Ysrrael Camero (ALN).- Según los trackings de Redlines del 20 de octubre, el Partido Popular, con un 22,3% de los votos, ya parece superar el centenar de escaños, llegando a 103, y convirtiéndose, aparte de la referencia central del voto conservador, en el partido imprescindible para que un PSOE debilitado gobierne en solitario. Se lo cobrará.
Las protestas en Cataluña ya marcan el posicionamiento del debate electoral en la crisis territorial y en el mantenimiento del orden público, desviando la discusión de los temas económicos y sociales. Esto perjudica a las izquierdas y beneficia la recuperación electoral del bloque conservador.
La tardanza en dar una respuesta política, distinta a la judicial y policial, parece cobrarle una gran factura al gobierno de Pedro Sánchez, los trackings de Redlines del 20 de octubre siguen mostrando al PSOE como la fuerza más votada, pero con tendencia a descender, con el 26,7% de los votos, pasando a obtener 115 diputados. Unidas Podemos, centrándose en la necesidad de restablecer un diálogo político, se recupera apenas hasta proyectar 35 diputados, mientras que Más País, con 4,6% de los apoyos se está quedando con seis escaños.
Hay una alta volatilidad en el electorado español en estos momentos, aunque los indecisos se mueven dentro de una política de bloques donde lo ideológico tiene un peso determinante. Una nueva polarización en el debate podría alterar los niveles de participación. Si Vox se proyecta como una amenaza real de alterar el mapa político el electorado de izquierda podría incrementar su participación. Al mismo tiempo la catalanización de la opinión pública deriva en movimientos dentro del electorado conservador hacia un españolismo más radical. En tres semanas muchas cosas pueden ocurrir.
Ante esto, en el bloque conservador, se detiene la caída de Ciudadanos y se consolida el ascenso de Vox en la política nacional. El partido de Albert Rivera e Inés Arrimadas obtiene un balón de oxígeno, quedándose con 10% de los votos y 22 escaños. Vox persiste en su tendencia alcista, llegando al 10,6% con la posibilidad de superar los 30 diputados.
El Partido Popular, con un 22,3% de los votos, ya parece superar el centenar de escaños, llegando a 103, y convirtiéndose, aparte de la referencia central del voto conservador, en el partido imprescindible para que un PSOE debilitado gobierne en solitario. Se lo cobrará.
Pero Pablo Casado se enfrenta a un dilema, tiene un techo de crecimiento limitado por Vox. En la medida en que los populares se muestran moderados y cautos consolidan su espacio en el centro político, pero dejan el espacio radical a los verdes de Santiago Abascal. Si el PP se decanta por dar la pelea en ese ámbito pierde su foco.
La ventaja que hoy tiene Casado es la misma que tenía Sánchez en abril, es la única fuerza dentro de su bloque con posibilidad real de formar gobierno, de ejercer el poder. Mientras proyecte esa imagen de ser un partido de Estado concentrará el grueso de los apoyos, y podría absorber una mayor parte del electorado de Abascal, así como se tragó los votos de Rivera.
La visita de Pedro Sánchez y del ministro Fernando Grande-Marlaska a Barcelona, acompañando a los policías heridos en las manifestaciones, contiene un doble mensaje. Primero, coloca al gobierno de España en el escenario de los acontecimientos de los últimos días en apoyo a las fuerzas que están restableciendo el orden público. Y segundo, intenta ganar tiempo al postergar un contacto con Quim Torra, exigiéndole un mayor distanciamiento respecto a la protesta callejera más violenta, evidenciando la debilidad del president de la Generalitat.
En Cataluña el gobierno de Quim Torra está quemado, atrapado por su incapacidad de estar a la altura de las expectativas que crearon en su propio electorado, alcanzar la independencia, va siendo devorado dentro del mismo catalanismo independentista por una Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) que crece cada semana.
Esto se refleja con mucha claridad en los últimos trackings de Redlines, donde Junts per Catalunya, partido de Carles Puigdemont y Quim Torra, obtendría en las elecciones generales del 10 de noviembre apenas cuatro diputados, frente a los 16 escaños que consolidarían a ERC como principal partido del independentismo, obteniendo la radical antisistema CUP hasta tres escaños. De persistir esta tendencia pronto podría haber elecciones autonómicas en Cataluña, obligando a un cambio de liderazgo.
En unas futuras negociaciones postelectorales cada voto suma en el Parlamento. La tensión entre los nacionalismos periféricos y el nacionalismo español se mantiene a la orden del día, alterando las matemáticas electorales. En el País Vasco, obtendría seis escaños el PNV, una organización tradicionalmente conservadora que tendría muchas dificultades para sumar hoy a un bloque de derechas todavía radicalizado por el tema territorial. Bildu, radical, se quedaría cuatro escaños. En Galicia el BNG obtendría un diputado, lo mismo que el Partido Regionalista de Cantabria, con Miguel Ángel Revilla apoyando a Sánchez. Algunas organizaciones sumarían al PP: Navarra Suma, con dos escaños y Coalición Canaria, con dos escaños.
Hay una alta volatilidad en el electorado español en estos momentos, aunque los indecisos se mueven dentro de una política de bloques donde lo ideológico tiene un peso determinante. Una nueva polarización en el debate podría alterar los niveles de participación. Si Vox se proyecta como una amenaza real de alterar el mapa político el electorado de izquierda podría incrementar su participación. Al mismo tiempo la catalanización de la opinión pública deriva en movimientos dentro del electorado conservador hacia un españolismo más radical. En tres semanas muchas cosas pueden ocurrir.