Daniel Gómez (ALN).- La campaña contra la libertad de expresión en Venezuela es cada vez más evidente. Son síntomas claros el cierre, esta semana, de los medios colombianos Caracol TV y RCN TV y la amenaza soterrada a Telefónica y Digitel. Las redes sociales también están en el punto de mira del mandatario.
El régimen de Nicolás Maduro intensifica la campaña contra televisiones, radios, prensa digital y operadores de telefonía. Cada vez hay menos medios en la parrilla de Venezuela. El miércoles bloquearon la señal de los medios colombianos Caracol TV y RCN TV. Lo mismo le sucedió en febrero a CNN en Español, cadena con sede en Estados Unidos. Esta misma semana, la Asamblea Nacional Constituyente aprobó una ley que permite al Gobierno regular el uso de las redes sociales. Lo último ocurrió este jueves. Maduro, en una intervención televisiva, recordó al grupo español Telefónica que su subsidiaria Movistar está en “manos privadas, todavía”.
El mensaje del mandatario surge de una reunión televisada con la cúpula militar a la que dio cobertura la agencia EFE. El régimen prepara maniobras del Ejército para este fin de semana como respuesta al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien aseguró que baraja la “opción militar” en Venezuela ante la ruptura del orden constitucional tras la Constituyente.
Con este marco de fondo, Maduro anunció un plan para detener “los permanentes ciberataques que recibe Venezuela”, potenciados con el posible “conflicto armado”. Las líneas rojas pasan por dar un papel a las empresas estatales CANTV y Movilnet en el Plan Nacional de Telecomunicaciones y Soberanía Telecomunicacional. Una estrategia contra la ciberguerra en la que Maduro incluyó a las privadas Movistar y Digitel, “empresas nacionales en manos de privados, todavía”.
Un “todavía” amenazante, pues se pronuncia en un régimen con más 1.400 expropiaciones acumuladas bajo la administración de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, lo que incluye también emisoras de radio y televisión.
Las contradicciones de Nicolás Maduro
“Lo primero que se ve afectado en un conflicto armado son las comunicaciones. Lo peor que nos pudiera pasar, y no nos ha pasado bajo ninguna circunstancia, es quedarnos incomunicados. Tenemos que tener los mecanismos previstos para comunicar”, destacó el mandatario en su intervención televisiva.
Pero aquí aparece el oxímoron de Maduro. Mientras subraya que hay que tener “los mecanismos previstos para comunicar”, va suprimiendo medios de comunicación de la parrilla, coartando la libertad de expresión de los ciudadanos en redes sociales y alertando a teleoperadores privados sobre el devenir del negocio. El mandatario toma como excusa la amenaza de Trump para sostener sus políticas, pero esto no viene de ahora.
No es la primera vez que Movistar, marca comercial de la multinacional Telefónica, se cuela en el discurso del mandatario. En alusión a las protestas de la oposición el pasado19 de abril de este año, Maduro acusó a la empresa de haberse sumado a la “convocatoria golpista”. Así lo precisó en un acto en Caracas: “Movistar cada dos horas mandaba millones de mensajes a sus usuarios de teléfono e internet para que se unieran a la marcha golpista”. En 2014 también se produjeron unas declaraciones muy similares. Maduro acusó a Movistar de sumarse a un supuesto “intento de golpe de Estado”, con el argumento de que había retuiteado imágenes de protestas contra el Gobierno.
Pese a la frontalidad del régimen, Telefónica resiste en Venezuela. “En Venezuela hemos aguantado. Tenemos, desde mi punto de vista, la mejor compañía de telecomunicaciones del país. En moneda local, más allá de los efectos inflacionarios, crecemos muy fuertes. Nos gustaría que las restricciones que tenemos de incorporar equipos o terminales fueran menores pero la operación en sí en Venezuela, desde el punto de vista de gestión, es espectacular”, dijo el presidente de la corporación, José María Álvarez-Pallete, en una entrevista con el periódico El País. Y lo cierto es que, aunque Venezuela ocupe un lugar irrelevante en los estados financieros de la compañía, Movistar controla el 60% del tráfico del internet móvil nacional.
La lista negra del régimen venezolano
A los que no permitieron aguantar en Venezuela fue a los medios colombianos Caracol TV, del Grupo Caracol -participado por el Grupo Prisa de España-, y a Radio Cadena Nacional Televisión (RCN TV). El miércoles el régimen les cortó la señal, hecho que ocurre justo en la semana en la que Maduro formuló duros ataques contra medios internacionales. En especial contra los de Colombia por la cobertura que hacen de Venezuela y la situación de crisis -política, económica, social y migratoria-, según argumenta el mandatario.
Maduro apuntó a Caracol y a los diarios El Tiempo y El Espectador como artífices de una “terrible campaña” contra su persona. Campaña en la que también participaron otros gobiernos extranjeros, dice, que lo tildan de “dictador”. Y es que todo aquel que evidencia la ruptura del hilo constitucional en Venezuela ingresa en la lista de enemigos del régimen.
