Pedro Benítez (ALN).- En medio de una ola de rumores que corrieron en el mundo político venezolano sobre la supuesta (esperada y temida) intervención judicial contra la tarjeta de la MUD y la candidatura de Edmundo González (o las dos cosas a la vez), la Presidencia de Brasil divulgó, en nota oficial, el contenido de la llamada que el mandatario de ese país, Luis Ignacio Lula Da Silva, le hizo el pasado miércoles a su colega y amigo Nicolás Maduro en Venezuela.
Que esa llamada se haya efectuado justamente esta semana no es casualidad. Tampoco que se conozca el planteamiento realizado, en el cual: “…le reiteró su apoyo a los Acuerdos de Barbados y le subrayó la “importancia” de una amplia observación internacional…”
Cuando hace seis semanas Lula respaldó la propuesta de su homólogo Gustavo Petro de contribuir a garantizar unas elecciones libres y transparentes en Venezuela, la candidatura presidencial de la Plataforma Unitaria (PU) pendía de un hilo. El gobierno chavista presionaba por todos los flancos posibles en su intento de dividir a la coalición opositora, mientras ésta se debatía entre inclinarse por el gobernador del estado Zulia, Manuel Rosales, o intentar otra alternativa. Veníamos del primer cuestionamiento abierto que le había hecho el presidente colombiano, un amigo ideológico, a la maniobra de Maduro de bloquear la candidatura de María Corina Machado. Justo en ese momento apareció Lula, a quien ni lo más radicales del chavismo se atreven a cuestionar.
De allá para acá parece que hubiera transcurrido un año entero. La PU no se dividió, la candidatura de Edmundo González se consolidó, María Corina sigue avivando el fervor popular … pero la amenaza sigue allí, latente.
Acuerdos de Barbados
Los Acuerdos de Barbados parecen algo de la prehistoria, pero viene el brasileño a recordarnos que “los muertos que vos matáis gozan de buena salud”. Hay un camino en el cual nadie quedará totalmente contento, pero es lo menos malo para todos. Es ese. También lo hace la observación europea. A 51 días del 28 de julio, en y sobre Venezuela nada está definido.
Hasta ahora, los denostados Acuerdos de Barbados han servido para una sola cosa: permitir la primaria del 22 de octubre. Evento que, como a estas alturas se podrá apreciar, resultó crucial para recomponer a la oposición venezolana.
A Maduro y al chavismo, Lula no los amenaza. Aconseja, sugiere, recomienda y advierte. Como el hermano mayor. Les está facilitando la salida. El mundo no se acaba con una elección, la vida sigue después de una derrota. La voz de la experiencia. Mejor no tentar nuevamente a la suerte. Los números están en contra. De lo que se trata es que la elección se efectúe y Maduro acepté que perdió.
El viejo ex sindicalista brasileño no ha perdido sus reflejos políticos. Además, por las dimensiones de su país y por su propia trayectoria, es el único presidente de la región que puede hablarse de tú con los jefes de las otras grandes potencias mundiales. En esta, en particular, se esta coordinando con la Casa Blanca. Es obvio.
El triunfo de Claudia Sheinbaum
Por cierto, el triunfo Claudia Sheinbaum en México (el otro gigante de latinoamericano) le ha caído bien. López Obrador, con quien se siente identificado, (repitió la misma jugada de él con Dilma Rousseff en 2010), en este tema de Venezuela le va a dar su apoyo tácito, aunque escondiéndose detrás de la doctrina Estrada. Pero todos están de acuerdo en lo mismo: no hay que acorralar a Maduro, hay que mostrarle un puente. Ese fue el sentido de la llamada que esta semana se hizo desde el Palacio de Planalto en Brasilia a Miraflores en Caracas.
Por cierto, toda esta operación de persuasión en la que se han embarcado Lula y Gustavo Petro, obliga a revisar todas las teorías conspiranoicas (sic) atribuidas a un supuesto plan concebido desde el Foro de Sao Paulo cuyo fin sería la instauración de unas Repúblicas Socialistas Soviéticas de Latinoamérica. Nada más alejado de la verdad. Solo a algún delirante se le pudo haber ocurrido algo semejante.
Lula y Petro no son santos
Lula y Petro no son santos (el poder nunca lo es), pero vienen de dónde vienen y están donde están. Ninguno llegó al Gobierno asaltando el poder, sino por elecciones, haciendo uso de la institucionalidad democrática. Hubieran preferido que el chavismo continuase en el ejercicio del Gobierno, limpiamente, por los mismos medios. Pero la realidad es la que es. Los herederos del ex comandante/presidente se han metido en esta trampa con la ayuda de una oposición que viene haciendo todo lo contrario de lo que se supone que haría. Esto es fundamental para entender la actitud de Lula y compañía.
Mientras Edmundo González, María Corina Machado y la Plataforma Unitaria se aferren a la ruta electoral, Maduro se queda sin coartada. Puede repetir mil veces que lo quieren tumbar, cuando lo evidente es que la oposición lo quiere derrotar por los votos. Eso es lo que lo tiene atrapado, con una sola salida.