Leticia Núñez (ALN).- Honduras celebra elecciones generales este domingo. Está en juego la continuidad del presidente Juan Orlando Hernández, quien terminó enmendando la Constitución para poder optar a un nuevo mandato. Por algo similar, el expresidente Manuel Zelaya fue apartado con un golpe de Estado. Por un lado, las encuestas sitúan a Hernández como favorito. Y por otro, “no hay una alternativa potente de Gobierno”, según dice al diario ALnavío Carlos Malamud, catedrático de Historia de América.
Año intenso en citas electorales para América Latina. Tras los comicios presidenciales de febrero en Ecuador y los de la semana pasada en Chile, este domingo llega el turno de Honduras. La cita con las urnas está marcada por la aspiración del presidente, Juan Orlando Hernández, a ser reelegido. Algo que provocó un fuerte descontento en la oposición porque la Constitución de la República no permitía la reelección bajo ninguna modalidad hasta que en agosto de 2016 la Corte Suprema de Justicia ratificó un fallo de su Sala de lo Constitucional que en 2015 tumbó ese obstáculo.
A pesar de que el expresidente Manuel Zelaya fue derrocado en 2009 con un golpe de Estado por intentar enmendar la Constitución para permitir la reelección, Hernández anunció el año pasado que buscará un nuevo mandato bajo la bandera del Partido Nacional, con el que ganó las elecciones en 2013. Dicho y hecho.
“Hernández de alguna manera forzó la interpretación usando como argumento que al no existir la reelección se vulneraban sus derechos humanos. Este argumento ya había sido empleado tanto por Óscar Arias en Costa Rica como por Daniel Ortega en Nicaragua y es similar al que está intentando aplicar Evo Morales en Bolivia”, explica Carlos Malamud, investigador principal del Real Instituto Elcano sobre América Latina, al diario ALnavío.
Preguntado por si la reelección es un mal endémico en Latinoamérica, Malamud señala que “como tal no es buena ni mala”. El problema, en su opinión, “es que en la mayor parte de los casos se introduce a mitad del partido. Es decir, se cambian las reglas de juego a mitad de partido para beneficiar al candidato que está en el poder”.
“Ningún candidato tiene la solidez como para poder enfrentar a Hernández”, dice Malamud
No obstante, el catedrático de Historia de América cita dos casos “reseñables”. Por un lado, el del brasileño Lula da Silva “cuando mediado el segundo mandato, su partido quiso modificar la Constitución para ser reelegido una vez más y Lula dijo que una de las características de la democracia era la alternancia y que, por tanto, no estaba en su ánimo modificar la carta magna”. El segundo, es el del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien después de que hubiera sido aceptada la reelección, decidió dar marcha atrás y prohibirla.
Pese a que a son nueve los candidatos que optan a la Presidencia de Honduras, sólo tres parecen tener opciones, con base en lo que reflejan las encuestas. En primer lugar, se sitúa Hernández, con un 37% de apoyos, según uno de los últimos sondeos. Salvador Nasralla, de la Alianza de Oposición, aparece por detrás con un 22% y Luis Zelaya, del Partido Liberal, con un 17%. No obstante, hay un 21% de ciudadanos indecisos.
Los otros seis candidatos que aspiran a ocupar la Presidencia son Romeo Vásquez Velásquez de Alianza Patriótica, José Alfonso Díaz de Unificación Democrática, Eliseo Vallecillos de Vamos, Lucas Aguilera de la Democracia Cristiana, Isaías Fonseca del Faper y Marlene Alvarenga del Partido Anticorrupción y que propone la ‘muerte civil’ para todos los corruptos. En ninguno de ellos Malamud ve una alternativa potente. “Ninguno tiene la solidez como para poder enfrentarlo [a Hernández]”, dice rotundo.
Además de presidente, en los comicios generales también se designarán tres vicepresidentes, 128 diputados al Parlamento local y 20 al Centroamericano, y 298 alcaldías municipales. Son las décimas elecciones desde que Honduras retornó a la democracia, en 1980, tras casi dos décadas de regímenes militares.
Según Malamud, la fortaleza de Hernández es que pertenece a un partido tradicional. “Esto es quizá su máximo mérito”, dice. Por otra parte, señala que “ha gobernado el país intentando resolver una cuestión que es muy seria como la violencia y un problema de narcotráfico que no acaba de resolverse”. Pese a todo, el experto sostiene que el presidente mantiene unos índices de popularidad que podrían hacer precisamente que gane las elecciones. No obstante, Malamud advierte que “tiene un discurso autoritario que hace encender algunas alarmas”.