Juan Carlos Zapata (ALN).- No es que el foco en la ONU esté concentrado en Venezuela y el régimen de Nicolás Maduro. Va más allá. A un escarceo de potencias, a un amago, o tal vez a detalles que todavía no salen a flote. Pero el juego geopolítico ha cobrado vigencia esta semana. Por lo pronto, las Tres Potencias, que no son otras que Estados Unidos, China y Rusia, se han manifestado en discursos, en declaraciones, en ataques y apoyos. El régimen de Maduro en el medio. Un gobierno caótico y antidemocrático como el de Maduro no ofrece garantías a ninguna de estas potencias para hacer negocios estables.
Lo que ha dicho Donald Trump en la ONU no apuntaba sólo hacia Nicolás Maduro. Competía a Rusia y China, que son los aliados más cercanos de Maduro, y ello ha vuelto a quedar demostrado con las reacciones subsiguientes. Los expertos son los que han introducido el asunto de la geopolítica, de la triangulación. Se debe a lo que en su momento estructuró Hugo Chávez por consejo de Fidel Castro: En política internacional, una “revolución” debe contar con potencias aliadas. Entonces Chávez vio en Rusia y China dos apoyos, y así ha sido hasta ahora.
De hecho, son Rusia y China las únicas potencias que siguen apoyando, de manera abierta, a Maduro y a la Asamblea Nacional Constituyente, ANC, que se dio. Esa ANC, que es un suprapoder cuya ilegitimidad ya no sólo es de origen sino también de ejercicio porque tampoco ha encarado los problemas más acuciantes del país, es rechazada por la comunidad internacional que, desde América Latina hasta Europa, ha declarado que ningún acto que emane de ella será reconocido. Para el concierto de naciones, sólo la Asamblea Nacional, votada por el pueblo en 2015 y dominada por la oposición, es legítima. Pero Rusia y China rompen el consenso, aunque a medias. Porque si bien es cierto que respaldan a Maduro tampoco osan desconocer al legítimo Parlamento.
Se puede afirmar que el principal destinatario del mensaje de Trump este martes en la ONU fue Maduro, sí, pero también lo eran y lo siguen siendo Rusia y China
De modo que se puede afirmar que el principal destinatario del mensaje de Trump este martes en la ONU fue Maduro, sí, pero también lo eran y lo siguen siendo Rusia y China. Como si de una advertencia se tratara para que tomen distancia del caso venezolano. Prudente distancia, porque en estos casos, donde los intereses se mezclan, ninguna potencia se impone sobre la otra, aunque queda claro que la política de la Casa Blanca es aclarar hasta dónde está dispuesta a ayudar a Venezuela a recuperar la democracia y dónde ubicar la línea que las otras potencias pueden traspasar.
No es casual que los otros ataques directos del mandatario de los Estados Unidos hayan sido hacia Corea del Norte e Irán, países en los que China y Rusia también influyen en el marco de esta complejidad geopolítica. Vuelve entonces a cimentarse la hipótesis de los expertos: Es como si Trump señalara un canje de acciones hacia las potencias influyentes en las zonas en conflicto, en estos Estados con los que Trump no se siente cómodo. Sobre Corea del Norte el discurso fue más que elocuente en respuesta a las amenazas del dictador norcoreano y su plan nuclear. En cuanto a Irán, señaló al régimen de “dictadura corrupta, asesina y desestabilizadora” que oprime al pueblo. Lo cual va en sintonía con lo dicho sobre el régimen de Maduro.
