Oscar Medina (ALN).- Fabricado en Inglaterra, al Airlander 10 se le ha visto en pruebas desde 2016. Tiene potencial de carga y para transporte de personas, pero su uso inicial apunta ahora al turismo de lujo. El fabricante acaba de presentar su diseño de cabina. Es elegante, cómodo y funcional, y puede aterrizar en cualquier parte del mundo.
La del Airlander 10 es una promesa que está por cumplirse. Aunque por momentos ha parecido que no. Sus fabricantes siguen, pues saben que hay un mercado del lujo con suficientes ganas de aventuras, que busca experiencias realmente novedosas pero sin renunciar a la comodidad. Y todo eso representa esta aeronave.
No es un avión, no se trata de ir lo más rápido posible entre dos lugares. Es otra cosa. El Airlander 10 es, en esencia, un dirigible. Pero para definirlo mejor hay que apelar al concepto de “híbrido”. Porque sí, lo mantienen en el aire 38.000 metros cúbicos de helio; y los pasajeros van en una cabina que es una combinación de avión privado con embarcación marina de alto rango; despega y aterriza en vertical como un helicóptero y –si el caso lo requiere- puede trasladar grandes cargas sin requerir un aeropuerto tradicional. Y hasta tiene potencial para uso militar.El Airlander 10, impulsado por cuatro motores a diesel, puede alcanzar hasta 5.000 metros de altura y tiene una capacidad real para mantenerse hasta dos semanas en el aire
De momento, sin embargo, lo que se exalta es su potencial dentro del sector del turismo más exquisito: poder hacer rutas a lugares poco accesibles o fuera del alcance de las aerolíneas comerciales gracias a sus capacidades técnicas y operativas y –claro- al hecho mismo de que es también un hotel en el aire. Y con una vista panorámica única.
El Airlander 10 acaba de mostrar recientemente su diseño interior, obra de Design Q, una firma especializada en aeronaves y vehículos de lujo. Por ejemplo: “Los pasajeros del Airlander tendrán lujosas habitaciones con baño privado y podrán disfrutar de vistas de horizonte a horizonte en el amplio Infinity Lounge de la aeronave. El Altitude Bar ofrecerá bebidas con la mejor vista, mientras que 18 huéspedes podrán disfrutar de una excelente cena en el cielo”.
En la web de Design Q, su CEO Howard Guy señala: “Mi equipo explotó la oportunidad que presenta Airlander 10: teníamos un gran espacio para crear una experiencia que no hiciera concesiones. Es un lujo como nunca antes lo has conocido, con la posibilidad de ir a cualquier parte del mundo”. Y también se lee allí: “El nuevo diseño de la cabina aprovecha al máximo las características únicas del Airlander para crear un entorno diferente a todo lo disponible en la aviación hoy en día”.
Zepelín verde
La presentación del diseño de cabina del que es considerado el objeto volador más grande del planeta -92 metros de largo- se hizo en el Airshow de Farnborough (Inglaterra). “Airlander desafía a las personas a reconsiderar los cielos: esa es la fuerza impulsora detrás de todo lo que hacemos”, dijo Stephen McGlennan, CEO de Hybrid Air Vehicles Limited, la compañía fabricante. “Los viajes aéreos se han convertido en una gran prioridad para pasar de A a B lo más rápido posible. Lo que ofrecemos es una forma de hacer que el viaje sea una alegría”, añadió.El modo “crucero del aire” que está en desarrollo se plantea –en principio- organizar expediciones de tres días hasta para 19 pasajeros. Todavía no se habla de destinos, pero la insistencia sobre la versatilidad de la nave para posarse en cualquier superficie lisa permite pensar en un programa fuera de lo común.
El Airlander 10, impulsado por cuatro motores a diesel, puede alcanzar hasta 5.000 metros de altura y tiene una capacidad real para mantenerse hasta dos semanas en el aire, así que los viajes de tres días pueden asumirse como ensayos. No sólo hay que evaluar los aspectos técnicos y de servicio interno, también hay que considerar las reacciones de las personas que volarán en él mirando nubes a los lados y a la tierra allá abajo.
También le toca vencer un trágico recuerdo histórico: el del LZ 129 Hindenburg, el dirigible estrella alemán que el 6 de mayo de 1937 se incendió al llegar a Nueva Jersey. Ese accidente, de hecho, acabó con la industria de los viajes en dirigibles. El Hindenburg era un coloso: con capacidad para 50 pasajeros, atravesaba el Atlántico en menos de tres días durante los cuales los viajeros disfrutaban del máximo lujo posible.
Al Hindenburg lo elevaban 300.000 metros cúbicos de hidrógeno inflamable. Por eso ardió de la manera en que lo hizo. El Airlander utiliza helio, un gas no inflamable. Así, el fantasma queda espantado. Pero también debe superar un problema de imagen inicial.
“Los viajes aéreos se han convertido en una gran prioridad para pasar de A a B lo más rápido posible. Lo que ofrecemos es una forma de hacer que el viaje sea una alegría”
El primer vuelo de prueba, en agosto de 2016, fue un éxito. El segundo, ese mismo mes, no tanto. Tras completar tareas específicas 100 minutos en el aire, la nave perdió algo de estabilidad en el aterrizaje y su parte delantera golpeó el suelo. No hubo mayores daños ni heridos, pero la imagen del dirigible “mordiendo” el polvo no es la mejor publicidad.
El problema, aseguran en Hybrid Air Vehicles, fue superado y los ajustes hechos. Para eso son los vuelos de prueba. Aquí hay mucho en juego. La concepción original de este vehículo es del Servicio de Vigilancia del Ejército de Estados Unidos. Para desarrollarlo, la compañía recibió aportes del Gobierno británico (un préstamo de 4,8 millones de dólares) y otro de la Unión Europea (2,7 millones de dólares), además de recaudar 3,3 millones vía crowdfunding. La inversión, sin embargo, es mucho mayor: ya supera los 30 millones de dólares.Y hay metas ambiciosas. Hybrid fabricó el Airlander en Hangar 1, en Cardington (Inglaterra), donde en 1918 se hizo el primer dirigible. En 2016, cuando se empezó a hablar públicamente del proyecto, se estimaba que para el 2021 la compañía producirá 10 aeronaves al año. ¿Lo lograrán?
De cara el futuro, en todo caso, el Airlander tiene otros puntos a su favor que podrían mantener el interés vivo por largo tiempo: la capacidad de carga y el hecho de que es 70% menos contaminante que un avión.