Zenaida Amador (ALN).- Los resultados del nuevo Sistema de Mercado Cambiario no parecen consistentes con el optimismo del Gobierno venezolano. Al contrario, son el reflejo de una economía que suma cinco años de contracción y que sigue profundizando la tendencia negativa precisamente por indicadores como la escasez de divisas para responder a las necesidades del país y cubrir sus obligaciones.
El ministro de Finanzas venezolano, Simón Zerpa, felicitó la semana pasada a todos los actores económicos y en especial al Banco Central de Venezuela “por el eficiente funcionamiento del Sistema de Mercado Cambiario”, a propósito de que “la semana pasada se transaron casi 12 millones de dólares”.
Estos montos informados por las autoridades no pasan desapercibidos para quienes observan la evolución del mercado cambiario venezolano a propósito de que, luego de 15 años de control de cambio, ya casi transcurrió el primer mes desde que se anunció la libre convertibilidad de la moneda en todo el territorio nacional, especialmente en un país que Nicolás Maduro y sus funcionarios definen como “potencia” y que cuenta con las mayores reservas petroleras del mundo.
“El volumen de divisas transadas en el mercado cambiario es una señal de confianza muy importante”, aseguró Zerpa al exaltar los resultados de las recientes subastas de divisas. Precisamente la subasta No. 44 -reportada el miércoles pasado- adjudicó 5.985.778,19 dólares, más del doble de lo adjudicado el lunes y el monto más alto en operaciones diarias registrado en el sistema desde febrero pasado.
El monto fue vendido como un éxito en la red informativa del Estado, pero no hay que olvidar que en 2014 el mercado cambiario liquidaba 160 millones de dólares por día aun cuando ese año el PIB tuvo una caída de 4%.
#Atención 🔴|| Esta es la tasa resultante de las operaciones realizadas este miércoles 03 de octubre de 2018 en el Sistema de Mercado Cambiario#BCV #3Oct 🇻🇪 pic.twitter.com/WKWaEeSS26
— Banco Central de Venezuela (@BCV_ORG_VE) 3 de octubre de 2018
Visto así los resultados no parecen consistentes con el optimismo del Gobierno. Al contrario, son el reflejo de una economía que suma cinco años de contracción y que sigue profundizando la tendencia negativa precisamente por indicadores como la escasez de divisas para responder a las necesidades del país y cubrir sus obligaciones.
Las carencias persisten
Las ventas de hidrocarburos son la principal fuente de divisas para la economía, pero el bombeo cayó a cerca de 1,3 millones de barriles por día, por lo que han bajado severamente los ingresos aun cuando la cesta petrolera venezolana se cotiza en 70 dólares el barril. A esto hay que añadir el peso de los compromisos de deuda y de otras obligaciones contractuales de la nación que restringen todavía más el margen financiero.
Otro efecto del deterioro productivo petrolero es que obliga a la nación a comprar en el exterior componentes que son clave para el sector hidrocarburos. Según la firma de consultoría Ecoanalítica, del total de las importaciones efectuadas entre enero y junio 45% fueron petroleras. Vale destacar que algunos economistas calculan que el monto de las importaciones acumuladas en la primera mitad de 2018 apenas ronda los 5.000 millones de dólares.
#GraficodelaSemanaEcoanalitica El mito de pagar en dólares https://t.co/2lCBR4Co42 pic.twitter.com/sfWhnqDhbr
— Ecoanalítica (@ecoanalitica) 4 de octubre de 2018
De acuerdo con la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA), en el primer semestre del año Venezuela importó de ese país rubros como gasolina para atender el mercado interno, otros combustibles requeridos por el sector eléctrico y diluyentes para el mejoramiento de crudos pesados y extrapesados.
Ese mismo reporte destaca que Venezuela hizo exportaciones de hidrocarburos a EEUU por 566.000 barriles por día en el semestre, pero las importaciones petroleras alcanzaron un volumen equivalente a la cuarta parte de lo que se exportó.
Es decir, que el Estado se ve obligado a canalizar las pocas divisas que recibe por la venta de crudo a atender de forma prioritaria las debilidades propias, dejando en un segundo plano los requerimientos de materias primas e insumos que el sector productivo demanda para operar o la compra de alimentos y medicinas por los que la población clama.
El sector privado quedó sin acceso a las divisas que generan las exportaciones petroleras y debe atender sus necesidades en el Sistema de Mercado Cambiario o acudir al mercado negro
El sector privado quedó sin acceso a las divisas que generan las debilitadas exportaciones petroleras y debe atender sus necesidades en el Sistema de Mercado Cambiario impuesto por el Gobierno o acudir al mercado negro de divisas. Esto último es lo que se impone.
De acuerdo con los datos que maneja Ecoanalítica, en el primer semestre el sector privado concentró 30% del total de las importaciones y de esa porción tan sólo 5% de las divisas requeridas las gestionó a través del sistema oficial.
Desde el 7 de septiembre, cuando se emitió el Convenio Cambiario No. 1, nada ha variado en realidad. El mercado se mantiene bajo normas incompletas, en un régimen de control, movido por el dedo invisible del Gobierno y con una paridad distorsionada, por lo que la desconfianza se impone y las restricciones operativas persisten. Adicionalmente, la escasez de divisas sigue presente y nada se ha logrado para ampliar la oferta por más que el Gobierno intenta forzar a los propios actores del sector privado a nutrir el sistema.
La perspectiva en Venezuela, con todo y el nuevo sistema, es más de lo mismo.