Daniel Gómez (ALN).- 80% de los costos operativos de un barco tienen que ver con la quema de combustible. Por eso la startup de Barcelona Bound4blue diseñó un sistema de velas rígidas, plegable y autónomo, más parecido al ala de un avión que al de una vela convencional. Estructuras de 20 metros que desembarcarán en los mares de Cantabria y Perú próximamente y que permiten ahorrar 40% de ese dinero. Una hazaña tecnológica que explica a ALnavío el fundador y director de la empresa, José Miguel Bermúdez.
¿Y si los barcos del futuro vuelven a ser veleros? Eso es lo que pretende Bound4blue. Esta startup de Barcelona diseñó un sistema de velas rígidas que reduce el empuje del motor, y con ello, las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera. “No existe un sistema más competitivo”, dijo al diario ALnavío José Miguel Bermúdez, director y fundador de la empresa.
Los 16 buques más grandes del mundo emiten tanto azufre como el conjunto de la flota mundial de coches. Aparte de contaminante, esto es ineficiente desde el punto de vista empresarial. Semejante quema de combustible supone 80% de los costos operativos de un barco. La solución rápida sería poner límites al transporte marítimo. De hecho, para 2020 se esperan nuevas regulaciones en este sentido. Sin embargo, no se puede prescindir de los barcos.
El móvil, la ropa, los coches, la gasolina… Prácticamente cualquier producto llega a tierra a través del mar. Al año, 10.000 millones de toneladas llegan a destino a través de los casi 85.000 buques que surcan los océanos. Por eso la tecnología de Bound4blue cobra fuerza. Según el directivo, este sistema de velas rígidas, que pronto desembarcará en los mares de Cantabria y Perú, representa ahorros de entre 10% y 40%.
La solución de Bermúdez bien pudiera ocupar una página del Quijote. Es ingenioso en todos los sentidos. Las velas, algunas de hasta 20 metros de altura, podrían ser los molinos que Don Quijote confundió con monstruos. Vistas desde lejos y sobre un barco, las velas recuerdan a un dinosauro. Al dacentrurus armatus de cuyo lomo asoman vértebras afiladas y alargadas.
El símil con la obra de Miguel de Cervantes es pertinente por el propio expediente de José Miguel Bermúdez. Este empresario lideró y coordinó “El Quijote más grande del mundo”, un proyecto que le llevó 10 años y culminó en 2012 con dos kilómetros de escritura, 700 páginas de texto e ilustraciones de dos metros de alto, uno de ancho y 15 centímetros de grosor.
Velas plegables y autónomas
A Bermúdez, ingeniero aeronáutico de formación, recientemente premiado con el Premio Empresa de la Fundación Princesa de Girona, se le ocurrió la idea de las velas en 2006, mientras veía con amigos un documental sobre historia de la navegación. “¿Por qué no diseñar una embarcación propulsada por velas diseñadas para la producción de hidrógeno y oxígeno siendo eficiente y renovable mediante la electrolisis de agua marina?”, se cuestionó.
De esta compleja pregunta resultó la idea de negocio, la cual se concretó en Bound4blue 11 años después, en 2015. En resumen, lo que propone esta startup es un sistema de vela rígida, más parecida al ala de un avión que a una vela convencional, que permite reducir el empuje del motor gracias a la fuerza del viento.
Los 16 buques más grandes del mundo emiten tanto azufre como todos los coches del planeta
Entrando en detalle, la vela rígida también es plegable y orientable, es decir, que rota en función del viento. Detalló el directivo que el sistema se compone de “una estructura de acero marino, un mástil telescópico y unas costillas que generan el perfil aerodinámico”. Además, la recubre una piel de fibra de carbono que “garantiza la aerodinámica en toda la superficie”. También indicó que el sistema “es 100% autónomo”.
Según Bermúdez, el “gran reto” a nivel de ingeniería ha sido diseñar la tecnología de pliegue y repliegue de las velas. Un sistema que deje espacio para la carga y descarga de los buques, que no ponga en juego la navegabilidad del barco, y que se adapte a los vientos de forma automática. “Esto es algo que no se había hecho nunca, y mucho menos en velas con alturas mayores a 20 metros”, apuntó.
Por todo lo anterior el directivo asegura que su idea es la “más competitiva”. Lo es, agregó, “por su eficiencia y capacidad de empuje, así como por la posibilidad de plegado. Otros factores clave como la capacidad de automatización al 100% o el hecho de ser un sistema pasivo [no necesita aporte de energía], dan más peso aún a la selección”.
Bound4blue ya validó la tecnología en tierra. Ahora toca instalar el sistema en dos buques, uno de pesca y un carguero. La primera tendrá lugar en Perú, en colaboración con la ingeniería gallega Insenaval, y la otra en Cantabria, España, donde ya cuenta con socios industriales como Astander.
“Ahora hablamos con varios armadores para realizar la integración de nuestro sistema en un tanquero [barco petrolero] y en un ferry. También trabajamos con las entidades de clasificación más relevantes a nivel mundial para avanzar en el marco regulatorio y lograr la aprobación del producto por varias empresas de certificación”, comentó el directivo.
Además de esta tecnología, la startup trabaja con un software de optimización de rutas “que permite maximizar los recursos de viento disponibles aportando ahorros adicionales a los que aporta el sistema de la vela por sí solo”.
Problemas de financiación
En Bound4blue no todo ha sido un camino de rosas. “Las principales barreras que nos hemos encontrado han sido técnicas, económicas y comerciales”. Ya lo dijo Bermúdez, el sistema de velas rígidas supuso un gran reto. Un desafío igual de complejo que el de conseguir dinero para el proyecto. Hasta ahora, ya han captado 2,5 millones de euros de financiación.
“A nivel económico, ha sido difícil encontrar financiación privada para llevar a cabo un proyecto industrial de estas dimensiones”, apuntó. Por eso destaca el apoyo de entidades públicas como el Gobierno de Cantabria, el Gobierno de Cataluña y la Agencia Espacial Europea.
Luego está el reto comercial. “Hemos tardado mucho tiempo en recibir el apoyo e interés del sector”. Clave en todo eso fue la aceptación de Bound4blue en la Fishing Accelerator, una aceleradora de startups del sector pesquero asentada al noroeste de España, en Vigo.
Gracias a esta institución, la empresa cerró un acuerdo con Orpagu. Esta organización pesquera fue su primer cliente, ya que adopta y prueba su tecnología. También captaron el interés de la Fura dels Baus. En su buque Naumon integrarán las velas rígidas, para luego ofrecer espectáculos itinerantes a lo largo de todo el mundo.