Daniel Gómez (ALN).- Pemex reclama el control del pozo Zama. Un gigantesco yacimiento petrolero al sur del Golfo de México que descubrió en 2017 la petrolera estadounidense Talos Energy en sociedad con Sierra Oil & Gas, empresa fundada por el venezolano Iván Sandrea.
Lo que está en juego son 1.000 millones de barriles de petróleo. Se dice que el pozo Zama es uno de los más importantes del mundo. En México lo llaman “la joya”. Se descubrió en 2017 en aguas someras de Tabasco. Fue el primer yacimiento petrolero hallado tras la reforma energética de 2015 en la que se acabó con el monopolio de la estatal Pemex y se abrió el mercado la inversión privada. De hecho, fueron dos empresas privadas las que descubrieron “la joya”: la estadounidense Talos Energy y la mexicana Sierra Oil & Gas. Aunque esta última tiene acento venezolano.
Sierra Oil & Gas la fundó en 2014 el venezolano Iván Sandrea, geólogo petrolero con experiencia en grandes firmas del sector como BP y Statoil. Tal fue la magnitud del pozo, que Sierra Oil & Gas se quedó sin capital para el desarrollo del proyecto, y en diciembre de 2018 Sandrea vendió la empresa a Deutsche Erdoel, más conocida como DEA.
Geólogo venezolano concreta el gran negocio petrolero en México
Hoy la sociedad Talos-DEA confronta problemas. Pemex, dicen a la agencia Reuters dos exaltos ejecutivos del sector energético de México, está reclamando el control sobre Zama porque tiene derechos de perforación en un área adyacente. Es probable que el yacimiento se extienda hasta Zama, aunque aún Pemex tiene que demostrarlo perforando pozos.
Quitarle a Talos y DEA “el control del proyecto sería un golpe simbólico al mayor cambio de política económica de México en décadas”. Adicionalmente, “podría enfriar aún más la inversión de las principales empresas de energía del mundo”.
El empuje de la estatal sobre el proyecto se da en medio de la política del presidente Andrés Manuel López Obrador para devolverle más control del sector energético. Y según las fuentes de Reuters, quitarle a Talos y DEA “el control del proyecto sería un golpe simbólico al mayor cambio de política económica de México en décadas”. Adicionalmente, “podría enfriar aún más la inversión de las principales empresas de energía del mundo”.
Explica Reuters que estas compañías firmaron en 2018 pasado un acuerdo preliminar de unificación para evaluar la posible extensión de Zama al bloque de Pemex. Aquel daría paso a un nuevo Acuerdo de Operación Conjunta, en caso de confirmarse la existencia del campo en ambos bloques.
Existe la posibilidad de que las conversaciones se estanquen, y será entonces cuando la Secretaría de Energía de López Obrador tendrá que resolver las disputas y nombrar a una compañía para que supervise las perforaciones.
“Al fin y al cabo operará Pemex, lo cual no enviaría una buena señal a los inversionistas privados”, dijo a la agencia un ejecutivo de una petrolera con varios proyectos aguas afuera en México.