Reinaldo Iturbe (ALN).- La crisis de hiperinflación en Venezuela ya comienza a mostrar síntomas más pronunciados de desaceleración. El último balance ofrecido por el Banco Central del país caribeño reflejó en septiembre la variación de precios más baja en los últimos dos años: 7%, en tanto que el Observatorio Venezolano de Finanzas (administrado por exdiputados de la oposición) recoge 9%.
Es, además, la primera vez en dos años que la variación mensual de precios alcanza un solo dígito y, en este sentido, tanto los sectores académicos de la oposición como los entes gubernamentales han coincidido.
La política monetaria restrictiva vía encaje legal (85%) que ha ordenado el Ejecutivo a través del Banco Central ha encogido el crédito del sistema bancario y disparado la tasa overnight, pero, reconocen economistas en Caracas, el instrumento de política monetaria ha funcionado para contribuir a la desaceleración de la inflación.
De hecho, es el único instrumento de política monetaria disponible para el Gobierno, imposibilitado de recurrir al dinero fresco de los derechos especiales de giro del Fondo Monetario Internacional (5 mil millones de dólares) y a las reservas en oro custodiadas en el Banco de Inglaterra.
EL PAPEL DE LA BOLSA DE CARACAS
Ante la escasez crediticia bancaria, algunas empresas han recurrido a la oferta de papeles comerciales en divisas en la Bolsa de Valores de Caracas, una novedad enmarcada dentro de una política del gobierno de Maduro direccionada a la apertura controlada: libertad cambiaria, cuentas bancarias en dólares convertibles a bolívares y el desmontaje de los controles de precios que derivaron en la administración de Hugo Chávez en una escasez que se agudizó cuando la crisis estalló e inició el ciclo recesivo del Producto Interno Bruto hace siete años.
Desde el 2020, la Superintendencia Nacional de Valores autorizó la primera emisión de papeles comerciales en dólares a la empresa Ron Santa Teresa, por un monto de 300 mil dólares. Coca Cola Femsa también se decidió por este instrumento y recibió autorización para emitirlos por el equivalente a un millón de dólares, la emisión más alta en 2021. Aunque el tamaño del mercado de capitales sigue siendo pequeño para el tamaño de la economía, sigue siendo una suerte de válvula de escape para el apalancamiento empresarial.
Una reducción considerable del encaje legal derivaría en un incremento del multiplicador monetario bancario. Esto tendría una incidencia positiva en el consumo pero también en la inflación, por lo que es poco probable que a mediano plazo el Ejecutivo reduzca de manera sensible su agresiva política de encaje, que de hecho, fue revisada a la baja desde el 100% original. El clásico dilema entre “crecimiento e inflación” fue resuelto en Caracas a favor de la reducción de la inflación.
GASTO FISCAL Y ELECCIONES
La continuidad en la desaceleración en el crecimiento de precios al cierre de 2021 dependerá, en buena medida, de la ejecución del gasto fiscal del gobierno camino de las elecciones regionales, en las que se pronostica una victoria para el sector oficial sin mayores complicaciones, pues la oposición se ha dividido en corredores electorales clave y la base se ha desanimado tras los fracasos del denominado gobierno interino de Juan Guaidó.
Recientemente, el Gobierno ha ordenado una reconversión monetaria que restó seis ceros al bolívar. Es la segunda reconversión de la administración de Maduro y la tercera del chavismo. La necesaria medida alivia las calculadoras empresariales y hará manejables, por lo pronto, las cifras en bolívares.
Caracas ha manejado con prudencia, además, el tema cambiario. El tipo de cambio paralelo ha sido el quebradero de cabeza del gobierno incluso desde la era de Hugo Chávez. El Gobierno resolvió desmontar el control de cambios y permitir la fluctuación de la moneda a través de un mercado cambiario manejado por la banca. La paridad cambiaria “oficial” ha fluctuado en muchas ocasiones, incluso, por encima de la paralela.
El Gobierno inyecta de manera frecuente liquidez a la banca para abastecer la demanda de divisas. Según el portal local Banca y Negocios, esta semana hubo una inyección de 50 millones de dólares. El tipo de cambio se ha mantenido relativamente estable entre 4 y 4,30 bolívares por dólar. Se espera un alza de este indicador en diciembre, típicamente marcado en el historial por las festividades navideñas. No obstante lo anterior, el tipo de cambio sigue estando enormemente apreciado.
CRECIMIENTO QUE NO DEBE SORPRENDER
Sin embargo, el indicador de inflación no es el único que ha mostrado señales positivas en lo que va de año. Tanto el Credit Suisse como la inglesa EMFI se anticipan a un crecimiento del Producto Interno Bruto en un rango que oscila entre 2 y 6 puntos al cierre del año, pese a que el Observatorio de Finanzas registra contracción de 2 puntos hasta septiembre.
Un mayor flujo de caja por el incremento en las exportaciones de petróleo impulsaría la recuperación económica. La estatal Petróleos de Venezuela produce alrededor de 520 mil barriles diarios de crudo, un 3,6% más que en 2020. Aunque el incremento pudiera lucir marginal, el cash flow de este aumento aunado a la subida de los precios del crudo son un disparador del crecimiento.
De manera tal que el crecimiento económico de Venezuela en 2021 está más próximo de lo que muchos analistas habían anticipado. Y es que para la firma EMFI el asunto es más que obvio:
“El crecimiento en 2021 no debería ser una sorpresa, dado el efecto base relacionado con la COVID-19, los fuertes vientos de cola internacionales y la continua dolarización y liberalización informal de la economía. El valor de las exportaciones petroleras podría cerrar el año con un incremento de 57,7 %, luego de que en los primeros nueve meses del 2021 se registrara un alza de 55,2”, señala la firma.