Leopoldo Martínez Nucete (ALN).- Las primarias del Partido Demócrata continúan sumando aspirantes a candidatos a la Presidencia de EEUU en 2020. Esta semana entraron a la competencia (o declararon la intención de hacerlo) tres senadores. Bernie Sanders (Vermont), Cory Booker (New Jersey) y Sharren Brown (Ohio). Con sobrados méritos y cualidades, todos apelan al electorado más progresista o a la base sindical del partido.
Las primarias del Partido Demócrata siguen sumando aspirantes a candidatos a la Presidencia de EEUU en 2020. Hace unas semanas analizamos la candidatura de Julián Castro, su trayectoria y lo que representa como único latino en la puja para desalojar a Donald Trump de la Casa Blanca. Luego, en otro artículo, destacamos los perfiles de las cuatro figuras que elevan el liderazgo femenino demócrata al cuadro de las presidenciales: las senadoras Elizabeth Warren (Massachusetts), Kamala Harris (California), Kirsten Gillibrand (New York) y Amy Klobuchar (Minnesota).
Sabemos mucho de Sanders. Es independiente, pero hace fracción con la bancada demócrata. Enfrentó con tenacidad a Hillary Clinton y emocionó no sólo al elector más a la izquierda y a los sindicatos, sino también, muy especialmente, a los jóvenes, que vieron en él una especie de abuelo sabio y auténtico
Esta semana entró a la competencia (o declararon intención de hacerlo) un trío de senadores. Bernie Sanders (Vermont), Cory Booker (New Jersey) y Sharren Brown (Ohio). Con sobrados méritos y cualidades, todos apelan al electorado más progresista o a la base sindical del partido. En suma, lo que fue un espacio sin contendor para Bernie Sanders en su duelo contra Hillary Clinton, vacío que le permitió galvanizar un sólido apoyo en torno a su mensaje, encuentra ahora tres figuras de mucho peso y prestigio que apuntan al favor natural de ese electorado; en coincidencia, además, con el liderazgo de las senadoras Warren y Kamala Harris. De este grupo del espectro progresista, Booker es afroamericano, arena donde compite con la candidatura de Kamala Harris desde el grupo de las mujeres, pero todos estos senadores cuentan con arraigo y mayor proyección en la costa este de los EEUU, salvo Sanders que es una figura nacional consolidada. Este grupo de caballeros encuentra una competidora fuerte en ese espacio geográfico de la costa este en la senadora Elizabeth Warren, y una potente contención en California por la presencia, también desde el grupo de las mujeres, de la senadora Kamala Harris.
Pero enfocándonos en los nuevos candidatos, ¿de dónde vienen y quiénes son los tres senadores?
Bernie Sanders
Sabemos mucho de Bernie Sanders. Es independiente, pero hace fracción con la bancada demócrata. Enfrentó con tenacidad a Hillary Clinton y emocionó no sólo al elector más a la izquierda y a los sindicatos, sino también, muy especialmente, a los jóvenes, que vieron en él una especie de abuelo sabio y auténtico. Con una trayectoria sin vacilaciones, en su dilatada carrera política contra la indebida influencia de los intereses corporativos y de los más ricos en la política, mediante el financiamiento de campañas, su vertical insistencia en la necesidad de un sistema sanitario universal y la gratuidad de la educación superior, le ha valido fuertes simpatías. Añadió a su oferta el compromiso de llevar el salario mínimo federal a 15 dólares por hora, así como la necesidad de asumir y revertir las consecuencias del cambio climático a través de una política que sustituya la energía de base petrolera por alternativas verdes y renovables. Hasta su derrota presidencial en 2016, Sanders se mantuvo invicto, desde ser un popular alcalde de la capital de Vermont hasta su largo trayecto como diputado y senador. Es, de hecho, el parlamentario independiente con más años de servicio en la historia del Congreso de los EEUU. Sanders se autodenomina socialdemócrata o socialista democrático, caracterización que apela como referencia al pensamiento desarrollado en los modelos de economía social de mercado en los países nórdicos, Alemania o Francia. Sanders lo asume con autenticidad: en su narrativa, EEUU es el país más poderoso del mundo, pero eso no lo hace el mejor en inclusión y justicia social, de allí su pertinaz denuncia a la acumulación de riqueza en pocas manos y al debilitamiento de las clases medias estadounidenses en las últimas décadas.
