Daniel Gómez (ALN).- Blackrock administra 6 billones de dólares a nivel mundial, y orienta 60% de esas inversiones hacia el largo plazo. Por eso premia a las compañías más comprometidas con el planeta.“Tenemos que influir en las empresas en las que invertimos. Vemos que empresas líderes han sido derrotadas por otras sin experiencia, pero con políticas claras”.
Para Isabelle Mateos, directora de estrategia Blackrock Investment, los resultados financieros “son una dictadura”. Lo dice porque más allá de las ganancias y los ingresos, al mercado le interesa el futuro.
“Las empresas tienen que ser muy hábiles, si no tienen clara la misión fracasarán. Tenemos que influir en las empresas en las que invertimos. Vemos que empresas líderes han sido derrotadas por otras sin experiencia, pero con políticas claras”, apuntó Mateos en un foro sobre sostenibilidad celebrado por BBVA en su sede de Madrid.
Como directiva de Blackrock, uno de los fondos más potentes del mundo, con una cartera de activos que supera los 6 billones de dólares (60% de esas inversiones se focalizan a largo plazo), pide a las empresas una estrategia clara en materia ambiental. Cada vez es más común que el mercado evalúe riesgos de sostenibilidad.
El papel de Blackrock se ve muy claro en el caso de Repsol. El fondo estadounidense es uno de los principales inversores de la empresa española. Una petrolera que ha dejado de serlo para primar el negocio del gas, los biocombustibles y el refino de plásticos. Y es que como dice Mateos, aunque ahora “las energéticas sean parte del problema, en el futuro deben ser parte de la solución” (Leer más: Repsol anuncia que deja de ser una compañía petrolera).
Más sostenibles: mejores beneficios
Hoy el cambio climático y el aumento de las emisiones de carbono protagonizan las agendas de todos los gobiernos del planeta. Está el antiguo acuerdo de Kioto, el actual compromiso de París. Documentos que también afectan al sector privado, y no precisamente de forma negativa.
“Lo que ya estamos viendo es que las empresas más sostenibles tienen mejores rentabilidades. Las empresas que mejoran el consumo y la eficiencia tienen mejores balances y más flujo de caja”, apuntó Mateos.
Blackrock prefiere una visión de futuro clara antes que unos bonitos resultados financieros
La directiva de Blackrock también exige “coherencia”. Sabe que la responsabilidad social corporativa es un área relativamente nueva. “No todas las estrategias salen bien, hay que saber reaccionar”, reseñó.
Incluso Blackrock acusó problemas en este sentido. Cuando hace cuatro años cambió el foco y centró su negocio en lo sostenible, el mercado castigó la iniciativa retirando inversiones que ahora han vuelto. “Al final nuestra estrategia terminó triunfando”.
La transparencia también juega un papel clave en todo esto, apuntó Mateos. Es lo que une a los actores que deben cambiar las cosas. “Debe haber un círculo virtuoso entre los propietarios de los activos y el sector financiero. Esto se traduce en más datos y mejores métricas. Queremos más transparencia para que el sector evolucione y crezca”.