Daniel Gómez (ALN).- Miles de venezolanos, desesperados, sin papeles, sin protección de ningún tipo, ingresan en Colombia cada día. Su estatus muchas veces es un problema. Para ellos. Y para las personas que dejan atrás. Pero la asociación BK Club ahora les ofrece una solución. Este mes lanzarán un club exclusivo que les brinda protección en Colombia, y también protección para sus familias en Venezuela. Se lo cuenta al diario ALnavío su fundadora, Maribel Torcatt.
Hoy en Colombia viven 1,4 millones de venezolanos. Migrantes del éxodo, que han abandonado su país a la desesperada en busca del futuro que les niega la situación en Venezuela. En ocasiones lo dejan todo atrás. La familia, los hijos, la casa… Se arriesgan a cruzar una frontera plagada de peligros. Como la guerrilla, el contrabando, el narcotráfico. E ingresan a un país que les recibe con los brazos abiertos, pero que no cuenta con los recursos ni la infraestructura para atenderlos de forma adecuada.
“Creo que podemos ayudarles”, afirma al diario ALnavío Maribel Torcatt, fundadora de BK Club, con sede en Bogotá, pero con operación en toda Colombia. “Miles de venezolanos llegan cada día a nuestro país. Desprotegidos en su mayoría. Sin papeles. Sin posibilidad de acceder a los servicios públicos. Este mes lanzaremos un club para ellos”.
BK Club es una organización de desarrollo social de la Fundación de Financiamiento Rural (Fundefir), esta última, fundada en 1996. Lo suyo son dos décadas de experiencia asesorando a los colombianos con pocos recursos a ahorrar. Su trabajo acaba de ser premiado en España. Este jueves la Fundación Mapfre le concedió el galardón a la mejor idea para conectar el mundo de los seguros con las personas. Se impuso a otros 200 proyectos de Europa y Latinoamérica. BK Club también ofrece servicios de educación y de ocio, brinda a sus suscriptores descuentos en el cine y otro tipo de actividades. Ahora ampliarán este servicio para los venezolanos en Colombia.
– ¿Cuál es su plan para ayudar a los venezolanos?
– Les ofreceremos elementos de seguro que no sólo protegen al venezolano en Colombia, sino a sus familias en Venezuela. Esto es importante, porque en los estudios que hemos hecho vemos cómo para los migrantes es una gran mortificación abandonar a sus esposas, a sus maridos y a sus hijos. Es bueno ofrecerles una cobertura.
BK Club lo puede hacer porque la asociación de la que depende, Fundefir, tiene actividad en Venezuela. También está presente en Argentina, Perú y Haití. No obstante, el grueso de la actividad la desarrollan en Colombia. Además de Bogotá, tienen fuerte presencia en Cali y Barranquilla.
– ¿Cómo funciona el club?
– Es un modelo de suscripción mensual de seis dólares. Con ese dinero proteges a toda la familia. Madre, padre y cuatro hijos. Ofrece atención médica en línea. Traslados con ambulancia si es necesario. Se gestionan consultas con especialistas, y también se ofrecen asesorías.
¿Por qué asesorías? En Colombia, el 30% de los ingresos de una familia se invierte en golosinas, refrescos, tabaco, alcohol. Productos totalmente innecesarios, y más para las personas a las que les escasea el dinero.
“Y no sólo es por falta de educación financiera, el mercado fomenta este tipo de actividades”, explica Torcatt. “Nuestra idea es acompañar a estas personas. Trasmitirles confianza. Porque la pobreza no sólo es la falta de dinero. Hace falta protección”.
– ¿Es tan grave que las personas con bajos recursos malgasten el dinero en esos productos?
– En muchas ocasiones pasa que cualquier calamidad, la muerte de un familiar, una enfermedad, puede acabar con los ahorros de una familia en un día y dejarlos más de un mes sin ingresos. Y no es porque no tengan dinero. A veces tienen dinero. Aunque poco, lo tienen, pero lo gastan en cosas innecesarias. Por ejemplo, nosotros les acompañamos para que, en vez de tomar 12 cervezas, se tomen 10 y puedan así ayudar a sus familias.
Torcatt insiste en lo grave que puede ser una enfermedad para las cuentas de una familia de pocos recursos. “La enfermedad de una madre puede ocasionar que una familia se quede un mes entero sin recibir ningún ingreso. Si esa familia tuviera un seguro, pues no le pasaría. Nosotros les ayudamos mantener el ingreso y el sustento. A amortiguar esos impactos”.
– ¿Lo que ustedes hacen es efectivo? ¿Les hacen caso?
– Es un proceso. No nos tienen que hacer caso. Pero tenemos muchos procesos de personas que han entrado porque quieren capacitarse. Entran, contratan un seguro de defunción y cuando se produce la tragedia, el seguro cubre el velatorio. Es realmente útil y ellos se dan cuenta. Y lo difunden a otras familias diciendo que de verdad funciona.