Desde la llegada a la Presidencia de Colombia de Álvaro Uribe en 2002, la política en el país se divide en uribistas y antiuribistas. La victoria de Iván Duque en las presidenciales es también la de Uribe. Al expresidente lo definen como un maestro de la política, un inteligente estratega, de carácter personalista y con ciertos gestos populistas hacia la derecha. Con Juan Manuel Santos, a Uribe le salió un delfín rebelde. ¿Se repetirá la historia con Duque?
El uribismo sigue marcando la agenda política de Colombia. La victoria de Iván Duque en las presidenciales es igualmente la de Álvaro Uribe. El exmandatario, que dejó la Presidencia del país en 2010 tras dos mandatos consecutivos, aupó al candidato derechista a la Casa de Nariño. También lo hizo con Juan Manuel Santos ocho años antes, pero este acabó convertido en un delfín rebelde. Cómo se comportará Duque con su mentor aún es una incógnita.
“El apoyo del exmandatario Uribe a la candidatura de Iván Duque ha mostrado la fuerza y el impulso que sigue teniendo sobre la ciudadanía votante”, explica al diario ALnavío Anabel Garrido Ortolá, licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid, doctora en Sociología y Antropología y experta en Colombia.
Garrido: “El apoyo del exmandatario Uribe a la candidatura de Iván Duque ha mostrado la fuerza y el impulso que sigue teniendo sobre la ciudadanía votante”
¿Puede decirse que en Colombia sólo hay un jefe político y ese es Uribe? “Desde la llegada de Uribe, la política en el país se divide entre uribistas y antiuribistas”, describe también a este diario Rogelio Núñez, investigador del Ielat (Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Alcalá de Henares).
“Uribe marca la línea política divisoria en Colombia. Es la mayor figura política del país desde la segunda mitad del siglo XIX”, subraya el experto y continúa: “Una vez que rompió con Santos, ha construido un partido político de la nada (el Centro Democrático)”. Uribe derrotó a Santos en el plebiscito del acuerdo de paz con las FARC y llevó a la victoria en las elecciones presidenciales a su pupilo Duque.
El carácter “personalista” de Uribe
En cuanto a su personalidad, Uribe “tiene cierto perfil de caudillo -en el buen sentido de la palabra-, un carácter personalista, con ciertos gestos de populismo hacia la derecha”, apunta Núñez. “Es un maestro de la política. Es un gran animal político, un inteligente estratega, pragmático y como todo caudillo despierta odios y pasiones. No hay término medio”, insiste el experto.
Para Núñez, el gran mérito de Uribe en estas elecciones ha sido construir una gran alianza de centro y centro-derecha en una candidatura única, algo que no ha podido conseguir la izquierda con Gustavo Petro.
Álvaro Uribe Vélez nació en Medellín en 1952 en el seno de una familia numerosa (son cinco hermanos, aunque uno ya falleció). Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Antioquía, donde empezó su carrera política en las Juventudes del Partido Liberal. Amplió su formación en la Universidad de Harvard (EEUU), donde cursó estudios sobre administración, gerencia y negociación y resolución de conflictos.
Según la biografía publicada en la página web oficial de Uribe, en Harvard el expresidente fue discípulo del profesor Roger Fisher, célebre por su plan para prevenir un ataque nuclear: implantar una cápsula con el código del botón rojo junto al corazón de un voluntario que acompañaría siempre -y con un cuchillo- al presidente en cuestión. Si este quisiera disparar las armas nucleares tendría que matar con sus propias manos a un ser humano. Lo que podría replantear la decisión. Así describe su idea Fisher en un artículo de la publicación The bulletin of the Atomic Scientists de 1981.
La vida de Uribe siempre ha estado vinculada con el servicio público. Desempeñó las funciones de jefe de Bienes de las Empresas Públicas de Medellín, de director de la Aeronáutica Civil y de secretario general del Ministerio de Trabajo, cargo desde el que logró sacar adelante un decreto sobre libertades sindicales en Colombia. Fue alcalde y concejal de Medellín en los años 80 y senador a finales de esa década, comienzos de los 90 y desde 2014. Uribe alcanzó la Presidencia del país en 2002 y se mantuvo hasta 2010.
El Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona (Cidob) destaca en la biografía de Uribe “el espectacular rescate en julio de 2008 por el Ejército de Colombia de [la que fuera candidata presidencial] Íngrid Betancourt y otros 14 rehenes de las FARC”, que “elevó a cotas nunca vistas en el país suramericano la popularidad de Uribe”.
