Juan Lozano (ALN).- El Restaurante Interno queda en la Cárcel de Mujeres de San Diego en Cartagena de Indias y es operado en su totalidad por reclusas, quienes preparan los alimentos, alistan las mesas y atienden a los clientes. Todo comenzó con un taller de teatro dirigido por la actriz Johana Bahamón. Cartagena de Indias, tesoro fortificado del Caribe colombiano, es una ciudad de ensueño que se ha convertido en uno de los destinos turísticos favoritos en América del Sur. Cartagena de Indias, la Ciudad Heroica, es magia amurallada, es ensoñación, romance, rumba, historia, conquistadores, libertadores, próceres, piratas, playa, brisa, mar y sol. Y es, también, gastronomía gourmet, de la mejor, en especialidades que van desde la más suculenta comida criolla, hasta sofisticados menús capaces de seducir los más exigentes paladares europeos.
Dentro de esa galería inmensa de buenos restaurantes, de comederos y comedores de lujo, en la última temporada turística de Año Nuevo y, semanas después, durante el Hay Festival -consolidado ya como cita obligada de los amantes de la buena literatura en América y el mundo con sus autores favoritos-, un establecimiento singular se convirtió en el centro de todas las miradas y todos los tenedores. Se trata del Restaurante Interno. Su carta es una síntesis de platos sensacionales cuyas recetas fueron inicialmente donadas por un puñado selecto de los mejores chefs colombianos, como el famoso Harry Sasson, o internacionales con recomendación Michelin a bordo, como Koldo Miranda.
Interno es el primer restaurante en una cárcel femenina abierto al público en el mundo
Su personal, femenino al cien por cien, está hermosamente ataviado con unas prendas negras austeras y elegantes, una poderosa llave estampada cerca del corazón y unos coloridos adornos de cabeza. Las mesas, pocas, están dispuestas con esmero en un local recién adecuado sin ninguna ostentación. Reflejan, eso sí, que han sido arregladas con esmero, con pasión. Para entrar, se requiere franquear una pesada puerta fucsia, con candado, que llamó la atención de la corresponsal de BBC mundo encabezando un interesante reporte sobre el restaurante, que se suma a un extenso cubrimiento mediático nacional e internacional. The Washington Post, Hola, HolaTV, TV y Novelas, los diarios, cadenas de televisión, cadenas radiales y portales más importantes de Colombia, todos, se han ido ocupando sucesivamente del Restaurante Interno. ¿Por qué?
Un alimento para el alma
Dicen que la posta cartagenera del Restaurante Interno es la mejor de todos los tiempos / TripAdvisor
La calificación de los comensales es sobresaliente. Pero es el fondo de la historia detrás del proyecto lo que se recoge con sorpresa por algunos, curiosidad por muchos y admiración por todos. Este Restaurante Interno queda dentro de la Cárcel de Mujeres de San Diego en Cartagena de Indias y es operado en su totalidad por reclusas, quienes preparan los alimentos, alistan las mesas y atienden a los clientes.
Son mujeres que han encontrado una nueva ilusión en la vida, un proyecto que estimula su resocialización para lograr, cuando recuperen la libertad, una reinserción plena en la sociedad. Son mujeres que lograron conjurar el maleficio de millones de reclusos en las cárceles latinoamericanas convertidas en escuelas de criminalidad y delincuencia. Son mujeres que están aprendiendo a aplicar un conjunto de destrezas nuevas como herramienta eficaz para no darse por vencidas, para luchar por sus hijos, por sus seres queridos, por quienes las esperan afuera. Ya dejaron de ser reclusas tristes con la vida apagada. Hoy sus ojos les brillan.
El liderazgo del proyecto que tiene el apoyo del Distrito Turístico de Cartagena, ha corrido por cuenta de una talentosa y reconocida actriz colombiana, Johana Bahamón, quien se ha convertido en un símbolo constructivo e inspirador en la construcción de oportunidades de vida para mujeres en dificultades.
De Colombia a Madrid
Johana empezó a trabajar a partir del montaje de obras de teatro con las reclusas y para las reclusas con su fundación Teatro Interno. Con plena versatilidad, yendo y viniendo de Antígona a García Lorca con escala en la comedia, ha recorrido las cárceles de Colombia y les ha ido tocando el alma a quienes creían tenerla muerta. Y cuando ya había recorrido su propio camino, ella misma encontró a Elena Cánovas, la antigua guardia carcelaria que desde la cárcel de mujeres de La Yesería en Madrid había montado también su grupo de teatro. Y fue a visitarla a Alcalá de Henares. Y validó sus intuiciones. Y confirmó el rumbo de su proyecto. Y después fue a Italia. Y visitó el restaurante In galera en la cárcel de hombres de Milán. Y procedió, entonces, a sacar adelante el primer restaurante de cárcel femenina abierto al público en el mundo. Hoy puede ver con satisfacción las mesas llenas, los clientes felices y las reclusas resucitadas, renacidas, repotenciadas, empoderadas, radiantes.
Lácydes Moreno Blanco fue el gran estudioso de la comida colombiana. Nacido en Burdeos, Francia, y criado en Cartagena, solía decirles a sus amigos que la visita a esta ciudad debería incluir, necesariamente, un plato de posta cartagenera. Es el ícono. No faltan aquellos que la llaman “La Posta Heroica”. Se hace a partir de la punta de anca y requiere de un cuidadoso proceso para sellarla con sus propios jugos hasta alcanzar una cocción interna que permita partirla sin necesidad de usar el cuchillo.
Pues bien, dicen los que saben de postas, los que vienen de familias que la han comido y preparado desde tiempos inmemoriales, los que heredaron la tradición oral de las abuelas y de Lácydes con todo el repertorio de secretos del plato, que la posta cartagenera del Restaurante Interno es la mejor de todos los tiempos. Ya no debería llamarse “La Posta Heroica”. Debía llamarse la posta de la libertad. Libera el paladar. Y libera el alma.