Ysrrael Camero (ALN).- España se adentra en una nueva campaña electoral con pocas novedades en el ambiente. La incursión de Más País es una de las pocas noticias que han roto la rutina. Pero la probable irrupción del tema catalán podría terminar obstaculizando el despliegue normal de las estrategias de campaña de los partidos.
El tenor de la campaña promete ser moderado, con todos los actores disputando el control del centro del espectro político. El tema de la independencia de Cataluña no se encuentra entre las preocupaciones principales de los españoles, más angustiados por el paro y molestos por la incapacidad de los políticos para conformar un gobierno efectivo. Hace un año 13,8% de los españoles se mostraba preocupado por la deriva independentista catalana, hoy ese número ha bajado a un 5,8%, pero algunas noticias pueden cambiar el panorama.
El 1º de octubre se conmemoró el segundo aniversario del polémico referendo catalán que derivó en algunos enfrentamientos con la policía, en la aplicación del artículo 155 y en el enjuiciamiento de las autoridades responsables de esa iniciativa.
El tema catalán divide a las fuerzas progresistas pero unifica a los conservadores. Una mayor crispación sobre Cataluña abriría las líneas de fractura que separan al PSOE del conglomerado de organizaciones y movimientos que rodea a Unidas Podemos y a Más País.
El juicio del procés, como se le conoce, es leído de manera diversa en Madrid y en Barcelona, pero altera el funcionamiento de la política en toda España. La aplicación del artículo155 por parte del gobierno de Mariano Rajoy contó, en su momento, con el apoyo del PSOE en el Congreso, y fue duramente criticado por Podemos y por las otras fuerzas de izquierda.
La sentencia del juicio promete salir la próxima semana, removiendo todas las heridas y aumentando la crispación de los ánimos entre los políticos metidos en campaña. En una nueva escalada, Quim Torra, president de la Generalitat, y las fuerzas independentistas han anunciado que ocurrirán protestas en caso de que los acusados sean declarados culpables. Hace pocos días la Guardia Civil desactivó un grupo, vinculado a los CDR independentistas, que supuestamente pretendía usar explosivos cuando se anuncie la sentencia.
En Barcelona el ambiente se caldea en la medida que nos adentramos en octubre. Pedro Sánchez ratificó, como presidente en funciones, que se encuentra dispuesto a aplicar la Ley de Seguridad Nacional, aprobada en 2015 por el PP y el PSOE y rechazada por los nacionalistas, si las autoridades catalanas radicalizan el clima político con el anuncio de la sentencia. De esta manera, el gobierno de Madrid puede tomar el control de los Mossos sin necesidad de aplicar el artículo 155.
Elecciones en España: ¿Hacia dónde apuntan las encuestas?
El tema catalán divide a las fuerzas progresistas pero unifica a los conservadores. Una mayor crispación sobre Cataluña abriría las líneas de fractura que separan al PSOE del conglomerado de organizaciones y movimientos que rodea a Unidas Podemos y a Más País. Estas fracturas pasan por la Barcelona de Ada Colau y los Comunes, quienes han intentado mantener la equidistancia no apoyando la independencia pero rechazando la aplicación del artículo 155 y el presidio de los dirigentes políticos. Ada Colau logró repetir en la Alcaldía de Barcelona tras el apoyo del PSC y de Manuel Valls, evitando el ascenso de un alcalde independentista de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).
En el mismo sentido, cualquier acercamiento de las fuerzas nacionales con ERC, que podría ser imprescindible para formar gobierno, se resquebrajaría con una nueva escalada. Las declaraciones moderadas de Gabriel Rufián, quien siempre ha sido destemplado, pretendían colocar a ERC en el centro, ya no de la política catalana, sino incluso de la española en su totalidad, para consolidar el desplazamiento de los restos del voto de JxCat.
A pesar de contar con una postura unificada la escalada del tema catalán también alteraría el equilibro de fuerzas dentro del bloque conservador. Ciudadanos inició su vida como una fuerza política catalana opuesta al catalanismo dominante y se proyectó nacionalmente en la medida en que el tema del independentismo se colocaba en el centro del debate español. En el mismo sentido el crecimiento de Vox fue parte de una respuesta españolista al catalanismo radical, frente a un PP de Rajoy que se mostraba moderado.
De este modo la política de deslizamiento hacia el centro que tan buenos réditos parece estarle proporcionando a Pablo Casado y al Partido Popular para las elecciones generales de noviembre podría encontrar en el tema catalán un escollo.
Así es el factor Errejón: Menos Podemos y Más Madrid
El independentismo catalán ha perdido capacidad de movilización y popularidad. Siendo incluso minoría en Barcelona, capital autonómica, y en la provincia de Tarragona. Quim Torra y las fuerzas independentistas parecen estar encerrados entre su incapacidad para hacer avanzar la promesa de una República independiente y sus dificultades para ser un gobierno que atienda efectivamente las necesidades de los ciudadanos que viven en la Comunidad Autónoma. La escalada del conflicto es el recurrente balón de oxígeno que usan para desviar la atención de los problemas que enfrentan los ciudadanos.