Oscar Medina (ALN).- El emblemático barco británico vuelve a la vida transformado en un lujoso hotel atracado en el paseo marítimo de Dubái. Reinó en los mares casi 40 años, hizo historia en el turismo y tras una larga espera se convierte en el novedoso atractivo del rico emirato árabe.
Le dio la vuelta al mundo 25 veces y comienza una nueva historia sobre aguas más calmadas: el Queen Elizabeth II es ahora un hotel anclado en un muelle de Dubái.
El famoso barco de crucero de la naviera Cunard reinó, con pompa y lujo, en los mares casi 40 años. Hizo su primer viaje en 1969 desde Southampton a Nueva York tras ser inaugurado por la Reina de Inglaterra. En 2004 se convirtió en la nave más longeva en actividad en el negocio del turismo y en 2007 fue adquirido por Istihmar World, una firma de inversiones del emirato de Dubái, aunque ya su destino estaba sellado.
Para cumplir con las nuevas regulaciones marítimas era necesario emprender un conjunto de costosas reformas y la decisión fue pasarlo a retiro. En 2008 hizo una gira de despedida alrededor del Reino Unido y luego partió a Dubái el 11 de noviembre, donde habría de transformarse en un hotel de lujo. El plan, sin embargo, se tomó más tiempo de lo esperado.
El barco de 963 pies de largo que recorrió 6.000.000 de millas en su largo periodo de servicio, ha sido restaurado al estilo de la década de los 60
Luego de posponer en varias oportunidades la apertura, finalmente las puertas se abrieron el pasado 18 de abril en una primera etapa: la inauguración oficial será dentro de unos meses. Pero, en todo caso, ya el barco de 963 pies de largo que recorrió 6.000.000 de millas en su largo periodo de servicio, ha sido restaurado al estilo de la década de los 60 en todo el interior y dispone de 224 habitaciones y suites con vistas al océano y a Dubái. Cuenta además con 13 restaurantes y sitios nocturnos –incluyendo, claro, un pub inglés-, tiendas, spa, 25 salas de reuniones y conferencias, espectáculos en vivo y sala de cine.
“Es uno de los proyectos más esperados de Dubái y sabemos que muchas personas estarán muy emocionadas de verlo por primera vez, o de dar un paseo en el tiempo en el barco que creó tantos recuerdos maravillosos en sus 40 años en el mar”, dijo a la prensa Hamza Mustafa, CEO de PCFC Hotels, la empresa gubernamental que está a cargo del Queen Elizabeth II.
Buena vida
El reinado de este barco fue intenso. Tras una inversión de 29 millones de libras, su primer viaje internacional fue en 1969 y en junio de 1995 ya hacía su recorrido número 1.000, nuevamente en la ruta hacia Nueva York.
Cruzó el Atlántico en 806 oportunidades y –según datos compilados por el diario The Telegraph– el tiempo total de navegación fue el equivalente a 20 años de movimiento sin parar: 175.290 horas. La duración promedio de los recorridos alrededor del mundo era de 80 días.
En junio de 1970 marcó un récord al cruzar el Atlántico en tres días, 20 horas y 42 minutos. Y en 1975 se convirtió en el barco más grande en cruzar el Canal de Panamá.
La pasajera más importante fue la propia Reina de Inglaterra, quien en julio de 1990 fue la primera monarca en hacer un viaje en un crucero repleto de pasajeros. Otra pasajera destacada fue Beatrice Muller, una anciana de New Jersey, quien durante 14 años tuvo al Queen Elizabeth como residencia de retiro pagando 3.500 libras al mes por semejante privilegio. En 2006 le contó a The Telegraph: “Mis prioridades en este barco son los bailes de salón, jugar al bridge e intentar no comer, no necesariamente en ese orden”.
Y para tener una idea de lo que era la vida en el barco, valen estos datos: más de 70.000 botellas de champaña se descorchaban a bordo cada año, a diario se consumían más de 2.500 bolsas de té; y cada año se sirvieron casi 20 toneladas de langosta y una tonelada de caviar.