Daniel Gómez (ALN).- Existen más de 400 helicópteros Mi-17 en servicio en Latinoamérica. Representan 42% de la flota militar en la región. Venezuela, Perú, Brasil, Ecuador, Colombia, Argentina y México tienen este vehículo en su inventario.
El Mi-17 es un helicóptero bimotor ruso. Está especializado en transporte y también cuenta con capacidad de portar cohetes y misiles guiados antitanque. Es uno de los más populares del mercado -se ha vendido en más de 60 países- por su amplia capacidad de carga y por el bajo costo de sus vuelos, de 900 dólares por hora aproximadamente.
En el caso concreto de América Latina, existen más de 400 helicópteros de este modelo en la región, según reporta la investigadora rusa Mira Milosevich, del Real Instituto Elcano, en el informe Rusia en América Latina.
A la vista de los datos, prácticamente todos los países de la región tienen al menos uno de estos helicópteros, los cuales representan 42% de la flota militar en la región. Es el caso de Perú, Brasil, Ecuador, Colombia, Argentina, México y por supuesto Venezuela.
En este último país se saldan 73% de las ventas de armamento ruso en Latinoamérica. En el ranking divulgado por el informe, a Venezuela le sigue México, acaparando 9% de las ventas rusas, y Perú, con 8% debido a las relaciones comerciales que Lima y Moscú establecieron en 2008.
Según Milosevich, “la clave del comercio entre Rusia y América Latina es la venta rusa de armamento”. Por delante de la actividad comercial con petróleo, minerales y fertilizantes.
Este tipo de transacciones tienen dos modelos de financiación. El primero consiste en el perdón de deuda adquirida durante la Guerra Fría, a cambio de nuevo contratos. Es lo que ha ocurrido con Cuba y Nicaragua, por ejemplo.
El segundo modelo de financiación “es paradigmático”, advierte el informe. “Según datos de la prensa, Rusia ha realizado varios préstamos a Venezuela para apuntalar la deficiente industria petrolera del país”.
En este sentido, “el gigante ruso Rosneft ha prestado 10.000 millones de dólares al sector petrolero venezolano, mientras ha tomado una participación de 49% como garantía parcial”.
Pareciera generosidad. Una inversión a fondo perdido. Peros según advierte Milosevich, estas inversiones de Rosneft le sirven a Rusia como garantía para cobrarse las deudas con los 316.000 millones de barriles de petróleo que Venezuela tiene en reserva. “Les sirve de garantía de cualquier impago”.
El caso de Venezuela es particular. No obstante, la financiación rusa siempre ofrece problemas. Los préstamos se ejecutan fundamentalmente a través de Sberbank de Rusia. Un banco de propiedad estatal cuyas “operaciones financieras están controladas por el Kremlin y directamente negociadas”.