Redacción (ALN).- La devaluación del peso, la maltrecha economía y los escándalos de corrupción asociados con el sector paralizarán muchas obras en Argentina.
“Los bancos se están retirando de financiar a las empresas de obras públicas. Creo que es por la preocupación del ajuste fiscal que llega a la obra pública. Es posible que haya 40.000 despidos o incluso más”. Lo dice a la agencia Reuters Gustavo Weiss, presidente de la Cámara de la Construcción. Por su parte, un alto funcionario de la Unión Obrera de la Construcción, el mayor sindicato del ramo, dijo a Reuters que en los últimos tres meses se perdieron al menos 12.000 puestos de trabajo en el sector. Además, calculó que el ajuste fiscal del Gobierno implicará una reducción de obras públicas del 50% en 2019. “Las obras tienen una cierta inercia y no se cortan de un día para el otro, pero hay obras que tenían 300 personas y ahora tienen 150. En un proceso de seis meses se pueden perder de 50.000 a 60.000 trabajadores. Me parece que, si la crisis no se revierte, probablemente sean más los que se pierdan”, dijo la fuente. “Esto también afecta a las obras privadas porque con la inflación y los aumentos de insumos, no cierran los proyectos, se refinancian o se recalculan”, agregó. Con la crisis, y la necesidad de un adelanto del préstamo del Fondo Monetario Internacional, el gobierno de Mauricio Macri ha hecho un duro ajuste en las cuentas del Estado. Sobre todo, en lo que a obra pública se refiere. Eso, por un lado. Por otro, el sector atraviesa un problema de imagen, castigado por el caso de ‘los cuadernos de las coimas’. Muchos constructores fueron partícipes de los sistemas mafiosos del kirchnerismo, y ahora los bancos miran con lupa cada movimiento antes de dar un crédito. Además, la situación macroeconómica, con una economía en recesión y una inflación inestable, hace trizas al sector.