Juan Carlos Zapata (ALN).-c El mercado petrolero avanza hacia una crisis en tiempo y profundidad que ya en abril tendrá la clara manifestación de un derrumbe en la demanda en al menos 30 millones de barriles diarios. El mercado dijo que ante esta realidad los recortes de Rusia y la OPEP+ y otros países productores no surten efecto.
Digámoslo sin pausas, como si nos faltara la respiración: La crisis comenzó siendo sanitaria y se transformó en un gran bloqueo económico que tendrá consecuencias políticas y estas a su vez traerán cambios en la geopolítica mundial y en la estabilidad de algunos gobiernos lo cual a su vez generará más inestabilidad y protestas sociales que pondrá en riesgos gobiernos y modelos políticos y por tanto más desconfianza y una mayor prolongación de la crisis.
Una de las manifestaciones de esta crisis que ya tiene dinámica propia es la incapacidad de los países productores de petróleo para detener la caída de los precios. De hecho, se contabiliza como cierto que 2020 es desde ahora “el peor año en la historia de los mercados mundiales del petróleo”, dicho por la Agencia Internacional de Energía. Hay que verlo así: la caída de la demanda es la peor desde 1995. El coronavirus comenzó afectando la racionalidad de las dirigencias saudita y rusa que se enfrascaron en una guerra que profundizó la caída de los precios y aunque la cordura volvió gracias a la intervención del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el mal estaba hecho. Los precios se habían derrumbado y allí se quedarían porque la realidad, al margen de la guerra y los pactos, es otra y con otra ley.
La realidad es que el mundo está sumido en la más grande recesión económica desde 1929. Hasta China anunció este viernes los peores resultados económicos desde 1976. En efecto, China, que salió bien librada de la crisis financiera de 2008 y había podido sortear la guerra comercial con los Estados Unidos de estos últimos años. La segunda economía del mundo le está diciendo al resto del planeta lo que le espera. Y por ello, el mercado del petróleo no toma en cuenta los recortes y sigue en tendencia bajista. Este mercado gozó de una ola expansiva de la demanda por más de una década y ahora la contracción es tan siniestra que los depósitos se han llenado y se corre el riesgo de no contar con mayor capacidad de almacenamiento. Algo parecido -en menor medida aun- pasa con los depósitos de gasolina.
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Los analistas hablan del final de un ciclo histórico. Que la estructura política surgida de la Segunda Guerra Mundial es la que está en peligro. Que hay manifestaciones del cambio geopolítico mundial. Que el gran bloqueo y la recesión encuentran al mundo sin liderazgo. Que el poder va a sufrir erosiones y traumas en algunas regiones sensibles, entre otras en el Medio Oriente, y cuidado si en dos países clave para el petróleo y la política global como Irán y Arabia Saudita. Que muchos gobiernos van a quedar deslegitimados. Que se van a imponer versiones y modelos de poder que marcan distancia con la democracia representativa. Que la crisis provocará más desempleo -está ocurriendo- y mayores desigualdades por lo que se desencadenarán masivas protestas. Es de prever que la consecuencia es más inestabilidad, y ésta genera más crisis.Predicen un auge del autoritarismo, de la pérdida de libertades y hasta el fin del capitalismo, tal como se conoce hoy.
Lo que se observa en el mundo no es el típico “parón” de la economía. Es lo que está anticipando el mercado petrolero. Y el propio FMI dice que los escenarios que ha sacado a la luz pública son solo referenciales pues todo depende de cuánto se prolongue la crisis sanitaria. La verdad es que la recesión adquirió dinámica propia. Se puede prever que el regreso a la “normalidad” económica será más lenta, porque la reactivación productiva en los sectores será escalonada, parcial y hasta desigual. Y esto por más que los gobiernos adopten paquetes de estímulo para la gente y las empresas. Hay sectores como el turismo y todo lo que se mueve alrededor de él, que no van a ponerse en marcha sino -y quizá- hasta finales de año o en 2021. Por lo demás, hay que rogar que los paquetes de estímulo fiscal estén bien implementados, pues de lo contrario,habrá costos sociopolíticos adicionales con graves consecuencias para los sistemas y los gobiernos. Entonces, habrá que corregir lo que se hizo mal, pero queda por ver si la gente estará en disposición de esperar.