El caso de Colombia es significativo. El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ha elevado el tono contra Maduro en las últimas semanas y el venezolano, además de la tradicional respuesta televisiva, decidió cerrar al país vecino sus cadenas de televisión.
El régimen de Chávez y Maduro acumula más de 1.400 expropiaciones, entre las que se incluyen algunos medios de comunicación
Lo que ocurre con Movistar en Venezuela sigue la misma senda. Mariano Rajoy expresó su repudio a la Constituyente tras las elecciones del 30 de julio. La reacción de Nicolás Maduro fue inmediata. Le dijo: “Marianito, Marianito, Rajoycito, Rajoycillo. Saca tus narices de Venezuela”. A la típica contestación, luego se sumó otra más fría y sosegada. La de este jueves en la que atacó al mayor grupo de telecomunicaciones de España.
Con CNN en Español, clausurado este febrero, procedió de forma similar. El canal de televisión, con sede en Estados Unidos, publicó un reportaje de investigación que denunciaba un presunto fraude en la emisión de pasaportes y visas venezolanas. La respuesta por parte del Gobierno fue retirar la señal de la cadena. Y así con otros tantos canales, radios y medios cuyo “delito” ha sido informar.
El 10 de agosto de 2017, Radio Eros en el estado Táchira (al oeste del país), perteneciente al Circuito Unión Radio, se quedó sin frecuencia por orden del regulador venezolano Conatel. En 2015, después del triunfo opositor en las elecciones a la Asamblea Nacional, el Gobierno, por orden de Diosdado Cabello, retiró la emisión de Asamblea Nacional Televisión a los nuevos representantes del Parlamento que, como respuesta, fundaron Capitolio TV, que retransmite lo que ocurre en el Hemiciclo y sigue estando activa.
Las etapas de control del régimen de Nicolás Maduro
Es posible identificar dos etapas en la estrategia del régimen de Maduro de hacerse del control del espectro mediático. La primera es que una vez llega a la presidencia, factores vinculados al poder adquieren los principales medios del país, tales como el canal de noticias Globovisión, y los grupos Últimas Noticias y El Universal.
La segunda es esta, ya declarada la dictadura. El plan de control es directo. De hecho, hace dos semanas, el organismo rector de las telecomunicaciones, Conatel, levantó inspecciones sobre los canales Venevisión del magnate Gustavo Cisneros y Televen de Omar Camero. Se supone que se debió a la transmisión de incidencias sobre las protestas que conmovieron a Venezuela durante cuatro meses. Pero hay otro asunto de fondo. Y es que sobre Televen hay una operación de compra emprendida también por personas con vínculos con el régimen.
Pese a que el intermediario ya adelantó parte del dinero el traspaso de la propiedad no se ha hecho efectivo por cuanto no se ha abonado lo pendiente. Con las inspecciones el régimen presiona a la familia Camero para que se sienta pagada, bajo la excusa de que en Venezuela ya nada vale nada. Aún así, el empresario resiste y reclama lo acordado. En esta segunda etapa apenas se guardan las formas. De hecho, este viernes fueron cerradas dos emisoras de radio más en Caracas, Mágica y 92.9 TuFM.
Luego está este dato: afirma el Instituto de Prensa y Sociedad de Venezuela que solo en los días de protestas contra el régimen se cerraron 23 medios radioelectricos y una televisora en 4 estados del país. El mismo organismo asegura que en lo que va de año el regulador Conatel ha cerrado 49 medios.
Pero esto trae más cola. Durante la administración del fallecido Hugo Chávez también se produjeron este tipo de movimientos. El expresidente protagonizó el cierre de más de 30 emisoras de radio en Venezuela. Destaca el caso de Radio Caracas Televisión (RCTV). El canal, famoso por la emisión de novelas, ofrecía en los noticiarios información crítica con la gestión de Chávez. No gustó. Por lo que en mayo de 2007 clausuraron el espectro.
En esa época también se impulsó la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión. La norma, del año 2010, permite actuar contra los medios que, a criterio del régimen, no establezcan mensajes a favor de “la ciudadanía, la democracia, la paz, los derechos humanos, la cultura, la educación, la salud y el desarrollo social y económico de la nación”.
Nicolás Maduro, que no quiso ser menos, impulsó a través de la Asamblea Nacional Constituyente una ley con la que regulará los “delitos de odio” en las redes sociales. El marco jurídico, aún en desarrollo, confiere al Gobierno poderes para sancionar a usuarios de redes sociales, así como a las propias empresas que gestionan estas redes sociales. Todos estos detalles los adelantó el miércoles la presidenta de la Constituyente, Delcy Rodríguez, en una intervención.
De esta manera, el régimen anula todos los conductos que aseguraban la libertad de expresión del pueblo venezolano. Desde los medios de comunicación y las redes sociales, hasta los teleoperadores privados con ese amenazante “todavía”.