María Rodríguez (ALN).- La debacle del PP en las elecciones generales de España no se extendió por Ávila, Salamanca, Ourense y Lugo, provincias que suman apenas un millón de habitantes. En las cuatro siguió venciendo el Partido Popular, aunque perdió representación. Sólo en estas provincias el partido de Pablo Casado superó al PSOE en votos. Una realidad que no compensa la caída histórica del PP.
España ya no es azul, color con el que se identifica el Partido Popular. La debacle del PP en las elecciones generales de este domingo se vivió en todo el país salvo en cuatro humildes provincias, que resistieron. Cuatro de 50. Y humildes porque apenas suman, en total, un millón de habitantes de los 47 millones que integran España. Se trata de Ávila, Salamanca, Ourense y Lugo. Sólo en ellas venció (por tener más votos) el partido de Casado. En el resto triunfó la ola del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), liderado por Pedro Sánchez. Y en el País Vasco y Cataluña, los partidos nacionalistas.
Entre estos cuatro bastiones del PP, provincias donde históricamente gana el Partido Popular, se jugaban apenas 15 escaños de los 350 que componen el Congreso de los Diputados de España. 7 se llevó el PP, 6 el PSOE y 2 Ciudadanos (Cs). Y aunque el PP ganó, tampoco en estas provincias le fue del todo bien. Perdió 3 diputados respecto a las elecciones de 2016. Unos escaños que se repartieron entre PSOE y Ciudadanos.
Ávila
En Ávila (Castilla y León) se decidían 3 escaños. Tradicionalmente 2 se los lleva el PP y uno el PSOE. Pero esta vez no fue así. Ciudadanos le arrebató uno al PP. Con una participación de 79,11%, la cuenta quedó así: uno PP (con 31.904 votos), uno PSOE (con 26.318 votos), uno Cs (con 19.028 votos).
Este vuelco electoral implica que José Ramón García Hernández, portavoz de Asuntos Exteriores del PP y secretario ejecutivo de Relaciones Internacionales del partido, se queda sin plaza. Iba de número dos por Ávila, un puesto relativamente asegurado en las elecciones de los últimos años, pero que esta vez le ha dejado fuera del hemiciclo.
García Hernández se presentó como candidato a la Presidencia del PP en 2018. Una vez que las bases eligieron a Pablo Casado y Soraya Saénz de Santamaría para una segunda vuelta, García apoyó a Casado. En las elecciones generales de 2015 y 2016 García salió como diputado por Ávila como número 2, por detrás de Casado.
Salamanca
En Salamanca (Castilla y León) estaban en juego 4 escaños. Y también hubo cambios. Si en 2016 3 fueron para PP y uno para PSOE, esta vez irrumpió Ciudadanos. Con una participación de 77,35%, el escrutinio quedó así: 2 PP (con 60.293 votos), uno PSOE (con 59.277), uno Ciudadanos (con 43.623).
Como ven, PSOE estuvo a punto de adelantar al PP en votos. Apenas les separaron 1.000 votos. Si hubiese sido así, el PSOE habría sumado un escaño más y estaría más cerca, en el cómputo global, de formar Gobierno sin plantearse pactos con partidos nacionalistas.
Ourense
En Ourense (Galicia) se repartían 4 escaños. En 2016 el PP se llevó 3 y el PSOE gallego uno. Este domingo el Partido Popular perdió un diputado a favor del PSOE.
Así, con 73,82% de participación, PP logró 2 escaños (con 66.121 votos) y PSOE otros 2 (con 62.657). En esta provincia los socialistas se quedaron relativamente lejos de los populares en votos.
Cabe recordar que tradicionalmente en Galicia ganaba el Partido Popular. Pero este domingo el PSOE gallego le arrebató la primera plaza a los populares con 524.844 votos frente a los 447.562 del PP de Casado.
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Lugo
En Lugo (Galicia) se jugaban también 4 escaños. El PP mantuvo los 2 diputados logrados en 2016. Los otros 2 se los llevó el PSOE gallego. Aquí los que quedaron peor parados fueron Podemos y sus confluencias, que perdieron el diputado conseguido en las últimas elecciones.
Con 72,65% de participación, PP consiguió 66.717 votos y PSOE 65.978 votos. También en esta provincia los socialistas estuvieron a punto de arrebatarle otro escaño al PP de Casado, pero los populares resistieron.
En el cómputo global, el Partido Popular sumó apenas 66 escaños frente a los 137 conseguidos por el PP de Mariano Rajoy en las elecciones de 2016. Una debacle histórica que podría haber sido aún peor sin la resistencia de estas cuatro provincias tradicionalmente de signo PP.