Del Uribe jefe a Santos, el delfín rebelde
Álvaro Uribe venció en las elecciones presidenciales de 2002 como candidato independiente, apoyado por la organización Primero Colombia, tras abandonar el Partido Liberal, en el que había transitado toda su trayectoria política anterior. En 2006 volvió a imponerse.
Un año antes, Juan Manuel Santos había fundado, junto con otros antiguos miembros del Partido Liberal, el Partido de la U, que pasó a ser considerado el ‘partido de Uribe’. Llegado el momento de dejar la Presidencia, después de que perdiera el referéndum convocado para permitir un tercer mandato (única gran derrota de su carrera), Uribe impulsó la candidatura de Santos, quien resultó elegido presidente.
El idilio entre Santos y Uribe no tardaría en romperse. Ocurrió, según recuerda Núñez, cuando Santos traspasó las líneas rojas de los principios del uribismo al mantener buenas relaciones con el entonces presidente venezolano Hugo Chávez, al nombrar en el gabinete a hombres antiuribistas y al emprender el proceso de diálogo con las FARC.
En 2013 Uribe fundó el partido Centro Democrático. Sólo año y medio después esta formación logró convertirse en el segundo mayor partido en el Senado con 20 representantes, al obtener 14,29% de los votos, mientras que el Partido de la U caía de 28 a 21 escaños con 18,4% de los sufragios.
La gran victoria en las urnas de Uribe sobre Santos no fue, sin embargo, en unas elecciones. Santos sufrió la más significativa derrota de su carrera en el referéndum sobre los acuerdos de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), celebrado el 2 de octubre de 2016. Antaño rivales políticos muy enfrentados, Uribe y Andrés Pastrana (cuyas negociaciones con las FARC terminaron en fracaso) unieron fuerzas para liderar la campaña a favor del ‘no’ a lo acordado por el Gobierno y el grupo armado.
A pesar de que contaba con todos los recursos del Estado a favor de la campaña, y con el apoyo casi unánime de los medios de comunicación, Santos salió derrotado en el plebiscito. Los partidarios del ‘no’ se impusieron con 50,21% de los votos. Uno de los principales actores en la campaña de Santos y Pastrana fue precisamente Iván Duque, presidente electo desde este domingo (Leer más: La hegemonía política electoral de Álvaro Uribe en Colombia ya es indiscutible).
La incógnita de Duque
En su primera intervención como presidente electo, Duque dijo que “Colombia unida debe llevar la corrupción a una derrota contundente en todo el territorio de la nación”, según informó El Tiempo. También sostuvo, en la línea de la idea de la “seguridad democrática” propugnada por Uribe, que “la seguridad tiene que volver a los campos de Colombia, la seguridad es un valor democrático que nos permite estar libres de miedo”.
La experta en ciencias políticas Garrido Ortolá subraya al diario ALnavío que aún es pronto para saber cómo se desarrollarán las relaciones entre Uribe y Duque. “Sin embargo, sí es cierto que en el caso de Juan Manuel Santos fue fundamental la narrativa internacional, especialmente la clave estuvo en Barack Obama como presidente de Estados Unidos”, puntualiza Garrido.
“EEUU es un agente clave en Colombia y un factor externo importante a tener en cuenta en las políticas nacionales”, apunta Garrido
“EEUU es un agente clave en Colombia y un factor externo importante a tener en cuenta en las políticas nacionales. Este contexto fomentó un clima que propició la ruptura política entre Uribe y Santos, teniendo en cuenta que este fue ministro de Defensa de Uribe”, subraya Garrido.
Por el contrario, el nuevo escenario político en Colombia tiene a Donald Trump como presidente de EEUU, “factor que puede mantener una política dura con respecto a los acuerdos”, apunta la experta.
Núñez, por su parte, cree que Duque no traspasará las líneas rojas del uribismo. “Las relaciones con Venezuela van a empeorar”, apunta el experto e insiste en que el presidente electo no nombrará en su Gobierno a antiuribistas y que los acuerdos de paz se endurecerán en alguno de los términos, en línea con el pensamiento de Uribe. “Por ello, en este momento y en este sentido Duque va a tener plena sintonía con Uribe. Con el resto de medidas, estoy convencido de que Uribe le va a dejar amplísima autonomía. Que se repita la pelea Uribe-Santos con Uribe-Duque no lo veo”, concluye Núñez.