La advertencia de Donald Trump sobre el régimen de Maduro
“El pueblo venezolano está hambriento y el país está colapsando”. “La dictadura socialista de Maduro ha generado un dolor terrible y un sufrimiento al pueblo de ese país”. La corrupción ha “destruido una próspera nación, imponiendo la ideología, generando pobreza y miseria en todos los lugares donde ha llegado”. “Ha desafiado a su pueblo”, impulsando una Asamblea Constituyente con el fin de “preservar su desastroso gobierno”. «La situación es completamente inaceptable. No podemos quedarnos al margen y mirar. Como un vecino y amigo responsable, nosotros y todos los demás tenemos una meta: ayudarles a recuperar la libertad, recuperar el país, restaurar la democracia». “Quisiera agradecer a los líderes en esta sala por condenar al régimen y proporcionar apoyo vital al pueblo venezolano. Los Estados Unidos han tomado medidas importantes para responsabilizar al régimen. Estamos preparados para ejercer medidas adicionales si el gobierno de Venezuela persiste en imponer su régimen autoritario contra el pueblo venezolano. Somos afortunados por disponer de increíblemente fuertes y saludables relaciones comerciales con muchos de los países latinoamericanos, hoy aquí reunidos. Nuestros lazos económicos forman un fundamento increíble para afianzar la paz y prosperidad para toda nuestra gente y todos nuestros vecinos”.
El mensaje no ofrece confusiones. En tal sentido, ya Trump lo había discutido con los aliados latinoamericanos. Se recordará la reciente gira del vicepresidente Mike Pence que comenzó en Colombia y terminó en Argentina. De paso, Francia, Alemania, Canadá, Inglaterra, España, han declarado compartir el sentimiento de que en Venezuela hay una dictadura, que sufre una crisis humanitaria, y que no se trata de un problema local ni regional sino mundial. Tampoco hay que olvidar que el lunes antes de intervenir en la ONU, Trump había cenado en Nueva York con un grupo de mandatarios de América Latina a quienes emplazó a “hacer más” ante el problema venezolano, ante la crisis, al tiempo que filtraba que habría más amenazas si aumenta la escalada autoritaria de Maduro. En la comida estuvieron Michel Temer, de Brasil, Juan Carlos Varela, de Panamá, y la vicepresidenta argentina, Gabriela Michetti. “Pido a los líderes aquí reunidos que estén preparados para hacer más al abordar esta crisis increíble”, apuntó. Esa noche dijo lo que repetiría en la ONU. “Los venezolanos están pasando hambre y su país se está hundiendo. Fue uno de los países más ricos del mundo durante mucho tiempo y ahora la gente está pasando hambre. ¿Cómo puede ser posible?”.
El alerta y la reacción de Rusia y China
El mensaje concierne a Rusia y a China, y también a Cuba. Un alerta con el objeto de que observen y analicen qué hacen en Venezuela, a quién apoyan, y cómo lo hacen. China reaccionó al día siguiente. El canciller Wang Yi, reunido con su homólogo de Venezuela, Jorge Arreaza, dijo que “Desde China creemos que el Gobierno y el pueblo de Venezuela pueden resolver sus problemas dentro de un marco legal y mantener la estabilidad nacional”. El encuentro de ambos se produjo en Nueva York, en la ONU. La agencia china Xinhua reportó que Wang Yi reafirmó la alianza estratégica de China y Venezuela. “La política de China respecto a Venezuela no cambiará”, dijo Wang. “La comunidad internacional debe adoptar una postura justa, objetiva y desempeñar un rol constructivo”, apuntó.
Pese a las respuestas de China y Rusia, no parece que estas dos potencias estén dispuestas a ir más allá. Por lo menos no en el plano económico
Rusia no se quedó atrás. El canciller Sergueiv Lavrov fue enfático: “Es inaceptable incitar disturbios y amenazar con usar la fuerza para democratizar Venezuela o para minar a las autoridades legítimas en cualquier país”. Si la afirmación de Trump sobre hacer más para que Venezuela recupere la democracia fue directa, también lo es la respuesta de Moscú. Para Lavrov, las amenazas de Trump son inaceptables. También puntualizó que las sanciones “unilaterales” son erróneas.
