Ysrrael Camero (ALN).- La campaña del PSOE ha dado un giro novedoso pero arriesgado. Desde la moción de censura que hizo caer a Mariano Rajoy el discurso diferenciador de Pedro Sánchez se había centrado en los problemas sociales de los españoles. Esta última semana los socialistas decidieron moverse a un terreno donde las derechas son fuertes, la reivindicación nacionalista española. El lema escogido es significativo, “Ahora Gobierno, Ahora España”, y desplaza el eje de la campaña hacia un campo donde el PP, Ciudadanos y sobre todo Vox, han ejercido un dominio importante.
Poco a poco, paso a paso, aparece la posibilidad de que la derecha sea imprescindible para formar gobierno en España, con Pablo Casado y el Partido Popular como fuerza dominante del bloque conservador. Esto representaría el desperdicio de una oportunidad histórica por parte de las fuerzas progresistas, de Pedro Sánchez en el Partido Socialista y de Pablo Iglesias en Unidas Podemos, quienes fueron incapaces de negociar y acordar un pacto de gobierno.
La decisión de enfrentar a Más País con los Comunes de Ada Colau en Barcelona le ha significado la primera división interna al equipo de Errejón, con la dimisión de Clara Serra de Más Madrid. En este escenario de dispersión la postulación de Carolina Bescansa como cabeza de lista en Coruña ahonda la división con UP. A la transversalidad populista de Errejón le cuesta dirimir las tensiones identitarias, nacionalistas, de sus bases, algo que tampoco pudo resolver UP en su momento.
A pesar de que las encuestas siguen mostrando al PSOE como la primera fuerza en votos y escaños, su apoyo tiende a descender, al igual que el de Unidas Podemos. Mientras, en la derecha, el PP parece crecer, la caída de Vox se detiene y Ciudadanos sigue en caída libre.
La campaña del PSOE ha dado un giro novedoso pero arriesgado. Desde la moción de censura que hizo caer a Mariano Rajoy el discurso diferenciador de Pedro Sánchez se había centrado en los problemas sociales de los españoles, temas donde el PSOE y las izquierdas llevan ventaja. Esta última semana los socialistas decidieron desplazarse a un terreno donde las derechas son fuertes, la reivindicación nacionalista española. El lema escogido para la campaña es significativo, “Ahora Gobierno, Ahora España”, y desplaza el eje de la campaña hacia el campo donde partidos como el PP, Ciudadanos y sobre todo Vox, han ejercido un dominio importante.
Este giro tiene varias lecturas.
La primera es preparar el terreno para el incremento de la crispación por el tema de Cataluña tras la sentencia del procés.
La segunda es marcar la diferencia con las otras fuerzas progresistas, ni Unidas Podemos ni Más País hacen uso activo del nacionalismo españolista, porque eso coloca en tensión la heterogénea estructura de apoyos que los sostiene a nivel provincial y autonómico.
La tercera es la confianza que tiene el PSOE en una victoria en noviembre, por lo que el cambio de discurso pretende tomar votos en el terreno de las derechas, sobre todo en los antiguos electores de Ciudadanos.
El discurso españolista ha incrementado su visibilidad, como un efecto espejo, en la medida que el catalanismo se ha radicalizado, desplazándose hacia posturas independentistas. Este fenómeno acompañó el crecimiento de fuerzas como Ciudadanos, que partió de Cataluña, y de Vox, así como el movimiento del PP hacia posiciones más conservadoras.
La campaña de Ciudadanos ratifica la línea españolista, pero también recuerda a la formación que impulsó la victoria de Emmanuel Macron en Francia, “España en Marcha” es el eslogan escogido por la formación naranja, quien se ha mostrado dispuesta a pactar con el PSOE para permitir la formación de un gobierno luego de las elecciones.
Elecciones en España: ¿Hacia dónde apuntan las encuestas?
“Por todo lo que nos une” es el lema que ha impulsado el Partido Popular, en lo que parece ratificar el desplazamiento centrista de la formación que lidera Pablo Casado. Este eslogan parece apelar a un movimiento despolarizador, muy distinto del tono de campañas anteriores, y puede enfocarse con relativa facilidad en las circunstancias del ciudadano español, preocupado por el futuro, por las pensiones y por el empleo. Su continuación, “¿Izquierda o derecha? España”, incluso tiene una lectura transversal nacional-popular que puede ser muy efectiva para una campaña donde los populares corren con el viento a favor.
La campaña de Vox, que ha detenido su caída, es una respuesta al eslogan de los socialistas, “España siempre”, ratificando la línea que los llevó a convertirse en un fenómeno político electoral en algunas Comunidades Autónomas.
El universo podemita en dispersión
El mundo que había surgido a partir del fenómeno de los indignados, del 15M, se dispersa y se divide en particularidades separadas y enfrentadas entre sí. Unidas Podemos llegó a ser en sus inicios el núcleo tentativo, dinámico y cargado de energía, de un conglomerado de fuerzas sociales, de agrupaciones locales urbanas de ciudadanos preocupados, de movimientos políticos regionales que pretendían construir iniciativas de acción colectiva de espaldas a los partidos establecidos.
Hoy ese núcleo se ha dispersado. En el liderazgo de Pablo Iglesias ha pesado más la cultura tradicional de la organización de militantes profesionales, del nicho autorreferencial, que la oportunidad de una visión transversal que sumara diversidades en torno a un proyecto colectivo.
La escisión de Íñigo Errejón está haciendo el intento de recomponer ese conjunto de alianzas locales y autonómicas. Pero la tensión entre Madrid y los nacionalismos periféricos le está pasando factura. La decisión de enfrentar a Más País con los Comunes de Ada Colau en Barcelona le ha significado la primera división interna al equipo de Errejón, con la dimisión de Clara Serra de Más Madrid. En este escenario de dispersión la postulación de Carolina Bescansa como cabeza de lista en Coruña ahonda la división con UP. A la transversalidad populista de Errejón le cuesta dirimir las tensiones identitarias, nacionalistas, de sus bases, algo que tampoco pudo resolver UP en su momento.
Así es el factor Errejón: Menos Podemos y Más Madrid
De esta manera, tras el 10 de noviembre, una derecha en crecimiento, con un Partido Popular que recupera votos y escaños, puede ser determinante para que el PSOE forme un gobierno endeble. El gesto de Pablo Casado de tender la mano a Sánchez ratifica su fortaleza, en la misma medida que idéntica acción certifica la debilidad de Albert Rivera. Pero las tendencias se siguen moviendo. En la medida que las curvas se acercan el costo de los errores se incrementa. Lo improbable puede hacerse posible.