Antonio José Chinchetru (ALN).- Salvador Valdés Mesa, el nuevo primer vicepresidente de Cuba, es un apparátchik de probada lealtad al Partido Comunista y a los hermanos Castro. Realizó gran parte de su carrera en la Central de Trabajadores de Cuba, un sindicato oficial que no ejerce ninguna de las funciones tradicionales del sindicalismo. Aunque sea la segunda autoridad del Estado, dada la primacía del PCC sobre este (recogida en la Constitución cubana) es el ‘número 3’ del régimen comunista tras Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel.
El nuevo primer vicepresidente de Cuba, Salvador Valdés Mesa, no es un novato en el gobierno del régimen comunista de La Habana. Tras el triunfo de Fidel Castro en 1959, Valdés se afilió a la Asociación de Jóvenes Rebeldes, que en 1962 se rebautizaría como Unión de Jóvenes Comunistas. Ha hecho gran parte de su carrera en la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
Fue escalando puestos hasta ser nombrado secretario general de la organización en 2006. Ocupó el puesto hasta 2013, cuando se integró en el Gobierno y el Buró Político del Comité Central del PCC. La CTC no es un sindicato equiparable a los existentes en los países democráticos. De hecho, la Constitución cubana no reconoce el derecho a sindicarse y la única vez que nombra a esta organización es para señalar que es uno de los órganos con capacidad de tener iniciativa legislativa.
A pesar de los bajos salarios en Cuba -el sueldo medio es de algo menos de 30 dólares mensuales según las poco confiables cifras oficiales-, la CTC nunca ha organizado movilización alguna reclamando mejoras en esta materia.
Carlos Payá: “Los sindicatos en Cuba, como cualquier otra organización, son prolongaciones del régimen”
Tampoco ha protagonizado ninguna protesta para que mejoren las condiciones laborales en el país o para tratar de impedir despidos. Ese tipo de actividades las realizan sindicatos independientes, muchos de cuyos miembros acaban en prisión o en el exilio.
Carlos Payá, veterano activista en España del Movimiento Cristiano Liberación cubano y hermano del fallecido líder opositor Oswaldo Payá, ha dicho a ALnavío: “Los sindicatos en Cuba, como cualquier otra organización, son prolongaciones del régimen. Se escuda en este tipo de organizaciones para aparentar que existe una sociedad civil que no es tal, hasta tal punto que los sindicatos forman parte de las comisiones electorales. Son terminales del régimen”. Calos Payá ha añadido: “Si los comunistas son crueles defendiendo su ideología, son aún más crueles defendiendo sus negocios”.
Probada lealtad a los Castro
Hasta llegar al nuevo puesto, Valdés Mesa ha tenido la carrera propia de un apparátchik de probada lealtad al partido y a la familia Castro. Con 72 años, no pertenece a la generación que tomó el poder el 1 de enero de 1959.
Desde 2013, Valdés Mesa era uno de los vicepresidentes del Consejo de Estado. Cuando accedió a ese puesto, el escritor y periodista independiente Orlando Freire Santana escribió en el boletín Cubanet: “A lo mejor piensa que, en lo adelante, sustituya al parlamentario mayor, Esteban Lazo, en la recepción de las cartas credenciales de los embajadores extranjeros, o en el recibimiento a los visitantes del África negra”.
Valdés y Lazo comparten una característica que es poco común entre la cúpula comunista cubana: el color oscuro de la piel. Y el pronóstico se cumplió. Valdés Mesa comenzó a recibir credenciales, recibir visitantes de gobiernos africanos. Incluso ha viajado por África. El año pasado, por ejemplo, realizó una gira que le llevó a Etiopía, Sudáfrica y Mozambique.
Valdés va a jugar a partir de ahora el papel de ‘número 3’ del régimen, tras Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel
El régimen comunista nunca ha dado demasiado espacio en la dirección a quienes no son de raza blanca. A los pocos hombres de color que han accedido al olimpo castrista se les ha otorgado siempre responsabilidades en las que interesaba aparentar una diversidad racial en la práctica inexistente en la política oficialista cubana. Durante décadas, la única excepción a la norma fue Juan Almeida, vicepresidente de 1959 a 2009 (año de su fallecimiento) y ‘número 3’ oficioso del régimen tras Fidel Castro y Raúl Castro.
El artículo 5 de la Constitución del país caribeño establece la primacía del Partido Comunista de Cuba (PCC) sobre la estructura del Estado. Dado que Raúl Castro va a conservar el cargo de primer secretario del PCC, esto implica que Valdés va a jugar a partir de ahora el papel de ‘número 3’ del régimen, tras el propio Castro y Miguel Díaz-Canel, el nuevo presidente.