Daniel Gómez (ALN).- El gobierno argentino apoyó una resolución en la ONU que condenaba las violaciones contra los derechos humanos cometidas por el gobierno de Nicolás Maduro. Un voto que molestó a la designada embajadora de Argentina en Rusia, Alicia Castro, íntima amiga del fallecido expresidente venezolano Hugo Chávez. Le molestó tanto que renunció, generando, de paso, una grieta en el Ejecutivo de Alberto Fernández.
“Hoy quiero presentar mi renuncia como embajadora, porque no estoy de acuerdo con la actual política de Relaciones Exteriores. El 6 de octubre, en el 45° período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el voto de Argentina acompañando la Resolución del Grupo de Lima constituye un dramático giro en nuestra política exterior y no difiere en absoluto de lo que hubiera votado el gobierno de Macri”.
El párrafo anterior es un extracto de la carta de renuncia de Alicia Castro, hasta este miércoles designada embajadora de Argentina en Rusia.
Su dimisión es consecuencia de lo ocurrido este martes en Ginebra cuando tocó votar por una resolución sobre Venezuela. Cabe recordar que este país estuvo en boca de todos durante el 45º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos. En un primer momento por el informe de una misión independiente de la ONU que señalaba a Nicolás Maduro y otros altos jerarcas del gobierno de cometer crímenes de lesa humanidad. Y después por la actualización de la situación en Venezuela realizada por la alta comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, quien denunció más de 2.000 ejecuciones extrajudiciales.
Con estos informes sobre la mesa, se redactarondos resoluciones. Una que mostraba preocupación por las violaciones de derechos humanos en Venezuela. Y otra que las condenaba enérgicamente e instaba a la misión independiente de la ONU a continuar las investigaciones al menos dos años más. El gobierno argentino votó por la segunda, que fue la que salió adelante con el apoyo de Estados Unidos, la Unión Europea, y los países latinoamericanos que integran el Grupo de Lima.
Nada de esto gustó a la ya exembajadora Alicia Castro. No le gustó porque “promueve la franca injerencia en los asuntos internos”. Porque “demoniza a Venezuela, sus autoridades legítimas y su pueblo”. Porque Argentina “votó junto al grupo de países latinoamericanos que han seguido a pie juntillas las instrucciones de Estados Unidos de demoler a Venezuela”. Y porque se alineó con “Reino Unido, cuando Venezuela ha sido aliada constante y ejemplar de Argentina”.
La embajadora “chavista”
El argumentario de Alicia Castro bien pudo ser el de un militante chavista. Y es que en cierto modo lo es. De hecho, como “chavista” la etiquetan en los principales periódicos de Argentina, La Nación y Clarín.
Además, conocida es la buena relación de Castro con el expresidente venezolano Hugo Chávezcuando fue embajadora en Caracas entre 2006 y 2011, durante el gobierno de Néstor Kirchner en Argentina.
Un Chávez al que, por cierto, Castro nombra en varias ocasiones en su carta de renuncia como ejemplo de político latinoamericano valiente, comprometido con la paz y la integridad regional. Eso dijo.
La embajadora afirmó que Chávez es uno de los líderes que participaron “en el proceso de forja de la unidad regional” en la década pasada. Que Chávez “promovió” los Acuerdos de Paz de Colombia junto a Néstor Kirchner y Fidel Castro. Que Chávez fue uno de los “tres mosqueteros” que junto a Néstor Kirchner y Lula da Silva armaron el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas.
Una grieta en el gobierno argentino
El caso es que la renuncia de Alicia Castro abre la primera grieta en el gobierno de Argentina. Y nohay que olvidar que el presidente Alberto Fernández llegó al poder gracias a la alianza con la exmandataria y ahora vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
Esta fórmula presidencial se tradujo en un frente amplio que atrajo a la mayoría de las sensibilidades del peronismo. Aquellas más moderadas, representadas por Alberto Fernández. Y las más radicales, como es el propio kirchnerismo que encabeza Cristina Fernández. Kirchnerismo que también defiende Alicia Castro.
Para aclarar el conflicto, el canciller de Argentina, Felipe Solá, salió al quite este miércoles, recordando que el gobierno no se ha plegado a los intereses de Estados Unidos, como denunció Castro, y recordar también que no son aliados del gobierno de Nicolás Maduro, tal cual critican los sectores más radicales de la derecha.
“Para que nadie se confunda, el gobierno mantuvo siempre la misma posición sobre Venezuela. Queremos ayudar a que los venezolanos tengan un funcionamiento pleno de sus instituciones sin interferencias externas, sanciones ni castigos unilaterales”, aclaró Solá en Twitter.
A la hora de explicar la votación en Ginebra, el canciller dijo que su interés inicial fue que se pactara una única declaración. “Desafortunadamente eso no ocurrió. Entonces, la delegación se abstuvo en un proyecto y votó, junto al Grupo de Contacto, en favor del documento que estimó más adecuado”. El documento más adecuado para Argentina fue el que condena la situación de los derechos humanos en Venezuela y garantiza el trabajo de la misión independiente de la ONU por dos años más.
“No podría seguir instrucciones de Cancillería que no comparto y que considero reñidas con el interés de la nación. Quiero actuar con responsabilidad y transparencia; que nadie se preocupe o perjudique por mis declaraciones, ni conocer preocupaciones en off por los medios de prensa comerciales. Mi posición y mi ideal de construcción de la Patria Grande es hoy, como fue durante los dos gobiernos Kirchner, y seguirá siendo, firme e inclaudicable. Siempre”, concluyó Alicia Castro en su carta de renuncia.