Pese a las respuestas de China y Rusia, no parece que estas dos potencias estén dispuestas a ir más allá. Por lo menos no en el plano económico, en el que ambas se han mostrado discretas a la hora de conceder nuevos préstamos al régimen de Maduro. Como lo afirma nuestro analista Pedro Benítez: “Que la petrolera estatal china, PetroChina, haya decidido acatar las sanciones de Estados Unidos contra el gobierno de Nicolás Maduro, a fin de no poner en riesgo sus intereses comerciales en Washington, según declaración atribuida por los medios internacionales a Mark Jensen, representante de la filial de esa empresa en Norteamérica, es consistente con la actitud distante del gigante asiático hacia el régimen chavista… Son de dominio público en Caracas las continuas quejas del embajador de Pekín ante el resto del cuerpo diplomático acreditado en esa ciudad por los reiterados incumplimientos del gobierno de Maduro con los acuerdos y compromisos adquiridos con su país”.
Lo anterior arroja una pista de por qué desde 2014, Maduro viene hablando de préstamos por el orden de 10.000, 15.000 y hasta 20.000 millones de dólares que nunca llegan desde China. Más bien, la actividad de esta potencia parece enfriarse en Venezuela.
Trump le dice a China y a Rusia que la línea roja es la democracia. Un sistema que conviene a las tres potencias. Una Venezuela sin Maduro y su régimen, en la que todos cabrían
Algo similar ocurre con Rusia. Aunque Rosneft, la empresa estatal rusa de petróleo, ha girado un préstamo a cambio de acciones de Citgo, filial de Petróleos de Venezuela, PDVSA, en Estados Unidos, Moscú no ha acudido en ayuda pese a los viajes de ministros y del propio Maduro a Rusia. Más bien en junio se informó del atraso de pago por más de 950 millones de dólares por parte de Caracas. Casi 1.000 millones de dólares de un monto total de 4.000 millones de una línea concedida en diciembre de 2011 con el objeto de financiar la compra de armamento ruso. Según informó RBTH, “Hasta 2015 Venezuela pagaba el crédito sin retrasos, estos empezaron a llegar en marzo de 2016”. Mucho de esto explica otra historia. La del trigo ruso. Un acuerdo de 60.000 toneladas mensuales que según Maduro, Rusia no terminaba de despachar porque la burocracia y la corrupción lo impedían. Pero la burocracia y la corrupción en Venezuela. Esa era su versión, que seguramente es verdad, aunque faltaba la otra parte. La de fuentes empresariales: falta de dinero. Y esa falta de dinero tanto para el trigo del pan como para las armas, es lo que a Rusia le incomoda. De hecho, cuando se informó sobre el atraso del préstamo, los medios rusos informaron que “la Cámara de Auditoría rusa anunció que en 2017 el presupuesto gubernamental tendrá un agujero de 954 millones de dólares (53.900 millones de rublos) debido al incumplimiento del pago de la deuda por parte de Venezuela”.
Tal vez este asunto vaya por lo que dice Pedro Benítez en referencia a China y que también se puede aplicar a Rusia: “Por lo visto hubo un malentendido, porque la nueva China no estaba, ni está, buscando financiar una revolución mundial contra Estados Unidos: está buscando hacer negocios… Es razonable suponer que los chinos estarían dispuestos a darle un fuerte apoyo al Gobierno venezolano siempre y cuando se emprendieran reformas económicas de fondo. Precisamente lo que Maduro se ha negado a realizar”.
Y ello lleva a otra conjetura. Trump le dice a China y a Rusia que la línea roja es la democracia. Un sistema que conviene a las tres potencias. Una Venezuela sin Maduro y su régimen, en la que todos cabrían. Haciendo negocios. De hecho, en cuanto al petróleo, en cuanto a la Faja Petrolífera del Orinoco, Estados Unidos, Rusia y China ya cuentan con cuotas y esquemas de participación. Lo que falta es un gobierno responsable que no lleve el país al “colapso”. Palabra de Trump.