Daniel Gómez (ALN).- En Argentina el peronismo no está muerto. Ni el kirchnerismo. De hecho, una alianza entre estas dos corrientes es favorita para ganar las elecciones presidenciales a Mauricio Macri. Un Macri que no puede con la economía. Con la herencia que le dejó Cristina Fernández de Kirchner. Esta situación podría ser reproducible en Venezuela. En una Venezuela sin Nicolás Maduro. Sin el chavismo en el gobierno, sino en la oposición, y con un gobierno de transición que tuviera que hacer frente a la delicada situación del país. Si este no detiene la crisis, ¿qué pasaría? Los analistas responden a ALnavío*.
“El chavismo no va a desaparecer si se va Nicolás Maduro. De hecho, será una fuerza política importante. El chavismo en sí, el chavismo crítico, mantiene un apoyo que ronda el 30% de la población”, dice a ALnavío Anna Ayuso, investigadora senior para Latinoamérica del Centro de Información y Documentación Internacional de Barcelona.
“Si hubiera un gobierno entrante en Venezuela y no hace las cosas bien, el chavismo podría recuperar la Presidencia en una futura elección porque existe una conexión muy fuerte con las bases”, señala Maryhen Jiménez Morales, investigadora en el Departamento de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de Oxford.
“Si el chavismo es inteligente, apostaría a una retirada del gobierno a tiempo. Así es como tendría posibilidades reales de volver en un futuro próximo. Si insisten en seguir como están, en seguir destruyendo el país, no regresarán jamás”, agrega Ysrrael Camero, historiador, experto en ciencias políticas y colaborador de este diario.
El resumen es que el chavismo seguirá siendo una fuerza en Venezuela. Lo será porque tiene una masa de gente que lo respalda. Lo será porque el equipo del Presidente Encargado, Juan Guaidó, respetará su labor política. “La apuesta principal del nuevo gobierno debe ser la gobernabilidad. No puede haber persecución. No podemos hacer lo que criticamos”, apunta a ALnavío un diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela que se mantiene en el anonimato. Y lo será porque la experiencia internacional así lo demuestra. Véase el caso de Argentina.
El peronismo como espejo del chavismo
En Argentina el próximo 27 de octubre celebran elecciones presidenciales. El presidente, Mauricio Macri, quien llegó con la promesa de reflotar un país hundido por el kirchnerismo, sufre una grave crisis económica que pone en riesgo su reelección. En las encuestas el favorito es Alberto Fernández, apoyado por Cristina Fernández de Kirchner, quien va como número dos.
Una alianza peronista-kirchnerista amenaza un segundo mandato de Macri. Una alianza entre dos movimientos conectados entre sí a causa de sus discursos incendiarios y liderazgos mesiánicos. Como el de Juan Domingo Perón. Como el de Néstor Kirchner. Como el de Cristina Fernández. Como el que emprendió el expresidente Hugo Chávez en Venezuela.
En esta comparación, Ayuso señala al peronismo como el espejo sobre el que el chavismo se ve reflejado. “Vemos cómo hay muchas facciones peronistas que conviven en la vida política, y lo mismo podría darse en un futuro para el caso venezolano”.
Camero está de acuerdo con la comparación, pero insiste en que el chavismo tendría que reinventarse para sobrevivir. Reinventarse hacia una especie de peronismo. Un movimiento que abarca en Argentina un amplio espectro político, desde la izquierda hasta la derecha. Que cuenta con un fuerte movimiento sindical. Con asociaciones de empresarios. Y que, sobre todo, es pragmático en lo político.
“A diferencia del chavismo, el peronismo supo diferenciar entre poder y gobierno. El peronismo tiene una importante movilización sindical, tuvo una propuesta industrial diferenciadora, no se quedó en el boom petrolero como el chavismo. Se mantuvieron en el poder. De presión, de ejecución, y ese es el principal mensaje que debería aprender el chavismo”, explica Camero.
¿Una crisis como la que vive Macri en Venezuela?
Hoy en Argentina se está viendo a un Macri asfixiado. Todos los sindicatos del país, los sindicatos peronistas, se echaron contra el gobierno. El pasado miércoles orquestaron una huelga general que, literalmente, paralizó el país.
Y es que los argentinos están hartos. Macri se vendió como la solución a un kirchnerismo que hundió la economía. La economía hoy sigue en rojo. La inflación es de 55% en lo que va de 2019. Los precios suben y también la pobreza, en 32%, según cifras oficiales.
Macri llegó en 2015 al gobierno para rescatar un país frágil, aislado internacionalmente, sin una política monetaria seria. Su labor requería un ajuste fuerte, pero decidió hacerlo de forma paulatina para que los argentinos no sintieran el shock. Por eso en mayo de 2018, cuando los capitales internacionales huyeron de las economías emergentes, Argentina se quedó sin dólares y comenzó una nueva crisis.
Salvando las distancias, en Venezuela ocurrirá algo parecido. La economía tras 20 años de chavismo está en ruinas. Todo el modelo productivo necesita una remodelación. Necesita un shock. Incluso el sector petrolero, sumido en la peor crisis de su historia. Recomponer todo esto supondrá una tarea titánica. Lo dijo en entrevista a ALnavío el economista jefe de Torino Economics, Francisco Rodríguez. Y este también dijo que Venezuela, a diferencia de Argentina, no podrá disponer de grandes líneas de crédito de los bancos multilaterales ni financiamientos que superen los 20.000 millones de dólares. Cabe recordar que un préstamo de 50.000 dólares del Fondo Monetario Internacional al gobierno de Macri es su principal esperanza para reconducir la economía.
En la delicada economía de Venezuela se presenta una amenaza para el gobierno de transición. Y en esta misma situación aparece una oportunidad para que el chavismo recupere crédito político.
“Hay millones de personas, fuera y dentro de Venezuela, que se sienten agradecidas con Chávez y el chavismo. Quien niegue esto está ciego. Por eso si en Venezuela entrase un gobierno diferente al de Maduro, tendría que hacer las cosas muy bien para que esas bases no vuelvan a tomar el poder. Hoy la situación del país es muy inestable”, agrega la investigadora de Oxford.
*Noticia publicada originalmente el miércoles, 5 de junio.