Cory Booker
Cory Booker tiene un discurso que se intercepta con el de Sanders en muchos de estos asuntos, pero le agrega el componente de la justicia racial. Booker es un orador electrizante. Recuerda a Barack Obama, pero con un toque personal de gran pasión, divergente de la serenidad que suele dominar la oratoria de Obama. El senador de Nueva Jersey es expresión del sueño americano. De abuelos con origen humilde, sus padres tuvieron buena educación y, como profesionales, fueron de los primeros afroamericanos en alcanzar posiciones ejecutivas en IBM. Booker es abogado, formado en las prestigiosas universidades de Stanford y Yale. Su excelencia académica le valió el prestigioso reconocimiento de Rhodes Scholar para hacer estudios de postgrado en Oxford, Inglaterra. Uno de los pocos afroamericanos en lograrla, esta distinción puso a Booker en un selecto grupo de líderes mundiales entre quienes se encuentra el expresidente Bill Clinton. Además de su impecable hoja académica, Cory Booker fue atleta distinguido en su carrera universitaria y destacó nacionalmente en el fútbol americano, lo cual abona a su popularidad. Antes de senador fue un exitoso y querido alcalde de la populosa Newark, capital de New Jersey y vecina, al otro lado del río Hudson, de Nueva York, con una vital interconexión entre ambas que implica grandes desafíos de seguridad, infraestructura y transporte público. En su lucha por la justicia y la seguridad ciudadana, destaca la tenacidad en la defensa del control de la tenencia de armas, de los derechos humanos y de la actividad policial comunitaria, así como la promoción de reformas al sistema judicial y penitenciario para abordar los vestigios de racismo sistémico que persisten en el sistema judicial penal. Su récord de votación en el Senado lo ubica cómo el tercero más liberal progresista del cuerpo legislativo.
Sherrod Brown
El senador Sherrod Brown es inmensamente popular en Ohio, con amplia trayectoria desde el Parlamento estatal, pasando por la Secretaría de Estado de Ohio, hasta llegar al Congreso de los EEUU, donde se ha mantenido tras sucesivas elecciones desde 1993 hasta ahora, primero como diputado y finalmente como senador. Graduado de educador con maestría en administración pública, Brown tiene notable influencia en la clase media trabajadora y sindicatos por su compromiso con las causas que afectan a este segmento fundamental de la sociedad, así como por su aguerrida defensa de los derechos del consumidor. Un aspecto fundamental de la candidatura de Brown es que, en su pragmática lucha por las clases medias y trabajadoras, se ha mantenido alejado de posturas ideológicas. Por tanto, en su defensa de la reforma sanitaria siempre ha propuesto fórmulas que convocan mayor consenso que las del senador Sanders. De hecho, Brown y Sanders tienen una cercana relación política, fueron compañeros de lucha en el establecimiento de un sistema que garantizara el derecho a la salud, pero Brown, en su momento, no apoyó las propuestas legislativas de Sanders, buscó fórmulas intermedias y viables, a través de la negociación política y legislativa. En 2016, pese a su cercanía con Sanders, apoyó a Hillary Clinton.
Ohio, uno de los estados del cinturón industrial del país, es pendular. Allí los republicanos tienden a ser más moderados que en el resto del país. Es el caso del gobernador John Kasich, quien todavía podría ser contendor de Trump en una primaria. No olvidar cómo se mantuvo, firme hasta el final, confrontándolo en las primarias del 2015. Para ganar las elecciones, Trump necesita triunfar en Florida y Ohio, porque tiene pocas combinaciones, dado su perfil político en el tablero de los colegios electorales. Por su parte, los demócratas pueden alcanzar la Presidencia sin Florida de varias maneras; y una de ellas incluye anotarse una victoria en Ohio. Brown, además de Ohio, suma su influencia en todo el cinturón de industrial del Midwest (oeste medio) estadounidense, que abarca Pennsylvania y Michigan. Brown es, sin duda, una ficha clave en la construcción de una fórmula presidencial ganadora, más allá de su posibilidad de alzarse con la nominación.
La manipulación de Trump
Esta semana, en Florida, al hablar de Venezuela, como ya hiciera en el discurso del Estado de la Unión, Trump insistió en su manipulación sobre el socialismo. El propósito es establecer un paralelo entre las ideas de Sanders, Brown y Booker, así como de las senadoras Warren o Harris, también líderes con gran calado en esta lucha, con el socialismo devastador en Venezuela, Cuba y Nicaragua. La manipulación que funcionó en el sudeste de la Florida, en la lucha por la Gobernación, donde el candidato demócrata Andrew Gillum fue atacado como “socialista”, es una carta que Trump juega para asegurar Florida e impactar en estados como Ohio. En ese cálculo electorero, Trump hace poco honor a la verdad, porque en Venezuela rige un militarismo cleptocrático. Los modelos de Cuba, Venezuela o Nicaragua nada tienen que ver con la aspiración de justicia social e inclusión económica que, en el marco de un sistema capitalista o de mercado, proponen estos liderazgos demócratas, ubicados a la izquierda del espectro estadounidense por sus ideas de vanguardia.
Son ataques, respuestas y asuntos que estarán en la lucha por la Casa Blanca. Pero queda claro que la manipulación de Trump está totalmente alejada de la realidad. Por el contrario, estos perfiles postulan algo potente al debate político de los EEUU: que la prosperidad y beneficios del proceso capitalista sean mejor compartidos por las clases medias y trabajadoras, al tiempo que garantizan mayor justicia e inclusión racial, empoderando a las minorías para salir de la pobreza. Se trata de liderazgos promotores de la justicia social y la igualdad de oportunidades en el sistema democrático y capitalista estadounidense. Que puede ser mejor. Ese es el punto. Puede, como es su deber, alcanzar a todos.