Daniel Gómez (ALN).- América Latina ocupa el último lugar en el ranking de calidad institucional que elabora Moody’s, incluso por debajo de África subsahariana. En el fondo del abismo está Venezuela. Indicadores como el control de la corrupción, el marco corporativo y la estabilidad política aparecen en rojo. De ahí que tanto el Estado como PDVSA tengan “altas probabilidades” de entrar en ‘default’.
Latinoamérica está en lo más hondo del ranking de calidad institucional elaborado por Moody’s, la agencia de calificación de riesgo con sede en Nueva York, Estados Unidos. Indicadores como la efectividad del Estado, el control de la corrupción y la fortaleza de las instituciones figuran como “deficientes” en su último informe sobre América Latina. Están incluso peor que en África subsahariana. En esta clasificación hay un país que sobresale: Venezuela.
El régimen de Nicolás Maduro tiene todas las casillas en rojo. Moody’s asegura que vive “la peor crisis de su historia” y le concede una nota crediticia de Caa3. Una puntuación que, según la definición de Moody’s Ratings, es propia de países en “extrema pobreza” cuyas instituciones pueden entrar en suspensión de pagos o default. En el caso venezolano, este riesgo es cada vez más real y muchos inversores tienen que lidiar con él. De ahí que se estén acogiendo a los Credit Default Swaps (CDS), un producto cuyo funcionamiento se explicó en ALnavío.
La web datosmacro.com actualiza al momento los indicadores crediticios que ofrece Moody’s de los diferentes países del mundo. En estos momentos, solo tiene una nota similar a la de Venezuela la isla caribeña de Barbados. Incluso países africanos como Angola, Senegal y Namibia están mejor que Venezuela.
Regresando al informe, Moody’s dice que aparte del Estado, la petrolera estatal, Petróleos de Venezuela (PDVSA), también puede entrar en default. El informe de cuentas auditado de 2016 puso en evidencia a la primera industria del país. Las señales financieras eran claras. Menos ingresos, menos beneficios, menos producción e inversiones ajenas al crudo improductivas. A todo esto se une la corrupción, reconocida hasta por la propia PDVSA.
“En Venezuela, el impacto crediticio del riesgo político es el más obvio y está conduciendo a una muy alta probabilidad de incumplimiento por parte del soberano y de la empresa petrolera estatal PDVSA. La intensificación de la crisis ha impulsado violentas protestas, fugas de capital y la destrucción de la capacidad productiva, resultando en la peor crisis económica de la historia de esta nación”, subraya el informe.
Preocupan las elecciones en Argentina
Por otra parte, Moody’s emite el informe para alertar que la calidad financiera de América Latina debe mejorar. Para que se consiga, dice, es “clave” que no existan riesgos políticos. Como es obvio, en Venezuela los hay. Tras el país gobernado por Maduro, la situación institucional que más preocupa es la de Argentina.
La agencia valora el esfuerzo del presidente argentino, Mauricio Macri, por encauzar el futuro económico del país. Sin embargo, teme que todo quede en balde a tenor de las legislativas del próximo 22 de octubre. En estos comicios se renovará un tercio de la Cámara de Senadores de cara al año 2023 y casi la mitad de la Cámara de Diputados para los próximos cuatro años. “Las elecciones legislativas de octubre aún presentan algunos riesgos, ya que determinarán si se mantendrá el constante progreso de reformas para combatir la inflación y estimular un crecimiento sostenido”, señala el informe.
La lectura de Moody’s sobre el panorama financiero de Argentina sigue siendo negativa a pesar de la Presidencia de Macri
En la primera ronda de estos comicios, celebrada en agosto, el partido de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner ganó las primarias en Buenos Aires por un margen del 0,21% de los votos. De ahí que Macri necesite una clara victoria para continuar con la apertura económica, según Notimérica.
Durante el gobierno de Fernández de Kitchnner (2009-2015), la economía argentina experimentó una caída pronunciada. Entre los motivos figuran una ristra de políticas proteccionistas como la nacionalización de la filial de Repsol, YPF, y el grupo aéreo Aerolíneas Argentinas, así como la instalación de un esquema cambiario poco ajustado, tal como alertó el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ahora, las reformas de Macri han mejorado los indicadores macroeconómicos del país. De hecho, confían en cerrar 2017 con la inflación, su gran lacra, por debajo del 30%. Sin embargo, la lectura de Moody’s sobre el panorama financiero argentino sigue siendo negativa. La nota es de B3, algo que según la agencia equivale a estar “sujeto a especulaciones y alto riesgo crediticio”, propio de economías pobres.
Solo Ecuador, El Salvador y Venezuela están peor que Argentina en este aspecto. Es cierto que los indicadores con Macri mejoran, pero el “clave”, el riesgo político, sigue estando en rojo para la agencia estadounidense.
A la expectativa con Brasil
Sobre el riesgo “clave” también llama la atención el caso de Brasil. Corrupción y clase política parecen dos conceptos indisolubles en el contexto de la considerada primera economía de América Latina.
La expresidenta Dilma Rousseff fue expulsada del Gobierno a través de un impeachment. Le acusaron de violar leyes administrativas y presupuestarias, así como de estar vinculada con el caso Lava Jato a través de la estatal petrolera Petrobras.
Michel Temer, que tomó el relevo de Rousseff en la Presidencia en agosto de 2016, también está señalado de corrupción pasiva por supuestamente favorecer al grupo de alimentos JBS. Tampoco se libra de esta lacra el mítico líder del Partido de los Trabajadores y exmandatario brasileño Lula Da Silva, condenado a nueve años y medio de prisión por presuntos recibos de coimas y lavado de dinero.
Aunque el escenario pueda parecer que invita a lo peor, no es tan malo para Moody’s. Así queda latente en los indicadores de fuerza institucional y amenaza política de la agencia, cuya valoración de riesgo es “moderada”. El motivo es que “los votantes empiezan a condenar la corrupción”. Este voto de confianza por parte de Moody’s coincide con el que le están dando las empresas.
A la cabeza del ranking de Moody’s figura Chile. El país luce fortaleza en todos sus indicadores y presenta “un riesgo de crédito muy bajo”, con nota Aa3. Situación de la que pocos pueden presumir. Solo Uruguay y Costa Rica muestran un nivel de estabilidad comparable. Y es que, en democracias y economías fuertes como Colombia, Perú, México y Panamá, la corrupción es una lacra que juega muy en contra.
Aquí entra en juego la trama de corrupción protagonizada por Odebrecht. Dice Moody’s que este escándalo “demuestra las debilidades institucionales presentes en algunos países”. De ahí que las 10 naciones afectadas por el escándalo de corrupción protagonizado por la constructora brasileña hayan obtenido un suspenso en el control de la corrupción.