Daniel Gómez (ALN).- Quien fue enviado especial de EEUU para Venezuela en el gobierno de Trump, Elliott Abrams, sostiene que la administración de Biden debería condicionar la reactivación del intercambio de diesel con Venezuela a que el Programa Mundial de Alimentos se instale en el país. Es lo lógico, asegura.
“Es lógico: los intercambios de diésel están destinados a ayudar a la situación alimentaria, entonces exijamos que el régimen permita una ayuda seria y directa a los venezolanos que la necesitan”.
Lo dice Elliott Abrams como investigador principal del Council on Foreign Relations en Washington en un informe publicado este jueves.
Quien fue enviado especial para Venezuela en el gobierno de Donald Trump sigue defendiendo la suspensión de los intercambios de diésel como una medida eficaz. Lo hace prácticamente una semana después de que Alena Douhan, relatora especial de la ONU para medidas coercitivas y sanciones unilaterales, asegurara que las sanciones al diésel afectan negativamente la calidad de vida de los venezolanos.
“La falta de gasolina, con el consiguiente aumento de los precios del transporte, viola la libertad de circulación, impide el acceso a hospitales, escuelas y otros servicios públicos, agrava los desafíos en la entrega y distribución de alimentos y suministros médicos, especialmente en zonas remotas del país, afectando, entre otras cosas, la población indígena, y provoca retrasos en los servicios públicos, incluida la justicia penal y civil. La supuesta falta de combustible diésel, que se utiliza principalmente para fines agrícolas, industriales y de transporte, tiene un efecto potencial dramático en la producción y almacenamiento de alimentos, con el riesgo de agravar aún más la inseguridad alimentaria del pueblo venezolano que ya enfrenta un deterioro en el país. cantidad y calidad de alimentos y mayor desnutrición, aumentando así los riesgos para la salud y las amenazas a la vida”, dijo Douhan al concluir su visita a Venezuela.
Las palabras de la relatora fueron suscritas por el gobierno de Nicolás Maduro, el cual obvió los puntos del informe que le perjudicaban, y usó los relativos a las sanciones para defender el relato del “bloqueo y la guerra criminal” de Estados Unidos.
“Lágrimas de cocodrilo”, dijo Abrams sobre el victimismo de Maduro.
“Es difícil demostrar que la exclusión de los intercambios de diésel (y de gasolina) haya provocado escasez. Vale la pena señalar que el régimen de Maduro le da miles de barriles de diésel por día a Cuba, lo que sugiere que el producto todavía está disponible en Venezuela”, agregó.
Abrams descarta el argumento humanitario de que “muchos venezolanos ya tienen hambre” como para levantar las sanciones a los intercambios de petróleo.
Aunque Abrams reconoce que muchos no tienen que llevarse a la boca, la realidad arroja“un hecho crudo: muchos venezolanos tienen hambre, pero el régimen cruel se niega a permitir que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) opere allí”.
El PMA exige a sus miembros neutralidad política y un programa de distribución de alimentos según las necesidades de la población, cosa que Maduro, quien ha venido usando el hambre de los venezolanos como un elemento de control social, no está dispuesto a permitir, aseguró Abrams.
“Mientras los venezolanos pasan hambre, el régimen ha bloqueado al PMA porque sus principios socavarían el uso de alimentos como arma por parte del régimen”, explicó.
Por todo lo anterior, Elliott Abrams le propone al gobierno de Joe Biden “condicionar el intercambio de diésel al permiso para que el PMA trabaje en Venezuela (…) De esa forma, los auténticos beneficiados serían los venezolanos”.